Cargando contenido

Ahora en vivo

Seleccione la señal de su ciudad

Más de 15.000 víctimas de violencia sexual por el conflicto armado; impunidad supera el 90%

Según el Centro de Memoria Histórica (CNMH), el 91 por ciento de las víctimas son niñas, adolescentes y mujeres adultas.

Foto: Colprensa





Por: Cindy Ariza

Según el Centro de Memoria Histórica (CNMH), el 91 por ciento de las víctimas son niñas, adolescentes y mujeres adultas.

El Centro Nacional de Memoria Histórica revelará un informe con datos impactantes sobre el delito de violencia sexual cometido durante y con ocasión del conflicto armado colombiano. El informe denominado “La guerra inscrita en el cuerpo”, y al que tuvo acceso RCN Radio, señala que hasta el pasado 20 de septiembre se identificaron 15.076 víctimas de delitos contra la libertad e integridad sexual en el marco del conflicto.

Sin desconocer que los hombres también han sido víctimas del delito de violencia sexual (1.235 personas) el informe concluye que el 91,6 por ciento de las víctimas han sido niñas, adolescentes y mujeres adultas.

Además, el estudio también incluye una mirada diferencial y señala que 1.152 mujeres afrodescendientes, 152 indígenas, 4 mujeres palanqueras y dos raizales fueron víctimas de violencia sexual.

El Observatorio de Memoria y Conflicto (OMC) del Centro de Memoria Histórica pudo identificar que las regiones más afectadas por la violencia sexual en el conflicto han sido Antioquia, Magdalena, Nariño, Bolívar, Putumayo, el Cauca, Caquetá, Valle del Cauca, y Norte de Santander.

Perpetradores


En relación a los perpetradores, el Observatorio de Memoria y Conflicto registra que los paramilitares han sido responsables de 4.837 casos de violencia sexual (32,2 por ciento), mientras que las guerrillas han sido responsables de 4.722 casos (31,5 por ciento).

Los agentes del Estado han sido responsables de por lo menos 206 casos registrados y los Grupos Armados Posdesmovilización son responsables de 950 casos. No obstante, en 3.973 casos no se ha establecido el responsable.

Períodos de agudización del delito


Según el informe, la violencia sexual ha sido empleada de manera continua pero durante algunos intervalos de tiempo se evidenció su agudización.

“Entre los años 1997 y 2005 se registraron 8.242 casos de violencia sexual con ocasión del conflicto armado, es decir, un 53,6 por ciento de la totalidad de los casos registrados en la base de datos del OMC”, señala el estudio.

Este primer pico está relacionado con la expansión del paramilitarismo, la consolidación de su proyecto político y territorial y sus nexos con el narcotráfico.

Entre el 2000 y el 2005, el delito se exacerbó como consecuencia de la consolidación del proyecto paramilitar. “Entre los años 2000 y 2005, y en concordancia con la arremetida paramilitar, el despliegue de su proyecto armado y el fortalecimiento y recrudecimiento de las acciones de las guerrillas, se registra el 45,7 por ciento de los casos”, señala el informe.

Sin embargo, hubo un período reciente de agudización entre el 2011 y 2014 que concentró el 11.8 por ciento de los casos, “esto en concordancia con el repunte del accionar de los Grupos Armados Posdesmovilización y el reacomodo de las guerrillas, en particular de las Farc”.

Objetivos de la violencia sexual


El informe “La guerra inscrita en el cuerpo” señala que los grupos armados han utilizado la violencia sexual “de manera diferencial en términos espaciales y temporales, como una modalidad de violencia incrustada en las lógicas del conflicto armado”.

Es así, que fue posible identificar tres escenarios en los que los actores armados han cometido este delito: el escenario de disputa armada, el escenario de control territorial y el escenario intraflas.

En ese sentido, la violencia sexual ejercida por los grupos armados no son prácticas de poder ocasionales, sino que más bien “son estrategias prácticas —no necesariamente conscientes— que contribuyen a la derrota moral y psicológica de las poblaciones, a la reafirmación de las jerarquías de género y a la refrendación social del dominio territorial (…)”.

La violencia sexual se convirtió, entonces en una expresión de dominación para establecer geografías de poder, control de territorios, gobierno de las poblaciones y el disciplinamiento sobre los cuerpos.

“En el marco del conflicto armado la violencia sexual ha cumplido la función de expropiar el control de las personas sobre su propio cuerpo – espacio, en otras palabras, un ejercicio de “territorializar” a partir de una práctica de dominación. En ello radica la centralidad del mensaje de la violencia sexual: la posibilidad de ostentar el control absoluto y soberano (tanto ejercicio de poder físico como moral) sobre el cuerpo de las personas víctimas de violencia sexual y sus territorios”, señala el informe.

