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La mamá que busca secuestrados en México

El dolor provocado por la muerte de su hijo a manos de una banda de secuestradores integrada por varios policías corruptos, hizo que esta profesora mexicana se convirtiera en una investigadora en busca de los responsables del hecho y en una activista que en diez años ha logrado el regreso de por lo menos 300 secuestrados en su país.

Se llama Isabel Miranda, es la presidente de la Fundación Alto al Secuestro en México y ha tenido la valentía para enfrentarse prácticamente sola, a las mafias del narcotráfico y la delincuencia común, que han hecho del secuestro una de las prácticas delincuenciales más lucrativas en su país.

Luego de la muerte de mi hijo el mundo se vino al piso y tuvo tanto miedo, pero entendí que esto sólo nos debe servir para paralizarte o impulsarte y a mi gracias a Dios me ha servido para impulsarme y salir con más coraje y empuje para poder acabar con estos secuestradores”, le dijo doña Isabel al programa La Noche de la Libertad de RCN La Radio.

Buscar secuestrados en un país en dónde este delito se ha desbordado y hay actores tan diversos, no ha sido fácil, pues ha sido objeto de distintas amenazas y hasta de dos atentados.

En una ocasión balearon mi camioneta pensando que estaba dentro y en otra con armas de alto poder nos hicieron el alto y nos amenazaron, lo que ocurre constantemente por desgracia”, cuenta la profesora.

Y cómo justificando la tarea que sigue desarrollando desde su fundación, insiste en que sigue sin entender “y no le cabe en la cabeza qué los seres humanos sean capaces de quitarle la libertad a otro por dinero”.

Y se repite insistentemente: “No lo entiendo, no lo entiendo”.

El Secuestro de su hijo

Su hijo Hugo Alberto Wallace Miranda fue secuestrado el 11 de julio de 2005 por integrantes de una banda integrada por varios expolicías del estado de Morelos en México.

Al día siguiente es asesinado por sus captores, que sin embargo, durante varios días siguieron pidiendo dinero por su rescate e incluso mandaban fotografías de supuestas pruebas de supervivencia.

Doña Isabel recuerda que los forenses le señalaron que “lo golpearon mucho, lo pusieron contra un colchón que tenía una bolsa plástica y ahí lo asfixiaron. En la lucha tuvo una pelea con dos de los secuestradores y el muere en esa situación de asfixia”.

Y luego del dolor de su muerte vino la incertidumbre porque las autoridades locales no hacían lo que les correspondía y fue entonces cuando esta valiente mujer decidió iniciar sola la búsqueda, para llevar a los responsables del hecho ante los tribunales.



Lo que descubrió

Su oficio de maestra lo puso al servicio de la investigación y lo primero que hizo fue hacer un plan de trabajo, que inicio con el rastreo de las llamadas que su hijo los días previos de su secuestro.

Descubrimos que había recibido varias llamadas de una desconocida que le habían presentado una semana antes y pudimos determinar que tuvo un primer encuentro con ella, pero el secuestro se frustró porque mi hijo llegó con un primo, pero él cae en la trampa y en una segunda cita con la mujer, es secuestrado”.

Recuerda que su hijo era publicista, vendía espacios con agencias muy importantes de su país, tenía una empresa de fumigación y practicaba el deporte, especialmente el fútbol americano, desde niño.

Su mamá cree que Wallace tenía una rutina muy establecida y que sus secuestradores tenían muy estudiado a qué hora salía a trotar e iba al gimnasio y a qué hora se iba a trabajar.

Los integrantes de la banda pidieron 900 mil dólares por el rescate de Hugo Alberto, lo que su familia calificó en su momento como “una cantidad estratosférica que por supuesto no podían pagar”.

Fue asesinado, pese a que incluso se había acordado pagar 760 mil pesos mexicanos.

Cuando quedó en evidencia el crimen, la profesora Miranda dispuso de todo su tiempo para seguir el rastro dejado por esta mujer, hasta determinar que la banda estaba compuesta por seis personas y lograr su captura.

Relata que la familia adelantó todas las acciones para proceder a la captura de los delincuentes. “Fuimos buscándolos y dimos con los domicilios en los que se escondían y llamábamos a la policía cuando los teníamos ubicados y en ese momento eran capturados”.

Cuenta que diez años después, cuatro de ellos fueron condenados y dos no tienen sentencia, porque han recurrido a todas las instancias para que no se les vincule con el proceso.

La justicia de México tiene tres instancias ante un juez de origen, luego una revisión y finalmente amparo y estos dos secuestradores ni siquiera tienen sentencia en primera instancia”, cuenta doña Isabel en diálogo con La Noche de la Libertad.

El episodio sigue vivo judicialmente, con nuevos testimonios que denuncian que hubo declaraciones autoincriminatorias obtenidas bajo tortura y otros que incluso ponen en duda la muerte de Wallace Miranda.

