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París, el epicentro del mundo para salvar el planeta

Foto: Juan Fernando Barona - RCN La Radio



El mundo se juega una de las últimas cartas para salvar el medio ambiente y tal vez por esta razón delegaciones de 195 países se reúnen a partir de hoy en la Cumbre de Cambio Climático que se celebra en París, Francia. (Lea también: Obama: China y EE.UU., conscientes de su “responsabilidad” en lucha contra el cambio climático)

De hecho, son 147 presidentes y jefes de estado los que participarán en este encuentro fundamental para el planeta.

Debido a los atentados registrados el pasado 13 de noviembre y sumado a esto la importancia de esta cumbre, las medidas de seguridad en París son extremas.

Cuando uno camina por las calles de París en algunas ocasiones es abordado por la Policía para una requisa, a las entradas de los centros comerciales hay que abrirse el saco y mostrar todos los elementos que uno lleva. (Lea también: Pekín amanece a niveles máximos de contaminación en plena cumbre de París)

En el metro, que por estos días es gratis para evitar que salgan más carros porque el 80% de las principales vías de la capital francesa, hay cientos de policías custodiando las estaciones.

El gobierno dispuso de más de 10 mil efectivos de la Policía para garantizar la seguridad de los asistentes a la cumbre y en general de todas las personas, al respecto habló la alcaldesa de París, Anne Hidalgo.

Francia, sumida en un clima de tensión palpable desde los atentados yihadistas que dejaron 130 muertos el 13 de noviembre -los hechos de violencia más graves registrados en su territorio desde la Segunda Guerra Mundial- optó por no ceder al terror y mantener la conferencia del clima COP21, destinada a responder a uno de los mayores retos del siglo XXI.

En ese contexto cargado de dramatismo, más de 150 jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos Barack Obama (Estados Unidos), Xi Jinping (China), Ángela Merkel (Alemania), Dilma Rousseff (Brasil) y Enrique Peña Nieto (México), reafirmarán en un mensaje de unidad su compromiso con el planeta y las futuras generaciones.

El evento estuvo precedido este fin de semana por movilizaciones en los cinco continentes, que reclamaron un acuerdo capaz de frenar el calentamiento global.

En París, donde rige el estado de emergencia, hubo manifestaciones que desafiaron la prohibición oficial y una de ellas desembocó en incidentes violentos con la policía, que detuvo a dos centenares de personas.

Un contexto más favorable

La COP21, que reúne a 195 países hasta el 11 de diciembre en Le Bourget, en el suburbio norte de París, buscará limitar a un máximo de 2 ºC el calentamiento del planeta con relación a la media de la era preindustrial en el siglo XIX.

Por encima de ese límite, la Tierra sufrirá consecuencias catastróficas que volverían inhabitable muchas regiones de un mundo superpoblado: ciclones, sequías, subida del nivel de los océanos, caída de rendimientos agrícolas, extinción de especies.

Según la ONU, los eventos extremos que comenzó a generar el cambio climático ya se cobraron en las últimas dos décadas 600.000 vidas, una media de 30.000 al año, y dejaron más de 4.100 millones de damnificados.

La cumbre del lunes busca dar un impulso político inicial a las negociaciones, que se iniciaron el domingo a nivel de expertos y se reanudarán a partir del martes, antes de la recta final ministerial de la última semana destinada a concretar el tan ansiado acuerdo global.

La toma de conciencia de la amenaza y un contexto político considerado más favorable que hace cinco años genera cierto optimismo sobre la posibilidad de evitar el fracaso de la conferencia de Copenhague en 2009.

Intereses divergentes

El canciller francés Laurent Fabius, que preside la COP21, manifestó un "cauto optimismo" horas antes de la inauguración oficial.

Fabius consideró alentador que 183 países sobre 195 hayan presentado sus INDCs, los compromisos nacionales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero responsables del cambio climático, aunque aún sean insuficientes para evitar superar el tope de 2 ºC.

Contrariamente a lo ocurrido en la capital danesa, China y Estados Unidos -los dos principales emisores de gases de efecto invernadero- pujan esta vez por un acuerdo.

En sentido contrario pesa la divergencia de intereses de países industrializados, economías emergentes y naciones más pobres, potencias petroleras o estados insulares del Pacífico amenazados de desaparición.

Otra dificultad es la naturaleza jurídica del acuerdo de París. Estados Unidos dijo que aceptaría "un acuerdo híbrido", cuyo carácter vinculante se aplicaría al seguimiento de lo prometido pero no a su realización concreta.

Finalmente, en el delicado tema de los daños padecidos por los países del Sur a causa del cambio climático, los norteamericanos se niegan a una compensación fundada en una responsabilidad histórica de los países ricos en materia de emisiones de carbono.

Por RCN La Radio y AFP