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Arsenal, de David Ospina, y el PSG clasificaron a octavos de la Champions

Foto tomada de AFP



El Arsenal remontó dos goles de desventaja en su visita al Ludogorets (2-3), con un tanto final para enmarcar del alemán Mesut Özil, que sirvió para firmar su pase a octavos de final tras cuatro jornadas disputadas.

La diferencia de calidad entre Arsenal y Ludogorets quedó demostrada en el Emirates con el contundente 6-0. Escoció en el equipo búlgaro que salió con ganas de dar una alegría a su afición ante un histórico y en quince minutos ganaban 2-0.

Pese al dominio inicial del Arsenal, dueño de la posesión, dos errores defensivos le costaron goles. El primero llegó en una falta lateral, cuando Jonathan Cafú marcaba libre de marca y a placer en carrera a un metro de Ospina. Era el minuto 12 y tan solo tres después un contragolpe liderado por Cafú lo cerraba con una gran asistencia a Keseru.

Sacó el carácter ganador el Arsenal, liderado en ataque por Ozil, para plasmar finalmente su dominio abrumador en el marcador. El 'mago' alemán regaló el primer tanto tras una acción por banda izquierda que concluyó con pase atrás a Xhaka, que desde el punto de penalti devolvía el pulso a su equipo con el remate de zurda.

La paciencia marcaba el juego del Arsenal ante un rival que se fue encerrando y busco generar daño con la velocidad al contragolpe. Alexis buscaba el empate pero no encontraba portería y el acierto en el remate lo ponía Giroud para igualar el encuentro a tres minutos del descanso tras centro desde el costado derecho de Ramsey.

No cambiaría el panorama en la segunda mitad, con el Arsenal convencido de lograr el triunfo, aunque se llevó algún buen susto que hizo brillar a Ospina ante Wenderson. Tuvo dos consecutivas, la primera la resolvió con un disparo cruzado raso y el segundo en un mano a mano que detuvo el meta colombiano tras la pasividad de la defensa londinense.

La ambición tuvo premio para el Arsenal a dos minutos del final cuando el Ludogorets pecó de inocencia al buscar el triunfo en una acción, que le hizo descuidar su defensa y los espacios los aprovechó Ozil para crear una obra de arte de un balón largo. Picó el balón a la salida de Borjan y sentó en el césped a dos defensas con recortes antes de marcar a puerta vacía.

PSG selló su clasificación a siguiente ronda

Una volea sublime a última hora del lateral belga Meunier sacó al Paris Saint-Germain del fenomenal lío en el que se había metido por su parsimonia y su falta de contundencia en el duelo frente al Basilea (1-2).

El PSG de Unai Emery todavía no enamora a nadie, pero el técnico vasco, a la espera de que las piezas del equipo acaben de mezclar, puede exhibir unos resultados que le permiten no descolgarse en ninguna competición.

Tras su victoria del martes en Basilea, ante un equipo voluntarioso pero con poca calidad, el PSG ya se ha clasificado para la siguiente fase en el grupo A y deberá jugarse, como estaba previsto en cualquier quiniela, la primera plaza con el Arsenal.

Pero el triunfo tuvo que esperar hasta el minuto 90, cuando Meunier, que además había sido el mejor del partido, coronó su actuación con una volea de empeine que entró por la escuadra de Vacik, al recibir un pase de Rabiot.

El belga, llegado a París este verano tras destacar en la Eurocopa con su selección, consiguió así resolver el embrollo en el que se hallaba metido el PSG, que no mató el partido cuando debió y luego sufrió hasta el último segundo.

Si algo se le critica al equipo galo es la falta de un media punta sobre el que gire el juego ofensivo. Se trajo a Ben Arfa en verano con esa esperanza, pero hasta ahora ha sido más un quebradero de cabeza que una solución para Emery.

Con Pastore relegado, su compatriota Di María asumió en Basilea la misión de filtrar el último pase, barriendo todo el frente de ataque, y para ello dispuso de más espacio del que podía imaginar.

El exmadridista comenzó muy activo, socorrido siempre por Meunier en la banda derecha, pero la primera buena oportunidad (y casi la única) fue para el argentino del Basilea Matías Delgado, que remató en el segundo palo un pase que ningún defensa logró despejar.

La ocasión hizo reaccionar al PSG. Cavani, que vivió la noche en fuera de juego, pudo adelantar a su equipo gracias a un fenomenal pase en profundidad de Verrati, pero tomó la opción más complicada, la de picar el balón intentando una vaselina, que se fue muy alta.

Curioso el caso del uruguayo: aún cuando se está hinchando a meter goles esta temporada, ya como referencia ofensiva del equipo tras la marcha de Ibrahimovic, sigue dando a veces la impresión de que le falta serenidad ante la portería, lo que le lleva a fallar ocasiones claras.

En cualquier caso, las oportunidades para el PSG se sucedieron una tras otra hasta que, justo antes del descanso, Matuidi desvió con el tacón un remate defectuoso de, quién si no, Meunier, a la salida de un córner.

Con sopor deambulaba la segunda parte -que amaneció con Krychowiak como central de circunstancias por la lesión de Thiago Silva, noqueado por Areola en una salida- cuando sucedió lo inesperado.

Un balón desde la derecha del suizo Zuffi, que no se sabe si fue un centro o un disparo o las dos cosas a la vez, se coló en la portería parisina por encima de un adelantado Areola.

Ahí las prisas llegaron al PSG, que recurrió a Rabiot y el español Jesé Rodríguez para tratar de remediar un resultado que les quitaba muchas posibilidades de ser primeros de grupo.

Janko pudo meter el segundo para los suizos, al rematar solo pero forzado una jugada a balón parado. Sinsabores del fútbol: prácticamente en la jugada siguiente Meunier hizo el gol de su vida y devolvió la calma a un equipo un tanto atribulado.

Tomado de EFE