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Miles de personas rinden honor en procesión a monseñor Romero en vísperas de su beatificación

Desafiando una fuerte lluvia y entonando cánticos, unas 4.000 personas entre salvadoreños y extranjeros, recorrieron este viernes en procesión calles de San Salvador para rendir tributo a monseñor Oscar Arnulfo Romero, el asesinado arzobispo que este sábado será beatificado.

Gritando a viva voz "se ve, se siente, Romero está presente" o "que viva monseñor Romero, el Santo de América", los peregrinos se concentraron en las afueras de la catedral de San Salvador, en cuya cripta reposan los restos del arzobispo.

Empapados por la lluvia o refugiados bajo paraguas, los peregrinos de comunidades eclesiales salvadoreñas y también ciudadanos de otros países devotos del próximo beato salvadoreño, se dirigieron a las cercanías de la Plaza Salvador del Mundo, en el sector oeste de San Salvador, donde tendrá lugar la ceremonia de beatificación.

Carmen Ayala, de 21 años, vistiendo una camiseta blanca con el rosto de Romero impreso, era una de las que encabezaba la procesión portando un cartel en que destacaba la leyenda "Latinoamérica y el mundo ya tiene un santo que amó a los pobres, monseñor Romero".

"Es indescriptible la alegría que, quizá, todos sentimos por su beatificación. Nunca conocimos a monseñor Romero en vida, pero nuestros padres nos han transmitido y nos han hecho conocer su legado, su obra y fue un hombre increíble y como jóvenes nos sentimos comprometidos con su legado", dijo Ayala.

Muchos de los participantes en la marcha, que se denominó "Procesión de la Luz", adornaron ramas de palma con trozos de papel multicolor y colocaron una fotografía de Romero al medio.

Jacinto Elías Dimas, un anciano de 71 años, de piel blanca y pelo cano, empapado de pies a cabeza por la lluvia, entonaba cánticos religiosos junto a su mujer, Guadalupe, que caminaba junto a él protegida por un pequeño paraguas.

"No importa que nos mojemos, no importa que caminemos, esto no es nada comparado con lo que monseñor Romero sufrió por gente como nosotros que somos pobres y por eso él será un santo", comentó Dimas.

Tras recorrer un par de kilómetros y luego de amainar la lluvia, muchos en la procesión encendieron pequeños farolitos como "símbolo de que monseñor Romero es la luz que brilla para todos los que le aman", explicó una hermana franciscana, sor Luz María Gutiérrez, que también peregrinó.

En la noche de este viernes, tras participar en la procesión, los peregrinos se disponían a participar de una misa al aire libre en una calle cercana a la Plaza Salvador del Mundo y que presidirá el cardenal hondureño Oscar Rodríguez y, posteriormente, en una vigilia que durará hasta la madrugada del sábado.