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El inspirador mensaje de Natalia Ponce en el One Young World

Ante miles de jóvenes participantes del One Young World Natalia Ponce de León dio el testimonio de su vida, la lucha y todo lo que superó.

Natalia Ponce / Foto Cámara de comercio de Bogotá


Ante miles de jóvenes participantes del One Young World, que se lleva a cabo en Bogotá, Natalia Ponce de León -víctima de ataque con ácido- dio el testimonio de su vida, la lucha y todo lo que superó para llegar a estar delante de ellos. (Lea aquí: Natalia Ponce advirtió que no hay ninguna condena por la ley contra ataques con ácido)


Durante su intervención, Ponce de León inspiró a los jóvenes asistentes a perdonar y superar los obstáculos que les presente la vida a través de la fe.


“Otro punto fundamental de mi recuperación fue la fe, pero no solo la fe en Dios, sino la fe en los médicos, en la justicia y sobre todo en mi misma. Creer es básico para poder avanzar”, aseguró la joven.


Ponce de León, como un ejemplo de superación, durante su intervención instó a los jóvenes a plantearse retos y sueños durante el proceso de su vida. (Lea también: Se produjo en Cali, la primera captura por ley Natalia Ponce de León)


“Me planteé retos para cada día y me propuse cumplirlos. Poco a poco fui proponiéndome cosas más grandes”, explicó.


“Primero eran cosas simples, pero casi imposibles para mí, como pararme de la cama, ducharme, comer o vestirme sola. Poco a poco fui convirtiendo lo imposible en posible y hoy puedo decir que soñé en grande y me puse retos gigantes que en muy poco tiempo pude cumplir”, aseguró Ponce.


Y agregó “nada de esto que soy hoy hubiera sido posible sin el amor propio. Ese amor que hoy tanto le falta al mundo. Ese amor propio que hoy me ha hecho perdonar”.



Este es el discurso de Natalia Ponce


Hola a todos y a todas,

Quiero que por favor cierren los ojos un momento y piensen en el dolor más fuerte que han sentido en su vida. Puede ser un dolor físico o emocional, no importa.

¿Es difícil pensar en eso cierto? Bueno pues a mi me tocó soportar los dos al mismo tiempo, un dolor físico muy fuerte y ni hablar del emocional.

El 27 de marzo de 2014, fui atacada con ácido, una sustancia desconocida para muchos hasta ese momento, incluyéndome a mi, pues nunca antes en mi vida había oído de él.

Yo estaba en la casa de mi madre y me llamaron a la portería porque supuestamente un ex-novio me había dejado algo. Cuando salí, un hombre me lanzó un liquido que terminó quemando el 37% de mi cuerpo. Ese día empezó mi renacimiento.

Duré 2 meses internada en la unidad de quemados del Hospital Simón Bolívar, desafortunadamente, el único hospital especializado en quemados que tenemos en Colombia.

He pasado por 31 cirugías, tratamientos de todo tipo (los tradicionales y los nuevos que se han testeado en mi), miles de horas de terapia física y otras tantas de apoyo psicológico. Han sido 3 años y 6 meses de momentos muy dolorosos, no solo para mi, sino para mi familia y toda la gente que me rodea, pero aunque no lo crean, hoy soy una mujer feliz. Este episodio de mi vida me ha permitido cambiar muchas cosas, transformarme no solo física sino emocionalmente para volver a ser feliz.

Tengo una lista infinita de logros y momentos de felicidad. En abril del 2015 creé la Fundación Natalia Ponce de León, un proyecto que busca apoyar y asesorar a las víctimas y sus familias en todo el proceso legal, médico y psicológico. A través de la Fundación presentamos un proyecto de Ley que fue aprobado en enero del 2016: la ley Natalia Ponce de León.

Una ley que aumenta las penas hasta 40 años para quienes atenten contra la vida de alguien con ácido u otras sustancias químicas. Otro de mis grandes logros, fue el lanzamiento de mi libro, un proceso muy bonito que me ayudó a hacer catarsis y a liberarme de muchas cosas.

¿Ustedes se estarán preguntando cómo he logrado todo eso y más en tan solo 3 años y 6 meses?
Muchos pensaron que no iba a poder salir de ésta, pensaron que nunca iba a volver a pararme, pero se equivocaron.

Lo primero que me sacó de ese hueco, fue la fuerza mental. Ustedes no se alcanzan a imaginar el poder que tiene la cabeza y el efecto que tienen los pensamientos positivos en la recuperación de una persona. Hoy gracias a mi fuerza mental, y al amor incondicional de mi familia, amiga gis y el mundo, puedo estar aquí parada frente a todos ustedes contando mi historia.

