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La pesadilla de una colombiana en Dominica tras devastador huracán María

Huele a muerto, el agua, la comida y la gasolina empieza a escasear, los hombres salen con machetes por las calles para conseguir provisiones

Huracán María // Foto aFP





Huele a muerto, el agua, la comida y la gasolina empieza a escasear, los hombres salen con machetes por las calles para conseguir provisiones y Ana María Lozano se aferra a la esperanza de volver a Colombia.

El huracán María es considerado uno de los más fuertes del último siglo, tocó tierra el 18 de septiembre con vientos de 250 kilómetros por hora y Ana María sintió toda su devastación, la destrucción del 80% de la isla de Dominica.

Esta mujer fue reportada como desaparecida pero sobrevive y espera volver a su país. (Lea también: Aparece colombiana afectada en Dominica tras paso del huracán María)

Ella se resguardó en una zona turística cerca de la costa oriental pero llegó en las últimas horas a Roseau, la capital, una de las ciudades más afectadas por el paso del huracán, donde se viven escenas dantescas en las calles que empiezan a oler a la podredumbre de los muertos que se deshacen. (Lea también: Huracán María dejó 15 muertos en la isla Dominica)

Es frecuente que las personas que salen a la calle deban pelear por los pocos recursos que quedan disponibles, sobre todo la comida y la gasolina.

Ni siquiera en los campos hay comida, cuentan que el huracán se llevó buena parte de los frutos.

Poco se sabe en Colombia de la devastación provocada por el huracán en esta isla del mar caribe. Ana le ha dicho a sus amigos que durmió hasta ayer en las ruinas del hotel donde trabajaba.

Se sabe que Ana, como muchos, se agrupó en un piso del hotel con al menos cuatro personas con las que se ha unido para ser un poco más fuertes frente a la adversidad y al peor peligro en estos momentos: otras personas que buscan sobrevivir a costa de cualquier cosa.

Pero las noticias no son buenas, pronto deberán salir del hotel porque el techo se está cayendo, hay aún algo de comida, también cerveza y el agua que consumen proviene de un río.

Ellos duermen con armas a un costado y con un ojo abierto porque saben que en algunas zonas no hay comida y un hotel abandonado puede ser una fuente de alimento para la población desesperada.

Cuando el ambiente está tranquilo Ana puede moverse en su automóvil, pero la gasolina está escaseando, por lo que atesora el combustible, guardando la esperanza de que su país, Colombia, le dé un lugar de encuentro y vaya a recogerla. (Lea también: 188 colombianos afectados por huracanes Irma y María en Puerto Rico, arribaron al país)

Ana se comunica con un grupo de amigos a través de whatsapp cuando hay señal, pero pueden pasar muchas horas sin recibir los mensajes de voz, lo que les hace temer lo peor.

Les ha podido relatar cómo el caos se apodera del medio de transporte que intenta usar la mayoría de la población, el ferry, al que intentan acceder masiva y desesperadamente lo que lo hace una bomba de tiempo.

Algo de dinero del que le han enviado podría pagarle un lugar en el ferry, pero muchos quieren salir de la isla, el tiempo se agota antes de llegar a un punto insostenible.

Necesita llegar a Santa Lucía, lugar que todos consideran seguro, pero la otra opción es llegar al aeropuerto, pero ni siquiera la han dejado entrar allí.

Ana ve a diario la llegada y salida de aviones, pero solo se llevan estadounidenses e ingleses, los demás están, según relata, a su suerte.

La red de amigos de Ana María está trabajando desde Colombia, tratando de establecer contacto funcional con la Cancillería para que pueda hacer algo por ella, todos están a la espera de una respuesta.