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Irlanda da el "si" al referéndum que permite el matrimonio igualitario

Irlanda se convirtió en el primer país del mundo en aprobar en un referéndum el matrimonio homosexual.

Con los votos del referéndum del viernes escrutados en 39 de las 43 circunscripciones, la ventaja de los votos a favor (62,3%) era ya insalvable para los votos en contra.

La noticia fue recibida con júbilo por los partidarios del sí, muchos de ellos concentrados en la explanada del castillo de Dublín, y rompe con el dominio hegemónico de la moral pública ejercido durante siglos por la Iglesia católica, que había pedido el voto en contra.

"Evidentemente, ha habido una impresionante victoria del sí", admitió David Quinn, director del Instituto Iona, un lobby católico, y uno de los líderes de la campaña del no.

El viernes, más de 3,2 millones de irlandeses estaban llamados a pronunciarse a favor o en contra de una enmienda constitucional que afirma que "el matrimonio puede ser contratado de conformidad con la ley por dos personas, sin distinción de sexo".

El referendo, 22 años después de la despenalización de la homosexualidad en Irlanda, dio lugar a apasionados debates en las últimas semanas.

Para Colm O'Gorman, de Amnistía Internacional, la victoria del sí constituye "un extraordinario mensaje de esperanza a la comunidad homosexual y transexual, víctima de la persecución en todo el mundo".

Por su parte, el arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, primado de Irlanda, dijo que en realidad "la revolución social no empezó hoy, lleva tiempo en marcha".

"Creo que la Iglesia católica tiene que poner los pies en la tierra y no negar esas realidades", agregó, preguntándose si "estamos ya irremediablemente alejados de los jóvenes".

"Estamos convirtiéndonos en una Iglesia para los acólitos y no en la Iglesia abierta de la que habla el papa Francisco", agregó Martin, que al mismo tiempo se mostró de acuerdo en que se respeten los derechos de los homosexuales "sin cambiar la definición de matrimonio".

A modo de símbolo se desplegaron pancartas con lemas como "Voten sí" e "Igualdad para todos" el viernes en Dublín, cerca de la casa en la que vivió el escritor Oscar Wilde, cuya homosexualidad le costó una pena de cárcel en la Gran Bretaña del siglo XIX.