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Los adultos mayores en Colombia, víctimas de la violencia, el abandono y la indiferencia

RCN Radio investigó y habló con personas mayores, autoridades, expertos y encargados de ejercer control político en Bogotá y en el resto del país, sobre la situación de adultos que superan los 60 años y padecen algún tipo de maltrato, olvido o descuido por parte de su familia.



Dos casos apenas, el de doña Olimpa Pérez de 96 años, madre del Personero de Puerto Berrío (Antioquia), quien murió luego de una pelea familiar cuando su hijo no le permitió entrar a la casa, y el de la señora Ligia Elvira Suárez Flórez de 77 años, procedente de México, abandonada en el Aeropuerto El Dorado y enviada a un ancianato de la Secretaría de Integración Social, revelan la dramática realidad de millones de adultos mayores que son agredidos física y sicológicamente, violados y despojados de sus bienes por sus propios familiares que los considera un estorbo.

La Organización de las Naciones Unidas estableció el 15 de junio como el día Mundial de la Toma de Conciencia del Abuso y el Maltrato a la Vejez, considerando que entre 1995 y el 2025 la población mayor de 60 años se doblará, pasando de 542 millones a 1.200 millones.



RCN Radio investigó y habló con personas mayores, autoridades, expertos y encargados de ejercer control político en Bogotá y en el resto del país, sobre la situación de adultos que superan los 60 años y padecen algún tipo de maltrato, olvido o descuido por parte de su familia.

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Según el DANE la población mayor de Colombia es de 5.750.000.

La más reciente encuesta de Salud, Bienestar y Envejecimiento, SABE del año 2015, hecha por el Ministerio de Salud y Protección Social, indica que 700.000 de ellos son víctimas de violencia sicológica, 529.000 de negligencia, 195.000 sufren violencia física, 86.000 violencia financiera (explotación económica o control de recursos) y 19.578 violencia sexual.

Patricia Gómez, subdirectora para la vejez de la Secretaría de Integración Social de Bogotá dijo que estos datos son preocupantes, pero más aterrador aún, la violencia sexual contra los ancianos. “No es posible que estemos haciendo esto con personas que nos dieron la vida, abrigo, nos dieron techo y las obligamos a que nos cuiden los hijos, y lo peor es que cada vez crece ese número de violaciones”.



Otros datos de la encuesta Sabe indican que el 100 por ciento de las agresiones a los adultos mayores las hacen los familiares. "En 4 de cada 10 casos de violencia intrafamiliar, los responsables son los hijos de las personas mayores. En el estrato 1 se presentan más caos de violencia física y sexual mientras que en los estratos 5 y 6 es mayor la violencia financiera".

Alvaro Guacamé, tiene 61 años de edad, hace unos meses vive en el Hogar Geriátrico del Bosque Popular de la Secretaría de Integración Social en Bogotá a donde llegó porque sus hermanos lo sacaron de la casa y se fue a vivir en un cambuche a orillas del Río Bogotá.

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“Mi papá le dejó la pensión a mi mamá, pero mi hermana es la que la administra y también la casa, mis hermanos me desprecian y me han agredido. Yo no voy a pelear por unos ladrillos, pero me duele mucho que ellos me desprecien y me nieguen un plato de sopa”.

"Es un riesgo llegar a viejo en Colombia", así lo afirma un informe reciente de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Sabana que puntualiza que de los cerca de 5’750.000 adultos mayores que hay en todo el país, "solo 1’495.000 disfrutan de una pensión. ¿Y los demás qué?, ¿De qué viven?".



Añade que de los más 990.000 adultos mayores que hay en Bogotá, 400 son abandonados cada año en la capital, la mayoría de ellos dejados en hospitales.

Don Rubén Ovidio Sarmiento tiene 86 años, recuerda que en el ejército fue conductor por 3 meses del General Gustavo Rojas Pinilla, quien luego lo nombró alcalde militar en la población de Guataquí en Cundinamarca. Llegó al hogar geriátrico porque sus hijos lo dejaron en la calle y hoy está sólo y olvidado, hace 2 años intentó suicidarse.

"Mis hijos me vendieron el apartamento y un furgón que yo estaba pagando y debía 8 cuotas. Me fui a Girardot, llevaba las cenizas de mi esposa, compré una botella de aguardiante del Tolima y me metí debajo del puente, me iba a tirar al río, legalmente me iba a suicidar pero no fui capaz y me regresé a Bogotá".

Pero además de los maltratos, la mayor dolencia de los ancianos en Colombia es la indiferencia y la soledad, algunos viven en jaulas de oro y en casas lujosas, según Patricia Gómez, subdirectora para la vejez de la Secretaría de Integración Social de Bogotá, a muchos de ellos de estratos 5 y 6 sus hijos les pagan una pieza de varios millones en un centro geriátrico donde tiene una buena cama y comida, pero están solos "sin nadie que los saque a un parque o a dar una vuelta".

“Hay lo que llaman pobreza vergonzante, porque en casas lujosas y grandes, por ejemplo en Teusaquillo, viven ancianos que se están muriendo de hambre y han sido olvidados pos sus hijos”.

Muchos ancianos prefieren pasar sus últimos años en un hogar geriátrico, que padecer las humillaciones de sus familiares.

Elvira llegó hace un año al centro del Bosque Popular desde un pueblo del Tolima porque sus hermanas la humillaban y ‘le echaban en cara la comida’.

"Uno hace el oficio, y no le dan a uno ni siquiera un par de zapaticos porque nada es en balde, y no dejan de echarle vainas, yo prefiero estar aquí donde voy a morirme”.

En un reciente debate en el Concejo de Bogotá, el Concejal Edward Arias cuestionó la labor de los Hogares Geriátricos del Distrito y los centenares de ancianatos privados que se convirtieron en negocio para cuidar a los adultos mayores, en precarias condiciones y sin cumplir los estándares sanitarios y de infraestructura. No se sabe exactamente cuántos de estos hogares hay en la capital.

Según Arias, en los dos últimos años, de los 545 hogares geriátricos y gerontológicos vigilados y controlados por la Secretaría se ha aplicado medida sanitaria consistente en Clausura Temporal de trabajos a 354 (que corresponde al 65%) hogares y gerontológicos, manteniéndose a la fecha 182 (el 33,04%).

“Ante la falta de lugares para reubicarlos y para evitar que los abuelos queden en la calle, los hogares siguen funcionando en medio de precarias condiciones: alimentos y medicamentos vencidos, deficiente manipulación de alimentos, desaseo y falta de atención médica y de enfermería. También hay problemas de hacinamiento, conviven con animales y algunos adultos mayores en condición de discapacidad, habitan en terceros o segundos pisos sin rampas de acceso, ni ascensores”, preció el Concejal.

Subrayó que en torno a la vejez lo que hay es un verdadero negocio, "donde vemos que no existe ningún tipo de control por parte de la administración respectos a los costos que significan tener una atención de calidad".

Según la Personería de Bogotá, más de la mitad de los hogares geriátricos registrados no cumplen los requisitos para funcionar y deberían ser cerrados. No más en la localidad de los Mártires en el centro de Bogotá, se ordenó el cierre definitivo de 17 de ellos, pero la mayoría siguen funcionando.

El Personero Delegado de Bogotá, Juan Pablo Contreras, dijo a RCN Radio que se siguen haciendo los controles para mejorar la situación de los ancianos que son atendidos en estos lugares.