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Comisarios de familia en algunas regiones tienen limitaciones para atender a las víctimas

Foto RCN Radio


Por Javier Jules

Aunque las comisarías de familia se crearon buscando resolver conflictos de manera pacífica y para atender a los afectados por la violencia especialmente intrafamiliar, solo algunas, en las grandes ciudades, cuentan con herramientas institucionales para asistir integralmente a las víctimas.


Llegar a la sala de espera de una comisaría de familia en Bogotá, es llegar a todas las que hay en las 36 sedes, dispuestas en la capital colombiana para atender las denuncias en una ciudad de 10 millones de habitantes.


Las sillas escasean, pues todas las ocupan quienes esperan una orientación, una asesoría, una palabra de aliento, algo que les brinde un motivo para terminar sus preocupaciones.


Adela Guzmán, comisaria de Familia de Teusaquillo, asegura que las denuncias por violencia especialmente hacia los menores, son una cifra creciente.


"En Bogotá tuvimos durante el año pasado más de 25 mil solicitudes de medidas de protección, podemos decir que todo el día y a toda hora se está denunciando vulneración de derechos, por violencia", dijo.


La mayoría de víctimas quieren el anonimato. Una vez llegan a la Comisaría se activan todos los protocolos y la ruta de atención.


"En el primer momento en que una persona acude a la Comisaría de Familia es atendida, en la gran mayoría de los casos, por un profesional en Sicología o en Trabajo Social, persona que está debidamente capacitada, para el manejo de la situación y el abordaje de una crisis", agrega.


Durante la entrevista se determina el nivel de riesgo para que la situación de vulneración se mantenga, se procede entonces en el menor tiempo posible a solicitar medidas de protección.


"Si hay indicios de que hay una violencia, inmediatamente dentro de este término de 4 horas se profieren medidas de protección a la víctima y que pueden ir desde una amonestación al posible agresor y en la mayoría de casos oficiar a las autoridades de Policía a efectos de que ellos den la protección necesaria si lo requiere", indica Guzmán.


Una Comisaría de Familia en Bogotá y en la mayoría de ciudades capitales, al menos las más grandes, cuenta con alrededor de 10 personas entre abogados, sicólogos y trabajadoras sociales, haciendo parte de un equipo listo para ofrecer la más apropiada atención a las víctimas. No es lo mismo que ocurre en todas las regiones del país.


"Hay municipios en donde encontramos al comisario solo, que no cuenta con ningún apoyo interinstitucional, inclusive comisarios de familia que tienen que atender, dos o tres municipios al tiempo y sin contar con ningún mecanismo", revela la comisaria.


En ocasiones el comisario o la comisaria no tiene ni siquiera una respuesta institucional adecuada y debe enfrentar limitaciones para la atención a los denunciantes.


"Infortunadamente para las familias que se encuentran en situación de crisis y de conflicto, especialmente para los niños y las niñas, estas circunstancias desfavorecen la protección de los derechos", afirma la funcionaria.


Adela Guzmán es la primera Comisaria de Familia nombrada en Colombia tras la creación de esta instancia en 1991. Aún ejerciendo esta labor, cree que para enfrentar los fenómenos de violencia que a diario aparecen en cualquier lugar del país, es necesario un trabajo adecuado para anticiparse a estos casos.


"Es algo que se está dando a todo momento y que el Estado no solamente tiene que tener una política pública represiva sino también preventiva, es lo que falta esencialmente, prevenir que se esté dando este tipo de vulneración de derechos para niños y niñas", puntualiza.


Aproximadamente 68 denuncias por violencia intrafamiliar, la mayoría contra niñas y niños, se recibieron diariamente durante el año pasado en Bogotá. En las comisarías además de atender a las víctimas ahora han iniciado un trabajo de orientación y prevención especialmente en los colegios, como primer contacto con las familias.