Cargando contenido

Ahora en vivo

Seleccione la señal de su ciudad

Pandilleros de Santa Rosa de Cabal firmaron un pacto de paz

Foto Suministrada: Alcaldía de Santa Rosa de Cabal

Pandilleros de seis bandas juveniles de Santa Rosa de Cabal en Risaralda firmaron un pacto de paz y de no agresión, y anunciaron para los próximos días la entrega de sus armas.



Fueron alrededor de 60 representantes de las pandillas juveniles de los barrios La Trinidad, La Flora, La Horqueta, San Vicente, Laureles y La 27, los que se dieron cita en la Alcaldía de Santa Rosa de Cabal, en esta ocasión, no para enfrentarse a puño, cuchillo y bala, sino para estampar las firmas de un pacto de paz y de no agresión.

Según el Alcalde santarrosano, Henry Arias, con este acto de fe en estos jóvenes, se le pone fin a una década oscura de conflicto, muerte y delincuencia.

"Empezaron a conformarse combos en los barrios, siguieron creciendo los muchachos, y ya para el 2006 los enfrentamientos eran evidentes en las calles. Estos jóvenes tenían resquemores y venganzas entre ellos, era de casi todos los días losenfrentamientos con uno o dos muertos, muchachos 13 y 14 años, descuartizaban niñas, descuartizaban mucchachos", es lo que recuerda el Alcalde de Santa Rosa de Cabal en su historia reciente llena de conflicto.

Para Carlos, integrante de la Banda Los Laureles, son muchos años de confrontación entre las pandillas, cuyos jóvenes integrantes iniciaron de niños un camino de delincuencia, vicio y guerra territorial, batallas callejeras que hoy los tienen hastiados y ahora buscan la reconciliación con sus familias y la sociedad.

"La verdad ya estamos cansados del conflicto, venimos desde muy jóvenes metidos en esta guerra y queremos ya cambiar de vida y poder andar con nuestras familias y nuestros hijos sin temor", asegura el pandillero.

Sentimiento que también comparte Alexander, miembro de La Horqueta, quien a sus 26 años de edad, 11 de ellos en la pandilla, su vida no ha sido nada fácil y ejemplar.

"La verdad la vida no ha sido normal a la de la comunidad en si, me ha tocado pagar cana, en cárcel, me ha tocado estar en la marginalidad, y me ha tocado sobrevivir aorillado a lo que me toca por falta de empleo y ayuda", reitera Alexander.

Ahora los jóvenes pandilleros están emprendiendo un nuevo camino hacia la legalidad y la reinserción en la sociedad, quienes como Steven (nombre ficticio), un niño de tan sólo 18 años de edad recién cumplidos, varios de ellos en la cárcel, sueñan con un futuro más promisorio.

"Si Dios quiere voy para la Policía, ya estamos haciendo papeles, pa demostrale a muchos que de pasar, como muchos dicen, de delincuentes y gamines, a pasar a alguién que le sirva a la comunidad"

En ocho días se espera que todos los integrantes de las pandillas entreguen en un acto público las armas que por años los acompañaron en una demencial carrera de delincuencia, muerte y dolor, que hoy quieren olvidar y dejar atrás.