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Historia de dos guardabosques que conviven con osos de anteojos

Foto referencial de AFP



Entre veredas del municipio de Junín en Cundinamarca, dos guardabosques custodian la zona donde viven osos de anteojos.

Para la mayoría de los que vivimos en las grandes ciudades, un oso de anteojos significa quizá una especie en peligro de extinción, pero para Azael, guardabosque desde hace cuatro años, significa alegría.

"Cada vez que salgo a hacer mis recorridos por los bosques, mi sueño es verlo. En estos años, solo he tenido contacto ocho veces y han sido los días más felices de mi vida porque ver a un oso de anteojos me produce alegría", narró.

Azael es precisamente uno de los encargados de custodiar la zona, donde hace unos días murió un oso de anteojos.

Otro de sus compañeros, Hermes Mendez, guardabosques también, dice sentirse frustrado cuando observa a uno de estos animales muerto por culpa de un ser humano.

"Siento desilusión porque pienso que como guardabosques no estoy haciendo nada; todo el trabajo hecho con la comunidad, educándola parece que no ha servido. Siento tristeza", señaló Hermes refiriéndose a la muerte del oso.

Los dos guardabosques coinciden en la admiración que sienten por estos animales. Los catalogan como "los mejores jardineros del mundo", de ahí la importancia de preservar una especie en vía de extinción fundamental para un ecosistema.

Cifras de autoridades estiman que en Colombia hay cerca de 700 osos de anteojos. Esta especie es única de países suramericanos que hoy está en peligro de desaparecer.