La constancia es otro de los pilares de mi recuperación. Nunca dejé de hacer todo lo que los médicos decían que hiciera. Nunca postergué las terapias. Si me decían que me tenía que hacer 20 masajes al día, pues 20 me hacía, por más dolorosos o aburridores que fueran. Si tenía que usar las fajas y la máscara día y noche, pues lo hacía por más incomodo que fuera. Nunca paré, y no he parado, siempre he sido constante en todo.

Era difícil, doloroso y muchas veces anímicamente no me sentía capaz, simplemente no me quería levantar de la cama. Pero mi objetivo era claro, yo me quería recuperar. Así que me paraba y hacía todo lo que los médicos me recomendaban. Cada terapia, cada crema, cada hora de faja, de máscara… lo hice tal cual, al pie de la letra.

Otro punto fundamental de mi recuperación fue la fe, pero no solo la Fe en dios, sino la fe en los médicos, en la justicia y sobre todo en mi misma. Creer es básico para poder avanzar.

Creí en la justicia y gracias a mi fe, el hombre que me hizo esto está tras la rejas. Creí y hoy puedo decir que cambié una ley que sentará un precedente y hará pagar hasta 40 años de cárcel a las personas que se atrevan a hacerle esto alguien más.

Creí en el sistema de salud de mi país, que hoy cubre cada uno de los tratamientos que una víctima necesita.

Creí en los médicos y en las nuevas tecnologías, que son los que hoy me tienen aquí. Ellos cambiaron mi historia, pues pasé de no tener una cara ni una identidad a esta que tienen frente a ustedes, que me permite salir a la calle con la frente en alto y sentirme orgullosa de esta obra de arte que han logrado.

Y bueno… nada de esto que soy hoy hubiera sido posible sin el amor propio. Ese amor que hoy tanto le falta al mundo. Ese amor propio que hoy me ha hecho perdonar.

Yo describiría ese amor como la posibilidad de canalizar toda la energía positiva en uno mismo. Si uno no está bien con uno mismo, no puede estar bien con los demás, por eso hoy puedo decir que perdoné. Pero en el proceso de re-enamoramiento de uno mismo es importante no refugiarse en cosas externas, no irse a los extremos, pues eso se convierte simplemente en pañitos de agua tibia y distracciones.

Para poder recuperar ese amor propio hay que entender el dolor como un camino hacia la transformación, un momento fuerte, pero necesario para pasar a otro estado, a uno mejor.

Cuando se piensa en el dolor, no hay que pensar ¿en el por qué? Sino en el ¿para qué?. Cada uno de estos golpes dolorosos es un camino que hay que recorrer para mejorar, pero eso si, para poder llegar, hay que dejar ir, pasar la página y realmente perdonar.

Si vuelven a pensar en el dolor en el que pensaron al principio, se darán cuenta que muchos aún no lo han dejado pasar, no han avanzado y siguen atascados ahí. Es muy común querer postergar, aplazar y esperar para avanzar. Solo les digo, cojan el toro por los cuerno y enfrenten ese dolor. Si yo no lo hubiera hecho así, probablemente seguiría postrada en una cama, encerrada y deprimida. Pero yo solo tenía dos opciones, o quedarme ahí y dejarme morir de tristeza o pararme y convertirme en una vitoriosa.

Y Así fue, no lo quise aplazar. Me planteé retos para cada día y me propuse cumplirlos. Poco a poco fui proponiéndome cosas más grandes. Primero eran cosas simples, pero casi imposibles para mi, como pararme de la cama, ducharme, comer o vestirme sola. Poco a poco fui convirtiendo lo imposible en posible y hoy puedo decir que soñé en grande y me puse retos gigantes que en muy poco tiempo pude cumplir. Hoy puedo decir que pude cambiar una ley!

Yo no tuve miedo de pensar en grande y bueno, hoy ya no tengo miedo de nada, me liberé por completo.

Hoy cierro lo ojos y pienso en todo lo que ha pasado y siento que avancé, que logré pasar la página, que perdoné. Hoy entiendo la vida de otra manera y quisiera que ustedes entendieran como la entiendo yo. Por eso les digo, cojan ese dolor que tienen hoy ahí, cójanlo digiéranlo y déjenlo ir. No lo posterguen más, actúen e inclúyanlo dentro de sus retos, en la lista de las cosas por hacer. Pasen la hoja y simplemente déjenlo como una parte del camino que les permitirá estar en otro lugar, que les permitirá avanzar y mejorar.

De eso se trata la vida, de entender el dolor, aceptarlo y simplemente verlo como un medio para transformar… para mejorar.

Gracias