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Por los caminos de la última marcha de las Farc

Zona campamentaria Farc en la vereda La Fila, Icononzo (Tolima) / Foto RCN Radio




Por Carlos Brand


https://youtu.be/6v1t8hLUbws

A siete horas de Bogotá está la zona de agrupamiento de las Farc más cercana a la capital del país. Les contamos cómo le seguimos los pasos a la última marcha de esta guerrilla.


Desde la terminal de Salitre salen cada dos horas buses para Icononzo, pero le sale más barato y rápido tomar un bus a Melgar y de allí un colectivo hacia ese municipio tolimense.


Son casi cinco horas para llegar al casco urbano, contando con dos de ellas para salir de Bogotá entre trancones y pasajeros al borde de la Autopista Sur. Si toma un "directo" el bus se desvía desde el Boquerón hacia el oriente para atravesar Pandi y al final Icononzo.


"Usted se prepara psicológicamente para tardar cinco horas, en bus o en carro", dijo la mujer del asiento del lado.


Allá los pobladores siguen recibiendo a los visitantes con preguntas sobre el futuro del país.


Desde ese lugar algunos taxistas cobran en promedio 35 mil pesos por arriesgar sus carros durante 45 minutos más en una carretera que se degrada a Calle Real, luego a trocha y por momentos a fango, mientras cuentan lo que saben del campamento.


El recorrido se hace más familiar cuando se hace en las mañanas y los campesinos salen a saludar y a ver si de pronto le meten mano a arreglar la vía, ya que por fin el país está mirando hacia allá.


El taxi para en medio de la nada e indica que hay que meterse a un potrero y continuar a pie montaña arriba por unos 15 minutos más hasta el campamento del Mecanismo de Verificación.


Si le coge la noche mientras le aprueban la subida final se queda en un catre con patas de guadua y le prestan una insuficiente cobija para el frío. De vez en cuando se sube un perro a la cama y le calienta los pies.


Harán falta otra hora subiendo la montaña para llegar al verdadero campamento. Siete horas en total desde la terminal de Bogotá para encontrarse con guerrilleros que completaron su propio viaje, mucho más largo.


Cuentan que hubo tiempos en los que no se podía salir a la calle después de las 7:00 de la noche, pero hoy la gente recorre las veredas tranquila, pensando que tal vez de ahora en adelante Icononzo suene por sus cultivos de banano, bocadillo y de café y no por la violencia que, al parecer, ya terminó su camino.