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Colombianos en la periferia del fútbol

James Rodríguez, Falcao García y Juan Guillermo Cuadrado son hoy por hoy los referentes más importantes que tiene Colombia en la élite del fútbol internacional, campeones en España, Francia e Italia. Pero no son los únicos colombianos, ni mucho menos, haciendo carrera en el extranjero.

Foto Colprensa



Por Daniel Canal Franco

James Rodríguez, Falcao García y Juan Guillermo Cuadrado son hoy por hoy los referentes más importantes que tiene Colombia en la élite del fútbol internacional, campeones en España, Francia e Italia. Pero no son los únicos colombianos, ni mucho menos, haciendo carrera en el extranjero.


Hay otros nombres, puede que no tan conocidos (hasta las abuelas saben quién es James, pero pocos futboleros, y futboleros de verdad, conocen a Mike Campaz y Óscar Guerrero, por ejemplo), que están haciendo historia en países tan desconocidos como sus ligas de fútbol. Ellos han dejado en alto el nombre de Colombia en la periferia del fútbol mundial.


Según un informe del Observatorio de Fútbol del CIES (International Centre for Sports Studies), para mayo de 2017 había 284 futbolistas colombianos jugando en el exterior; hasta en los rincones más insospechados del mundo.


Así como los hay en Brasil y Argentina, las ligas fuertes del continente, donde juegan Yerry Mina y Teófilo Gutiérrez, ambos referentes de la Selección, los hay en Indonesia (Juan Pablo Pino, la promesa juvenil de 2007), Myanmar (Robinson Fonseca, el goleador de las ligas exóticas) o Chipre (Roger Cañas y Óscar Guerrero, dos auténticos trotamundos). Además de las grandes estrellas que se encuentran en China: Giovanni Moreno, Jackson Martínez, Roger Martínez y Freddy Guarín.



El sueño de Guerrero


Óscar Guerrero es uno de estos jugadores, bogotano, aventurero como él dice, que decidió probar suerte.


“Ahora cuando lo recuerdo me parece muy curioso cómo se dio. Recién había jugado un partido o dos con Deportivo Armenio (Argentina), y un día el presidente se reunió conmigo y me dijo que si me interesaría ir a jugar a Europa. Yo obviamente le dije que sí y me dijo que el primer paso sería ir a un equipo pequeño a nivel europeo y después ver de ahí qué podría pasar”, cuenta.


Aunque el sueño es saltar directamente al Real Madrid, es eso, un sueño; no pasa, o casi nunca pasa. Los primeros pasos están, muchas veces, en la periferia del fútbol. “Y así fue, de sorpresa. Me dijeron que iba a hacer una pretemporada con un equipo de Armenia en Dubái. Entonces hoy estaba preparándome para un partido en Argentina, y al día siguiente estaba volando de Buenos Aires a Dubái”, recuerda Guerrero.


Para Óscar Guerrero ahí empezó su camino, o la aventura, que lo llevó a Chipre, a ganar las ligas de El Salvador e Israel, y ser el primer futbolista colombiano en jugar en Malta.


Además, dice, su experiencia ha servido para abrirles puertas a compatriotas que, como él, quieren hacerse un camino lejos de casa.


“En ese momento fue algo emocionante y una anécdota más (refiriéndose a su experiencia en Malta), pero con los años sé que va a tener valor. Hoy en día ya sé que cuatro o cinco han ido a jugar allá”.


Y añade: “yo sé que los ojos están puestos en las grandes figuras, en los que representan a la Selección Colombia; pero también estamos ese tipo de jugadores que nos aventuramos a abrir un camino, que nos esforzamos por dejar una muy buena imagen para que se represente después en el hecho de que muchos más colombianos puedan ir”.



Los conquistadores de Asia


Otros dos casos de trotamundos triunfadores son los de Edison Fonseca y Roger Cañas.


Edison, después de jugar en Colombia, El Salvador y Chile, partió en 2010 para Asía donde jugó en Indonesia, Irán, Vietnam y Myanmar. En este último ganó la liga dos veces y en 2014 fue goleador.


