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Pekín intenta librarse del humo del tabaco con una nueva ley

La nueva ley que prohíbe fumar en los establecimientos públicos en Pekín entró hoy en vigor, después de que una norma de hace cuatro años tuviera una repercusión mínima en una capital, donde el alto consumo de tabaco agrava los efectos de la fuerte contaminación.

En una urbe donde el 23 por ciento de sus habitantes son fumadores (4,19 millones) según datos oficiales, los residentes comienzan hoy a poder disfrutar, al menos sobre el papel, de aire sin humo en lugares como aeropuertos, hoteles, restaurantes, bares o estaciones de tren.

Si bien este tipo de norma depende de los gobiernos provinciales, el Ejecutivo central "está impulsando con esfuerzo la posibilidad de que se vaya a introducir a nivel nacional", adelantó a Efe el Buró Municipal de Salud de la capital china.

A diferencia de las anteriores leyes antitabaco, frecuentemente ignoradas por los fumadores de Pekín, la nueva normativa acaba con las zonas hasta ahora autorizadas para fumadores en lugares como aeropuertos y restaurantes.

"Los intentos anteriores no han tenido éxito por una combinación de razones: una ejecución deficiente ha sido parte del problema, pero la ley anterior (2011) era débil y estaba llena de lagunas, lo que dificultaba su cumplimiento", explicó a Efe el representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en China, Bernhard Schwartländer, quien añadió que "la nueva ley es clara y fuerte".

Encender un cigarrillo en un espacio público podrá costar al infractor entre 8 y 33 dólares (7,5 y 30 euros), mientras que los propietarios del establecimiento deberán pagar multas de entre 327 y 1.640 dólares (300 y 1.500 euros).

La nueva ley llega con una amplia campaña de concienciación social y la amenaza de publicar en medios de comunicación los nombres de personas o entidades que infrinjan la ley repetidamente.

China es el mayor productor y consumidor de tabaco del planeta, con un tercio de la producción y el consumo mundial.

Según datos de la OMS, el país cuenta con 300 millones de fumadores y un millón de personas mueren al año por enfermedades derivadas de esta adicción.

No obstante, muchos residentes en Pekín entrevistados por Efe son escépticos y coinciden en que los fumadores, igual que en ocasiones anteriores, no cumplirán la normativa.

"No importa que el gobierno endurezca la normativa antitabaco, hay demasiados fumadores en Pekín y no hay suficientes funcionarios que puedan controlar lo que ocurre en cada esquina", señaló a Efe Xue Qian, un ingeniero de 30 años.

Jin Tianheng, un estudiante de 23 años, fue algo más optimista: "Si respetan la ley será por las multas. Si alguien quiere dejar de fumar será porque así lo desea y no porque una ley reduzca los privilegios de los fumadores".

La entrada en vigor de la ley llega poco después de que el Gobierno chino subiera los impuestos del tabaco, de un 5 % a un 11 % del precio de venta.

"El aumento de los impuestos del tabaco y su precio es la manera más eficaz de reducir el consumo de tabaco a corto plazo", subrayó el representante de la OMS.

Por su parte, el propietario de una empresa que vende maquinaria a las fábricas de tabaco y que solo se identificó por su apellido, Jin, explicó a Efe que "la industria del tabaco es una gran fuente de ingresos para China y el gobierno se tiene que asegurar de que las tasas sobre el tabaco son estables y no perjudican a la industria".

El tabaco genera entre un 7 y un 10 % del total de los ingresos estatales, según datos oficiales. Tan sólo el año pasado, el sector aportó 145.000 millones de dólares (aproximadamente 132.000 millones de euros) a las arcas del gobierno y los expertos prevén que la nueva subida de impuestos generará 14.314 millones de dólares (13.071 millones de euros) adicionales.

El dueño de un estanco de la capital china, que pidió el anonimato, explicó a Efe que tanto la nueva norma como la subida de impuestos han afectado negativamente a las ventas de cigarrillos en un 10 % en su negocio.

Los efectos de la nueva ley interesan mucho a los pequineses, ya que muchos de ellos buscan espacios interiores con aire limpio para huir de la fuerte contaminación que sufre la ciudad, igual que las demás grandes urbes chinas.

En este sentido, la OMS asegura que "el aire que se respira en un bar en el que se puede fumar es mucho peor que el aire en el exterior, incluso en el día más contaminado".