La fábrica de semillas en Bogotá

En la terraza de una casa en el occidente de Bogotá Isabel Guevara siembra a diario lo que podría calificarse como una revolución silenciosa y pacífica.

Ella califica su trabajo como sencillo y necesario, siembra toda clase de plantas usadas para alimento, y lleva las semillas a todo aquel que las requiera.

Su propósito inicial se desbordó, cuando inició simplemente pensaba que muchas variedades de papa que consumió en su niñez habían prácticamente desaparecido de los mercados, hoy sabe que las semillas están en la mira de grandes corporaciones.

Hoy tiene en su inventario olvidados maíces azules, morados, multicolores, decenas de variedades de fríjol.

La única condición para repartir sus semillas es que quien las reciba debe darle otras, para hacer el trabajo de fecundar de variedad de nuevo las tierras