Por otro lado, Roger pasó por Letonia, Rusia y Polonia antes de aterrizar en Kazajistán, donde fue parte fundamental de su equipo, el FC Astana, que en 2015 se convirtió en el primer conjunto kazajo en clasificar a la fase de grupos de la UEFA Champions League. Hoy en día Roger está a préstamo en Chipre.



Los jugadores de exportación


En los 93 países y 137 ligas que el Observatorio de Fútbol del CIES tuvo en cuenta en su estudio había por lo menos un extranjero inscrito, y el promedio de jugadores foráneos por equipo era de 5,7. El estudio reveló que hay 12.051 extranjeros en 2.120 equipos alrededor del mundo, de los cuales un puñado de 284 son colombianos.


Si bien hoy en día hay un interés por los futbolistas colombianos, relacionado con el buen desempeño de la Selección, el gran nivel de los referentes en Europa (James, Falcao y Cuadrado entre otros), y, según Óscar Guerrero, “la situación sociopolítica porque el tema de visados y permisos de trabajo antes era un poco más complicado para los colombianos”, el principal exportador de futbolistas en Sur América y el mundo sigue siendo Brasil.


Hay 1.202 futbolistas brasileños en el exterior, seguidos por Francia con 781 y Argentina con 753. Colombia ocupa la decimoprimera posición, una casilla por debajo de Uruguay. Para aterrizar estas cifras en un caso concreto, de los 18 equipos de la MJ League de Japón, 15 cuentan por lo menos con un brasilero inscrito para la temporada de 2017 (en la mayoría de equipos son dos y tres), mientras que colombianos solo hay uno: Víctor Ibarbo en el Sagan Tosu.


“El fútbol como yo lo he percibido a nivel mundial es pasión”, cuenta Óscar. “En cualquier lugar del mundo uno encuentra una persona muy aficionada al fútbol como lo puede ser un hincha en Colombia, en Malta, en Israel, en El Salvador, en Chipre… en todos los países se vive el fútbol de una forma muy intensa”.



Desde Tumaco a Guinea Ecuatorial


Esta pasión por el deporte es tan grande que ha llevado, incluso, a que colombianos sean convocados por la selección de Guinea Ecuatorial en la costa occidental de África buscando mejores resultados, como es el caso de Mike Campaz, oriundo de Tumaco. “Allá (Guinea Ecuatorial) la vida de ellos es el fútbol. Uno casi no ve eso por acá (Colombia), pero allá ve a los niños con balón, a los viejos con balón, juegan descalzos y la pasión de ellos es el fútbol”.


El capítulo de los colombianos en Guinea Ecuatorial empezó con Danny Quendambú y Rolan de la Cruz (quien se quedó a jugar con The Panthers, equipo guineano) que llegaron a la selección en 2011. Después de ellos han pasado 8 colombianos de los cuales Mike hace parte de la última camada. Él jugó 5 partidos en la Copa CEMAC (Comunidad Económica y Monetaria de África Central) de 2014 donde marcó un gol.


Pensando en ellos, inmediatamente surge la pregunta: ¿Por qué un futbolista colombiano termina jugando para Guinea Ecuatorial? “Yo creo, y estoy seguro, que pasa más por la posibilidad de no ser llamado por la selección de su país. Cuando yo fui allá había muchos brasileros, demasiados, habían ido como 4 o 5 argentinos y los habían devuelto. El entrenador que estaba en ese momento decía: yo quiero jugadores suramericanos tipo Colombia y Brasil”, dice Mike.


Así como los equipos en las ligas grandes y pequeñas buscan extranjeros para reforzarse, lo mismo ocurre a nivel de selecciones. Entre los casos recientes más recordados están el de Diego Costa, delantero brasilero que jugó el mundial de Brasil 2014 con España; y Mauro Camoranesi, el argentino campeón del mundo con Italia en 2006.


Antes de ser convocado Mike conocía muy poco de Guinea Ecuatorial, pues su relación con el país empezó gracias al fútbol. Como cuenta, cuando lo llamaron de la federación guineana habló con compañeros que jugaron allá e investigó por internet. La tecnología fue el primer contacto. En este sentido Oscar Guerrero está de acuerdo, para ambos los avances tecnológicos han sido fundamentales para llegar a lugares cada vez más lejanos.


