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Los niños de Capurganá que reciben clases debajo de un árbol

Foto: RCN Radio




Por: Carolay Morales

En una visita que hizo el vicepresidente Germán Vargas Lleras al corregimiento de Capurganá en Chocó para la inauguración de una pista de aterrizaje de aviones, encontramos que muy cerca de allí los niños estudian al aire libre, literalmente debajo de un árbol.

La escuela de Capurganá está en construcción desde noviembre de 2015, según los profesores. Mientras eso sucede, la alcaldía de Acandí (municipio que tiene jurisdiccióm en Capurganá) prometió un albergue, pero con el cambio de administración el albergue quedó "en veremos".

"Uno se siente incómodo por el calor. Todos ahí estamos arrumados. Casi no hay sillas, nos toca en el suelo", dijo una estudiante de 11 años.

Las sillas son escasas. Los estudiantes llegan temprano para "agarrar" una y no sentarse en el suelo las horas de clases.

El salón debajo de un árbol tiene varias particularidades: se dictan dos clases en un mismo espacio. Español y ciencias naturales se confunde con el ruido de unos 40 estudiantes, el calor, la humedad y a veces la lluvia.

Dentro del salón, o mejor afuera, hay un tablero roto que se turna entre las profesoras. En la tarde están los de bachillerato y en la mañana los de primaria.

[imagewp:193428] Foto: RCN Radio

Se estima que para mediados de 2016 estará lista la obra; sin embargo, para Denis Córdoba, profesora de Biología y Química "todavía le falta". En abril 30 deben desocupar completamente la escuela porque van a construir la cancha.

"Nos ha tocado estar así, que sí llueve o hace sol nos toca agruparnos con los niños, no dar clases", afirmó.

La profesora dice que "ha sido difícil dar clases volando", porque así sienten diariamente al llegar a clases.

Muy cerca de la clase de ciencias naturales, está la de español. Los niños debían entregar una tarea, porque están estudiando los géneros literarios.

"Yo hice una historia de una niña pobre que quería conocer el mar, pero sus papás no tenían", narró una niña de 12 años.

A pesar de las dificultades e incomodidades por estudiar al aire libre, los niños en Capurganá dicen ser afortunados, porque el mar que tienen a pocos metros, a veces ayuda a mitigar las carencias.