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Los guardianes de la ciénaga del Totumo

Cada noche Roberto Cortina, un pescador del Lomita Arena, Santa Catalina, se despide de su mujer y se dirige a la ciénaga del Totumo, un cuerpo de agua entre los departamentos de Bolívar y Atlántico.



Cada noche, Roberto Cortina, un pescador de Lomita Arena, Santa Catalina, se despide de su mujer y se dirige a la ciénaga del Totumo, un cuerpo de agua entre los departamentos de Bolívar y Atlántico. Sabe que la faena será larga y regresará al día siguiente. No va en busca de peces, sino de pescadores ilegales, “hay una estrategia que tienen los pescadores que hacen la pesca ilícita, que hacen los trasmallo, las redes las echan por debajo de la batatilla”, dice.

Ellos son los encargados de cuidar ese cuerpo de agua de unas 2.876 hectáreas“como la pesca ilícita está en toda la ciénaga, nosotros tenemos que hacer ese recorrido. Nosotros estamos saliendo a las 9 de la noche y estamos regresando a las 4 de la madrugada haciendo los recorridos”, agrega Cortina.

Los guardianes se enfrentan con el más feroz de los animalesel mismo hombre, el que destruye el ecosistema y amenaza la reproducción del sábalo, róbalo, liza, lebranche, moncholo, mojarra y otros peces en la ciénaga.

Jesith Zulbarán, otro viejo pescador, sabe lo peligroso que eso puede ser, “hay unos que sacan machetes, hay otros que sacan palos. En esa manera uno tiene que tomar el control y dejar que ellos se les pase la rabia, para tener todo en paz. En un acto de rabia comenten errores”.

José Ortega, presidente de la asociación de pescadores de Lomita Arena, dice que es una tarea que debe hacerse con sigilo, “todo en reserva y avanzan con las mismas características, los compañeros venimos en las lanchas, estamos prestos a ver cualquier movimiento sospechoso, cualquier canoa que haya. La lancha se acerca a ese sitio”.

Los guardianes han prohibido el uso de trasmallo, una red que se coloca en el fondo del cuerpo de agua, y que amenaza las especies pequeñas poniendo en riesgo su reproducción“nosotros salimos en la noche a hacer el operativo para que estos elementos no lleguen a hacer daño a los peces que están naciendo y que van creciendo. Armamento que decomisamos, armamento que se quema”, explica Roberto Cortina.

Es una labor voluntaria. Los guardianes no reciben remuneración por proteger la ciénaga del Totumo y mantener la seguridad alimentaria de Lomita Arena. Ni Cardique, ni la Corporación Autónoma Regional del Atlántico han escuchado sus sugerencias sobre la importancia que tiene ese cuerpo de agua para los departamentos.

“Ustedes no ven a ninguna entidad competente por aquí. Todo es esfuerzo propio que hacemos nosotros, nadie nos está pagado por hacer los recorridos, ni el mantenimiento, ni el buen uso de la siembra de alevinos que hacemos aquí, la limpieza de la ciénaga”, añade Jesith Zulbarán.

Le pregunto a Roberto Cortina: ¿Por qué dedicarle cuerpo y alma a la ciénaga El Totumo? ¿Por qué hacer la labor de guardián nocturno, combatiendo la pesca ilícita y cualquier otra afectación que comprometa este cuerpo de agua? y me responde, que antes que nada, son pescadores de subsistencia.

Confiesan que han tenido problemas con la Policía porque los elementos decomisados no pueden ser destruidos, “el Ministerio de Agricultura nos envió un comunicado donde nos decía que no se podía incinerar porque deberían terminar en sus dueños. No era posible y no aceptamos eso”.

En su último recorrido encontraron y decomisaron más de un kilómetro de trasmallo. Esas redes jamas volverán al agua, los pescadores las incineran en frente de todos los pobladores del corregimiento para convencer a los aún incrédulos de que su trabajo real, aunque sea invisible.