“Cuando me hablaron de Guinea yo me metí por Youtube a mirar cómo era”, cuenta Mike.


Óscar Guerreo también tiene su explicación: “No se puede esconder que el fútbol es un negocio, y así como la globalización se ha dado en otros negocios se ha dado en fútbol. Hoy en día a través de las redes sociales y el internet se puede llegar al otro lado del mundo en cuestión de segundos”.



El negocio del fútbol


Y como el fútbol es un negocio, una profesión, el tema económico es, y siempre será, importante; no cabe duda. A muchos jugadores se los ha acusado de venderse por dinero sin pensar en lo deportivo. Entre los suramericanos están el brasileño Hulk (Shanghai SIPG, China), el uruguayo Diego Forlán (Mumbai City, India), por Bolivia, Marcelo Moreno Martins (Changchung Yatai, China) y el argentino Carlos Tévez (Shanghai Shenhua, China), que con un salario de 40 millones de dólares anuales es el jugador mejor pago del mundo.


“Te soy sincero, yo también lo hice por la parte económica, porque estaba en (Deportivo) Pasto donde nos debían 4 meses”, cuenta Mike. “Me hablaron que por un partido oficial son 4.500 euros, partido amistoso son 3.500. Además llegaba diciembre y yo soy prácticamente la cabeza de mi familia, nosotros somos 7 hermanos y mi mamá, y no podía llegar con las manos vacías”. Pero, como después añade, la plata no lo es todo: “en ese momento cuando está compitiendo se olvida de qué va a llegar a la cuenta, o cuánto le están pagando. Uno está haciendo lo que le gusta hacer y lo está haciendo bien”.


Cuando Mike llegó a Malabo, capital de Guinea Ecuatorial, lo esperaba una comitiva en el aeropuerto para llevarlo al hotel. En menos de cinco días hicieron los trámites pertinentes “y ya a lo que me nacionalicé me dijeron bienvenido a nuestro país, a nuestro equipo, eres un guineano más, y yo ah bueno muchas gracias por la bienvenida”.


Si bien Mike no sufrió ningún ataque en particular, la prensa sí se había vuelto muy dura con los “mercenarios” que llegaban de todo el mundo a defender por un sueldo los colores de su selección sin tener ninguna relación con el país. Pero así es el fútbol, una pasión, un sentimiento; pero también un oficio, un empleo. La forma de sustento.



No todos pueden ser grandes estrellas


Mientras que James y Falcao suben a un avión con la certeza de saber a dónde van y cómo serán sus nuevas condiciones de trabajo cuando cambian de equipo (van de Porto a Mónaco, Mónaco a Madrid, Madrid a Londres, y de Londres a Mánchester); para Mike Campaz y Óscar Guerrero, y muchos otros poco conocidos en Colombia, cada vuelo es un disparo al aire lleno de preguntas, incertidumbre, que al aterrizar deben ir despejando con paciencia.


“En ese tiempo estaba lo de la enfermedad del ébola y en eso era en lo que yo pensaba”, cuenta Mike recordando su viaje a Malabo, y que sus amigos y compañeros le preguntaban por qué se iba a ir si era peligroso. Y él les respondía: “eso qué ébola ni qué nada, eso no va a haber nada, y aparte ya estamos curados... Pero yo la verdad pensaba en cómo sería, cómo me irían a recibir, si de pronto me iban a dejar solo para ir del aeropuerto al hotel y todo eso”.


Estos trotamundos que han llegado hasta la periferia del fútbol, un camino arduo y pedregoso, son conscientes de que no todos pueden ser las grandes estrellas, el 10 del Real Madrid, la cara en las vallas publicitarias de Nike y Adidas; y a ellos el fútbol les planteó una ruta alternativa. Alguien, ¿y si no son ellos quién más lo va a hacer?, debe ir abriendo puertas.


“Independientemente de que en Colombia no sean tan reconocidos esos logros, sé que para los hinchas en los equipos donde jugué, donde pude conseguir títulos, son algo significativo y eso es algo con lo que uno se queda totalmente”, dice Óscar. “A mí me llena de orgullo”.