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Líderes religiosos de diferentes confesiones le pidieron al Presidente "persistir" en la paz

12 líderes de diferentes religiones del país exhortaron a las delegaciones del gobierno y las Farc para que no se levanten de la mesa de conversaciones.
En una carta que le enviaron al presidente Juan Manuel Santos, 12 líderes religiosos de diferentes confesiones le pidieron a que no renuncie en la búsqueda de la paz en Colombia.
En la carta los líderes religiosos exhortaron al gobierno y a las Farc para que no se levanten de la mesa de conversaciones hasta que se llegue a un acuerdo definitivo.
"Saludamos que el Gobierno Colombiano y las Farc hayan decidido avanzar en un proceso de conversaciones que lleven a la construcción de acuerdos para la terminación del conflicto armado, dirigiendo al país así? al postacuerdo y exhortamos a las partes a que no se levanten de la mesa, a que persistan hasta lograr los acuerdos", dice la carta.
Además, recordaron el valor de perdonar y la destrucción que pueden dejar las armas.
"Sentimos ahora la urgencia de recuperar y posicionar la cultura ciudadana del perdón como vacuna y remedio poderoso contra ese perverso y eterno retorno de las venganza", dice la misiva.
Por otro lado, le hacen un llamado a otros grupos ilegales para que dejen las armas, así como piden que se liberen a todos los secuestrados y menores de edad que tienen en sus filas.
Finalmente, aseguraron que estarán orando para que Colombia llegue a la paz, al mismo tiempo que ofrecieron sus servicios para la construcción de un fin del conflicto.
Esta es la carta:

LAS ARMAS SON EL FRACASO DE LA PALABRA
En el marco del proyecto Cree en la Reconciliacio?n de Reconciliacio?n Colombia, diferentes li?deres de confesiones religiosas y espirituales nos hemos dado a la tarea de reflexionar sobre la responsabilidad que tenemos en la terminacio?n del conflicto armado, la construccio?n de paz y la reconciliacio?n.
En esta oportunidad, queremos dirigirnos a los hombres y mujeres, hijos e hijas de este pai?s que portan armas. Las armas se han hecho para matar. La historia de la humanidad ha sido la historia de las guerras y de la evolucio?n tecnolo?gica de los armamentos. Desde el garrote hasta las ojivas nucleares. Lo que no cambia es el resultado: la muerte, la destruccio?n y sobre todo la rabia, el rencor y un eterno retorno de la venganza de los sobrevivientes.

¿Co?mo frenar este reciclaje perverso de la retaliacio?n?
En este pai?s se justifican y legitiman las armas por la defensa de la vida, de la propiedad y de la acumulacio?n de la riqueza, por reclamar la distribucio?n ma?s justa de los bienes de la tierra y la garanti?a de condiciones dignas de existencia para todos. A lo largo de la historia, las sociedades ma?s igualitarias han sido y son tambie?n las menos violentas.
De aqui? que la equidad se constituye en un imperativo moral y e?tico que permite a los humanos reconocerse como semejantes, como pro?jimos, como hermanos. Esta suprema dignidad de humanidad implica y exige el respeto a la vida como lo ma?s sagrado de todo.
Por eso, las confesiones religiosas fundamentamos nuestras creencias en la exigencia catego?rica del respeto a la dignidad humana y a la sacralidad de la vida. Insistimos y persistimos en afirmar que el ser humano es un fin en si? mismo y no un medio o un instrumento para algo o para alguien. Esto se olvida con demasiada frecuencia por parte de los poli?ticos, los empresarios, los militares y los grupos por fuera de la ley.
Por esto, queremos decirles que no justificamos ni legitimamos las armas. Con el uso de las armas se han transgredido los ma?s elementales principios de humanidad: matado en estado de indefensio?n, matado a civiles, violado a mujeres, reclutado y asesinado a nin?os, realizado ataques indiscriminados, dan?os a la naturaleza y cri?menes de guerra que han mancillado no solo la dignidad de la vida de los colombianos sino que han lacerado gravemente el tejido humano de este pai?s e impedido su progreso justo y equitativo.
Sin negar la urgencia de responder a los factores objetivos de la violencia (exclusio?n econo?mica, poli?tica, social) y a los factores juri?dicos (verdad, justicia, reparacio?n y garanti?as de no repeticio?n), ¿co?mo superar esta fa?brica constante de rabias, rencores y urgencias de venganza que perpetu?an la violencia y el empobrecimiento de los colombianos?

