Cargando contenido

Ahora en vivo

Seleccione la señal de su ciudad

Marcelo Rebelo de Sousa, un comentarista estrella en el palacio presidencial luso

Foto : AFP



Profesor de derecho peculiar y campeón predestinado de la derecha portuguesa, Marcelo Rebelo de Sousa ganó las elecciones presidenciales portuguesas de este domingo gracias a su popularidad labrada como estrella del comentario político.

Una de las personalidades más influyentes en cuarenta años de democracia en Portugal, este hombre de 67 años de edad, de mirada chispeante, alcanzó la presidencia después de dejar escapar la posibilidad de ser primer ministro a fines de los años 1990.

Personalidad "ambigua y contradictoria" que vivió "en el centro de la vida política portuguesa desde que nació", Rebelo de Sousa es "el mejor ejemplo del poder mediático en Portugal", resumía su biógrafo Vitor Matos.
Nacido en Lisboa el 12 de diciembre de 1948, debe su nombre de pila a Marcello Caetano, testigo en la boda de sus padres, que iba a suceder a Antonio Salazar antes del final del régimen dictatorial derribado en 1974. Su padre, médico, fue ministro y gobernador colonial con Caetano.

Escolar brillante, que soñaba desde niño con dirigir el país, Marcelo Rebelo de Sousa se autodefine como "individuo formado para ser una esperanza del régimen (dictatorial) que decidió otra cosa".

Cronista truculento

Estudiante en la facultad de derecho de Lisboa, se acerca a los medios más moderados del régimen, que reclaman más apertura, y se aleja de su mentor Marcello Caetano, eminente profesor de derecho.

Diplomado con una nota media de 19 sobre 20, este joven hiperactivo participa en 1973 en la creación del semanario Expresso, del que llega a ser uno de los cronistas más truculentos y mantiene relaciones crispadas con la censura.
Con la llegada de la democracia, participa en la fundación del Partido Socialdemócrata (PSD, centro-derecha) y es diputado de la Asamblea constituyente, sin abandonar en ningún momento su carrera académica.

A principios de los años ochenta, Rebelo de Sousa entra en el Gobierno como secretario de Estado y luego ministro de Asuntos Parlamentarios. Diez años más tarde, su primera gran campaña electoral, como candidato al Ayuntamiento de Lisboa, se salda con un fracaso.

Este electrón libre de la vida política portuguesa, criticado por su tendencia a la intriga y por su deslealtad, regresa al primer plano en 1996 para liderar el PSD, entonces en la oposición.

Bajo su dirección, el partido se abstiene varias veces en la votación de los Presupuestos del Estado, permitiendo así que el Gobierno socialista minoritario de la época cumpliera su mandato.

El pueblo lo ama

Este ferviente católico, divorciado y padre de dos hijos, logra una importante victoria cuando el "No" se impone en el primer referéndum sobre la legalización del aborto.

Sin embargo, unos meses antes de las elecciones legislativas de 1999, tira la toalla tras el fracaso de su proyecto de coalición de derechas.

Al año siguiente, el "profesor Marcelo" debuta como comentarista estrella, que destila con elocuencia sus frasecitas los domingos por la noche antes una audiencia creciente de telespectadores fieles.

"El pueblo de ama porque Marcelo es divertido", pero sus detractores denuncian la "ligereza irresponsable" con la que pasa del comentario político a la actualidad económica o deportiva, explica su biógrafo.
Único candidato de la derecha a la presidencial del domingo, hace la corte a los electores centristas presentándose como el representante de "la izquierda de la derecha" y repite hasta la saciedad que no será un "contrapoder" del nuevo Gobierno socialistas.

Acusado por sus adversarios de haber apoyado la política de austeridad aplicada por la derecha a partir de 2011, Rebelo de Sousa se distanció del ex primer ministro Pedro Passos Coelho, que al final le ha brindado su apoyo a regañadientes después de tildarlo un día de "veleta político".

Este domingo en las presidenciales obtenía el 52,99% de los votos (con el 95% de las circunscripciones escrutadas), superando ampliamente a sus rivales y evitando una segunda ronda electoral.