Aunque todos los actores armados han usado la violencia sexual, no todos lo han hecho de la misma forma. De acuerdo con el informe, “las guerrillas han ejercido violencia sexual de manera constante, en relativa baja intensidad. Los paramilitares, por su parte, ejercieron violencia sexual como una clara modalidad asociada a las estrategias para instaurar terror. El número de casos perpetrados por los Grupos Armados Posdesmovilización muestra una continuidad con relación al accionar de las estructuras paramilitares, posterior al desarme”.

Tipos de violencia


El informe del Centro de Memoria Histórica identificó varias modalidades de violencia sexual, y la más frecuente de ellas es la violación.

Sin embargo, se determinó que los grupos armados también han recurrido a la esclavitud sexual para vulnerar las libertades de sus víctimas. Se entiende la esclavitud sexual como “sometimiento prolongado de una persona a más de una experiencia de violación. Esta modalidad se presenta bien sea cuando se retiene a una persona durante más de un día con el fin de anular su voluntad y someterla a múltiples episodios violentos, o bien cuando se ven constreñidas en sus propias viviendas y son objeto de violencia sexual cada vez que el victimario decide hacerlas llamar o ir a su casa”.

Además, la prostitución forzada, en la que personas, no trabajadoras sexuales son obligadas a sostener relaciones sexuales a fin de obtener un lucro o ganancia.

“El informe encontró también que en el marco del conflicto armado los perpetradores han obligado a personas a realizar actos sexuales sobre otras personas que también están en incapacidad de defenderse y han usado la amenaza sexual como forma de amedrentamiento e intimidación específica sobre las mujeres”, señala el documento.

Finalmente, los grupos armados han aplicado en sus filas otras modalidades, toda vez que en tanto restringen los derechos sexuales o reproductivos, de sus integrantes mediante la son la esterilización, el aborto forzado y la planificación forzada.

La violencia sexual ha operado como una violencia eminentemente comunicativa que le envía a la población y a la víctima un mensaje sobre quién manda en un territorio; el cuerpo ha servido para descifrar entre líneas eso que los actores armados quieren comunicarse unos a otros, a los pobladores y a sus víctimas. En el cuerpo se lee la frma característica de cada uno de los actores armados.

Según el Observatorio de Memoria y Conflicto, los paramilitares concentran en mayor proporción, la ejecución de modalidades de violencia como los cambios forzados en la corporalidad, la prostitución forzada, la mutilación de órganos sexuales, la esclavitud sexual, el embarazo forzado y la violación.

Las guerrillas, muestran ejecutaron modalidades tales como anticoncepción y esterilización forzada, obligar a realizar actos sexuales, el aborto, esclavitud sexual, el abuso sexual, el embarazo forzado y la desnudez forzada.

Los agentes del estado cometieron acoso sexual, desnudez forzada, obligaron a presenciar actos de violencia sexual, abuso sexual y violación.

Finalmente, los Grupos Posdesmovilización, tortura sexual, el abuso sexual, violación y .prostitución forzada

Impunidad


El informe del Centro de Memoria Histórica recoge el trabajo de la Mesa de Seguimiento (conformada por varias organizaciones de mujeres y de la sociedad civil), que hace seguimiento a los autos de la Corte Constitucional sobre violencia sexual.

Se estima que existen “diversos problemas estructurales, en términos normativos, del procedimiento penal y de la ausencia de una estrategia investigativa clara por parte de la Fiscalía General de la Nación. Estos problemas consisten principalmente en la inversión de la carga de la prueba en cabeza de la víctima y en el diseño del proceso penal acusatorio, el cual gira en torno a los perpetradores, así como en la enorme dificultad de identificarlos e individualizarlos”.

De acuerdo a los datos y cifras documentados por la Mesa de Seguimiento, hay un 92 por ciento de impunidad frente a la investigación, juzgamiento y sanción de las personas responsables por hechos de violencia sexual en el marco del conflicto armado en correspondencia al Auto 092, y un 97 por ciento de impunidad frente al Auto 009 de 2015.

Para 2016, el panorama seguía igual, con “cerca del 41 por ciento de los casos relativos al Auto 092 de 2008 se encontraban archivados, el 6,75 precluidos, el 23,1 por ciento en investigación preliminar o indagación y solo 1,7 por ciento en juicio, lo que corresponde a tres casos”