Reconociendo que en muchas ocasiones los li?deres de las Iglesias y de las varias confesiones religiosas hemos contribuido a la violencia en Colombia, sentimos ahora la urgencia de recuperar y posicionar la cultura ciudadana del perdo?n como vacuna y remedio poderoso contra ese perverso y eterno retorno de las venganzas. Sin perdo?n no hay futuro, anda gritando por el mundo el premio nobel de Paz Desmond Tutu. Sin perdo?n nos quedamos congelados y coagulados en la memoria vengativa del pasado. Perdo?n no es olvidar, ni negar la justicia, ni negar el dolor o abrazarse con el ofensor. El perdo?n es el ejercicio heroico de superar la retaliacio?n para asumir la bondad y la compasio?n. Es el salto evolucionario para superar el eterno retorno de la memoria del pasado y construir narrativas nuevas. El perdo?n no cambia tu pasado pero si? el futuro de los individuos y de los colectivos humanos. Se perdona en razo?n de la suprema dignidad del otro y del don sagrado de la vida.
Es a este ascenso civilizatorio al que invitamos a todos los grupos armados de Colombia en esta difi?cil coyuntura histo?rica en que estamos seriamente tentados a volver a las armas cuando habi?amos entendido -despue?s de ma?s de 60 an?os de guerra- que las armas son el fracaso de la palabra y la negacio?n del excelso valor de la bondad, de la generosidad y de la compasio?n.
Todos tendremos que pedirnos perdo?n unos a otros. Si ustedes piden perdo?n a su vez les van a pedir perdo?n y si todos perdonamos tendremos la oportunidad de rehacer nuestras vidas y construir un nuevo pai?s para ustedes y para sus hijos. Ellos no tienen por que? sufrir y perpetuar el perverso reciclaje de los odios y de las venganzas. De ahora en adelante deberemos competir no ya por quie?n causa ma?s muertes sino por quien genera ma?s vida. Iniciando por la liberacio?n de los secuestrados y de los menores de edad que hoy se encuentran en las filas.
Saludamos que el Gobierno Colombiano y las Farc hayan decidido avanzar en un proceso de conversaciones que lleven a la construccio?n de acuerdos para la terminacio?n del conflicto armado, dirigiendo al pai?s asi? al postacuerdo y exhortamos a las partes a que no se levanten de la mesa, a que persistan hasta lograr los acuerdos. En tal sentido, oraremos por una paz posible en Colombia y ofrecemos nuestros dones y talentos para la transformacio?n de nuestro pai?s.
Ni una vida ma?s -para la guerra, todas las vidas para la paz. Firma:
- Monsen?or Luis Augusto Castro y Padre Pedro Mercado, Presidente y Secretario Adjunto de la Conferencia Episcopal de Colombia
- Pastor Edgar Castan?o, Presidente del Consejo Evange?lico de Colombia - CEDECOL.
-Padre Francisco de Roux - Fundador del Programa de Desarrollo y paz del Magdalena Media y representante de la Comunidad Jesuita
- Imam Julian Zapata, Director del Centro Cultural Isla?mico.
- Gonzalo Murillo, Coordinador Nacional RedProdepaz.
- Padre Leonel Narva?ez, Presidente Fu?ndacio?n para la Reconciliacio?n.
- Oiga Lucia Sierra a nombre de Budismo Tibetano - Guelupa.
- Diego Marti?nez, Presidente Iglesias Cristianas Hermanos Menonitas de Colombia.
- Katherine Torres y Pastor Peter Stucky, Coordinadora Nacional y Director de Puentes para la paz.
- James Patton, Vicepresidente del Centro Internacional de Religio?n y Diplomacia (ICRD por sus siglas en ingle?s).
- Fanny Ochoa, Directora del Centro de Altos Estudios Isla?micos. - Toma?s Orjuela, Presidente Iglesia Menonita de Colombia.
- Monsen?or Francisco Duque, Obispo de la Iglesia Anglicana Episcopal de Colombia.
- Reverendo Dayro Aranzales en nombre de la Iglesia Presbiteriana de Colombia.
- Reverendo Luis Fernando Sanmiguel, Presidente de Teusaquillo Territorios de paz.
- Juana Ruiz a nombre de Mujeres Tejedoras de Mampuja?n.
- Andro?nico Urbay a nombre de Junta Mayor de Palabreros Wayuu.
- Monsen?or Hollman Lara, Presidente de la Comunidad Luterana de Colombia. - Archamindrita Padre Timoteo, en nombre de la Iglesia Ortodoxa de Colombia.
- Jenny Neme, Directora de Justapaz.
- Hermana Norma Ine?s Bernal a nombre de Gempaz.
- Ana Mercedes Pereira, Directora de la Red Ecume?nica Nacional de Mujeres por la paz.
- Pastor He?ctor Pardo, Presidente de la Confederacio?n Colombiana de libertad Religiosa, Conciencia y Culto (CONFERILEC).
- Hermana Fanny Cordo?n, Secretaria de la Comisio?n de Justicia, paz e integridad de la Conferencia de Religiosos de Colombia.