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Trump viaja al centro del conflicto entre israelíes y palestinos

Foto: AFP



El presidente estadounidense Donald Trump se desplazará a Jerusalén, ciudad santa para los cristianos, los judíos y los musulmanes, tras haber afirmado que la paz entre israelíes y palestinos es posible y que su gobierno logrará la solución al conflicto "más difícil" del mundo.

Trump estará en Jerusalén el lunes y el martes se desplazará a los territorios palestinos ocupados, después de que el domingo, en un discurso en Riad, ante los representantes de unos 50 países musulmanes, los exhortara a que lucharan con determinación contra "el extremismo islamista". Después, viajará al Vaticano.

"Si estas tres creencias pueden aliarse y cooperar, entonces la paz en el mundo es posible, incluyendo la paz entre israelíes y palestinos", dijo Trump el domingo en Riad.

En Jerusalén, Trump tiene previsto visitar en la tarde el Santo Sepulcro, el lugar más sagrado para los cristianos. Después recorrerá por las calles de la Ciudad Vieja los cientos de metros que separan este lugar del Muro de los Lamentos, el lugar santo donde rezan los judíos.

El muro, está situado junto a la explanada de las mezquitas, que es el tercer lugar más importante para el islam.

Trump se paseará así en el complejo laberinto del conflicto entre israelíes y palestinos, con la proclamada ambición de terminar con el conflicto más viejo del mundo.

Jerusalén, con toda su importante religiosa, política y simbólica es el corazón del conflicto. Tanto el Santo Sepulcro, como el Muro de los Lamentos y la Explanada de las Mezquitas están en el Este de la ciudad, en la parte palestina, que Israel conquistó en 1967 y anexó en 1980.

Para Israel, es su capital "indivisible", aunque los palestinos aspiran a convertir la parte Este en la capital del Estado al que aspiran desde hace décadas.

En su campaña electoral prometió transferir la embajada de Estados Unidos en Israel a Jerusalén rompiendo con décadas de diplomacia estadounidense, y alarmando a los palestinos y al mundo árabe. Ahora ya no parece tener tanta prisa en hacerlo.

Trump será el primer presidente estadounidense en desplazarse el Muro de los Lamentos. Hasta el momento Washington se negó a que el presidente estadounidense sea escoltado por un dirigente israelí durante su visita, lo que podría ser interpretado como un reconocimiento de la soberanía israelí en el lugar.

Restaurar la confianza 

Esta es una de las varias interrogantes que plantea la visita.

Hasta el momento Trump se jacta de su éxito como hombre de negociar para lograr resultados donde otros han fracasado.

El lunes se entrevistará con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el martes con el presidente palestino Mahmud Abas en Belén, en Cisjordania ocupada.

Netanyahu y Abas no han sostenido ninguna reunión directa sustancial desde 2010. Las últimas negociaciones entre israelíes y palestinos, bajo égida de Estados Unidos, se hundieron en abril de 2014. Desde entonces la paz parece una posibilidad cada vez más lejana.

La llegada de Trump hace presagiar un nuevo intento, aunque sus intenciones parecen poco claras tanto para los israelíes como para los palestinos.

Una vez investido, Trump comenzó a sembrar las dudas y a alarmar a los palestinos al tomar distancia con la solución de los dos Estados, es decir la creación de un Estado palestino independiente, que es la fórmula de referencia para la comunidad internacional.

Pero tampoco ha dejado tranquila a la derecha israelí, que soñaba con una colonización sin freno y ha exhortado a Israel a frenar el proceso en los territorios ocupados.

Su administración advirtió que no hay que esperar una vasto despliegue diplomático en la visita.

El presidente estadounidense busca primero "facilitar" la reanudación de los esfuerzos de paz y a obtener de ambos lados un compromiso y la adopción de medidas de confianza, aseguran sus colaboradores.

Al final de cuentas, hacer la paz "no puede ser tan difícil para la gente que cree en esto desde hace años", dijo al recibir a Abas en la Casa Blanca en mayo.

Sin embargo, el escepticismo es mayor dada las presiones que recibe Netanyahu de la derecha, la avanzada edad de líder palestino y las complejas divisiones internas de su bando, sumadas a la tempestad política que espera a Trump en Washington.

Por: AFP