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La cotidianidad del venezolano ante un bolívar devaluado

La inflación en Venezuela, según las últimas cifras oficiales publicadas en el mes de febrero, asciende a 68%, la más alta del mundo. Sin embargo, en la calle, la gente asegura que los productos y servicios han aumentado hasta en un 300%.

Y es que la devaluación del bolívar se ha acelerado como la espuma. Hace apenas 2 semanas, el dólar se cotizaba en el mercado negro en unos 280 bolívares. Hoy se ubica en 402 bolívares.

Esto afecta directamente los precios de la mayoría de los productos y, por supuesto, genera escasez.

En el centro de Caracas encontramos a Henry, motorizado de una empresa, quien se queja abiertamente de la situación:

"No hay comida, no hay pañales para los niños. ¿Cómo una madre puede comprar un paquete de pañales - que cuesta 90 bolívares - en 400 bolívares? ¿Cómo una leche que cuesta 70 bolívares la van a vender en 500? Eso no es justo".

Otra de las consultadas, Mariana, opina que lo que más ha desaparecido son las medicinas. También relata que los alimentos están por las nubes: "Yo gasto 14.000 bolívares sólo en comprar carne y pollo. Y eso equivale a 2 sueldos mínimos".

La señora Genoveva, de 65 años, no comprende exactamente por qué el aumento del dólar afecta los precios en bolívares: "Ahora tenemos que comprar como si tuviéramos dólares. Aquí no hay dólares. Aquí lo que hay es bolívares, hasta donde yo sé".

Ramón, joven mecánico de vehículos, tampoco le encuentra explicación: "El aumento de los precios tiene que ver con el aumento del dólar pero yo no tengo la menor idea de por qué pasa eso. Pero lo que sí sé es que cada vez que aumenta el dólar negro, aumenta todo".

Los economistas explican esta devaluación acelerada del bolívar señalando la falta de divisas disponibles para la importación, a causa del fuerte control de cambio que el gobierno venezolano ha impuesto desde el año 2003. A esto se le suma la falta de producción nacional. Venezuela importa al menos el 70% de lo que consume.

Si no hay dólares en el mercado oficial, los compradores, importadores o empresarios seguirán acudiendo al mercado negro para obtenerlos al precio que sea.
Un precio que siempre pagará el consumidor final.