La tarea con alto al secuestro

Esta madre valerosa que le planta la cara a los secuestradores en México, le contó a RCN La Radio que cuando los medios locales hicieron pública su tarea, muchas personas empezaron a buscarla para pedirle ayuda, porque las instituciones no lo hacían de manera adecuada “o no les interesaba hacerlo”.

Nos dice que “Alto al Secuestro surgió casi de manera involuntaria, para ayudar a muchas personas a ser su guía y acompañarlos en ese camino tan doloroso del secuestro”.

Sabe de la tragedia que significa el secuestro para los colombianos e incluso tiene tiempo para enviar mensajes de solidaridad, pero insiste que en su país el tema es más duro y cruel, “porque secuestran por dinero y cada vez más personas mueren en cautiverio y los mutilan”.

Se asombra cuando habla de la corrupción y la presencia de integrantes de la fuerza pública en bandas delincuenciales y califica de “tremendo el problema”, porque según sus palabras, “el que nos debe proteger no solamente no lo hace, sino que nos agrede”.

Y para remarcar esa inmensa preocupación, doña Isabel recuerda que las autoridades mexicanas detuvieron a 104 personas vinculadas con secuestros cometidos el pasado mes de marzo, “y de esa cifra 27 de los delincuentes, son policías”.

Cifras monstruosas

Aunque doña Isabel advierte que las medidas adoptadas por las autoridades mexicanas empiezan a dar sus frutos, las cifras de secuestros en ese país siguen siendo “monstruosas”, porque en el primer trimestre se registraron por lo menos 429 casos.

Para que se haga una idea, en el primer trimestre del 2012 teníamos 352 secuestrados, al año siguiente 611, pero el peor fue el 2014, en el que tuvimos 695 casos en el primer trimestre”, dice la presidente de la Fundación Alto al Secuestro.

Concluye que las investigaciones adelantadas por la entidad han permitido establecer que el perfil tanto del secuestrado, como del secuestrador, ha cambiado en su país.

Hace unos 15 o 10 años había organizaciones como las de Arismendi y Caleti dedicadas a mantener hasta diez secuestrados a un mismo tiempo, por la gran estructura criminal que tenían. Hoy tenemos mucha gente del narco que se dedica a secuestrar para obtener recursos”, asegura la señora Miranda.

Dice que ahora también hay jóvenes que se dedican de manera improvisada al secuestro para conseguir dinero de manera fácil, pero que en su mayoría son bandas muy poderosas.

La señora Miranda insiste en que también hay facciones vinculadas con la guerrilla que actualmente tienen secuestrada a una exnuera del expresidente mexicano, Vicente Fox.

Insiste que “aunque ocurren muy poco, son hechos de alto impacto, pues los secuestradores exigen muchísimo dinero para solventar sus gastos”.

También es cierto que las bandas delincuenciales antes secuestraban a los grandes industriales y empresarios y hoy el 50 por ciento de las víctimas de este delito, son gente de la economía informal y asalariados.

Ya casi no secuestran a los grandes empresarios, porque ellos toman otras medidas de seguridad como los carros blindados y los escoltas, mientras que la gente de a pie y los trabajadores comunes y corrientes, están a merced de los delincuentes”, opina doña Isabel.

El compromiso

El caso del secuestro de los normalistas de Iguala y la desaparición de otras 30 personas la semana pasada en Guerrero, le impulsan a seguir trabajando para ofrecer la ayuda a las autoridades en el esfuerzo de acabar con esta práctica abominable.

La Fundación Alto al Secuestro ha brindado asesoría para lograr la liberación de unas 300 personas y el compromiso de su directora es continuar con la tarea.

Nuestro balance es más que satisfactorio, porque solamente hubo dos personas que murieron en cautiverio y al parecer otras dos se quedaron con los narcotraficantes y eso lo sabemos porque vimos en Facebook fotos suyas armados”, cuenta doña Isabel.

Desde hace diez años que se produjo el secuestro de su hijo Hugo Alberto, las condiciones han cambiado, pues el Congreso aprobó en el 2010 una ley para combatir este flagelo, se han establecido beneficios fiscales para las familias y se han conformado unidades especializadas para combatir este delito.

Pero los secuestros continúan en Méjico y con ello la indeclinable voluntad de una mamá adolorida que con la muerte de su hijo, ha empeñado sus mejores esfuerzos para que otros regresen con vida.

Esta profesora nos deja el mensaje que es necesario “agradecer a Dios por respirar y por lo oportunidad de seguir adelante y pensar que pese a la corrupción, a los malos funcionarios y a la delincuencia, siempre podremos hacer algo por construir un México y una Colombia mejor”.

Y al final nos dice que en todo caso para enfrentar todos los males, lo único indispensable, “es ser mejores seres humanos”.