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Actores del Lago de Tota reconocen que contaminan pero reclaman presencia del Estado

De los problemas del Lago de Tota, se habla y escribe bastante, y términos generales se determina una suma de temas como: las aguas residuales sin tratar, malas prácticas del cultivo de cebolla, contaminación desde las jaulas de trucha, basuras, daños en páramos y actividad hotelera, entre otras.

Vista parcial del Lago de Tota. Foto: William Rodolfo Torres-RCN Radio.

De los problemas del Lago de Tota se habla y escribe bastante, y en términos generales se determina una suma de temas como: las aguas residuales sin tratar, malas prácticas del cultivo de cebolla, contaminación desde las jaulas de trucha, basuras, daños en páramos y actividad hotelera, entre otras.

El clamor de Cristóbal Alarcón, un campesino de la vereda Daitó en Aquitania, parece confirmar el evidente problema, “Yo quiero hacer un llamado, para que se investigue, porque al lago de Tota lo están destruyendo, le sacan el agua y lo están contaminando”.

RCN Radio recorrió la zona para saber qué opinan los actores de cuenca, cuando se pregunta: ¿Por qué sucede esta afectación al humedal?, y para develar lo que sucede detrás del telón, aquello de lo que poco se habla o escribe.

Néstor Suárez, cultivador de cebolla, manifestó que efectivamente, los cultivadores utilizan fertilizantes y productos como la gallinaza, que de alguna manera generan afectación a las aguas y al lago como tal. Sin embargo, cuestionó que empresas como Coservicios literalmente le saca el agua al lago para comercializarla y es poca la inversión que se hace para la sostenibilidad del recurso hídrico. Y es que de este lago se surten cerca de 300 mil habitantes de municipios aledaños cuyo suministro es realizado por empresa citada.

En un espeso verde del cultivo y con un fétido olor a gallinaza abordamos en plena actividad a Pedro Pérez, quien no vacila en asegurar que, “Al Lago de Tota le echan mucho chiquero y veneno y los responsables son los mismos habitantes de Aquitania y de la zona”.

Entre tanto, los piscicultores también son conscientes de su actuar contaminante, como lo ratificó Ángel Munar, quien aseveró que efectivamente la actividad piscícola le genera proliferación de fosforo e hidrogeno al lago y esto produce gran afectación puesto que propicia la abundancia de elodea. No obstante, el gremio piscicultor viene implementando tecnologías que minimizan la producción de estos elementos.

Por su parte Aníbal Bernal, uno de los hoteleros del lugar, considera que el problema lo generan todos los autores de la cuenca: cebolleros, piscicultores, operadores turísticos y comunidad en general; pero a su vez asegura que lo que motiva la presencia del turismo al lugar, es la contemplación de lo que considera como una maravilla natural, mas no por otra razón. De ahí la importancia de su protección y de buscar alternativas de salvación.

Si bien es cierto, la gran mayoría de los actores han manifestado intención de contribuir en la mitigación de los impactos generados, reclaman también capacitación que les pueda facilitar la comprensión y la adopción de estrategias encaminadas a disminuir su impacto utilizando prácticas de cultivo limpias y presencia del Estado, junto con la pulcritud en la inversión de recursos.

Pese a todas estas vicisitudes, y de esta problemática aún por resolver, los habitantes de la cuenca son conscientes de la importancia  que esta riqueza natural representa para su subsistencia y para la vida como tal; y así lo aseguró Nelsy Sánchez, quien precisó que la importancia del lago radica en la identidad cultural que los representa, pero si el lago llegara a morir, no se podría obtener ningún producto para la subsistencia.

“Sin el Lago de Tota no podríamos cultivar, papa ni cebolla, ni tendríamos el agua para subsistir; mejor dicho, nos fregamos”, puntualizó la mujer.