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Farc: reforma política no refleja espíritu del acuerdo de paz y no debe ser aprobada

Foto: Colprensa


En un comunicado del componente de la Farc en la Comisión de Seguimiento y Verificación, ese grupo afirmó que “las imposiciones de la clase política en medio del sabotaje parlamentario, hacen hoy que éste proyecto lejos de aportar en el cumplimiento del Acuerdo de Paz, vaya en contravía de lo pactado en La Habana, de la apertura democrática y de la imperiosa necesidad de dignificar la política electoral en Colombia ”.


Según el comunicado, “no solo se ignoraron las disposiciones de la Misión Electoral, sino que la Reforma Política se ha convertido en un proyecto hecho a la medida de exigencias y urgencias electorales particulares con miras a la contienda de 2018, y carente de cualquier restructuración de fondo a este maltrecho sistema político”.


Agrega la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común que tras “las mutilaciones, dilaciones y alteraciones sufridas por la Reforma Política en Camára, el Senado ha continuado su desfiguración. Hoy es un Frankenstein irreconocible: una reforma para legalizar el transfuguismo de los enemigos de la paz, aprobar puerta giratoria para congresistas, coaliciones para las grandes maquinarias y favorecimiento constitucional sin ningún control las candidaturas por firmas ”.


El movimiento político señala que por las anteriores razones consideran que el proyecto de Acto Legislativo de Reforma Política no debe ser aprobado, porque “no contribuye a resolver los canceres que carcomen la política nacional y el sistema electoral. La clase política tradicional que ha usufructuado hasta ahora las reglas del juego electoral, solo ha permitido modificarlas pero para su propio beneficio, dándoles la espalda a las amplias mayoría que exigen una apertura democrática”.


La Farc pide que se detenga lo que denomina, “embeleco de Reforma Política” y que “el Acuerdo de Paz no sea utilizado para agudizar la ausencia de garantía democráticas y el ventajismo electoral de las grandes clientelas, y que desde ya se retome el debate de las verdaderas reformas institucionales estructurales por las que clama la ciudadanía, para volver a creer en este sistema político”.


Subraya, que aunque el proyecto mantiene algunos aspectos positivos, como la financiación de los partidos o el régimen de transición de ocho años, retrocede en todos los aspectos en los que se pensaba avanzar: “nada de reformas a la organización electoral para ganar independencia, ni de desligar realmente la personería jurídica de los partidos del umbral de votación, ni de otros aspectos derivados del Acuerdo”.


Concluye que en la reforma han desaparecido “progresos sustanciales para el control de los dineros privados en las campañas, los recursos judiciales para la celeridad en las decisiones electorales, las medidas de democratización interna de los partidos y la lista cerrada, entre otros contenidos. Se han echado por la borda más de un año de sesudas discusiones, elaboraciones técnicas y esfuerzos de consensos políticos”.