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Recuperar la intimidad en pareja, otro drama de las víctimas de artefactos explosivos

Aprender a superar sus propios temores y recuperar su vida sexual es a lo que también tienen que enfrentarse quienes han sido víctimas de campos minados o de artefactos explosivos en medio del conflicto armado. Muchos han perdido hasta sus matrimonios. Otros han logrado superar las dificultades gracias al amor.

Foto: RCN Radio



Por: Javier Jules

Aprender a superar sus propios temores y recuperar su vida sexual es a lo que también tienen que enfrentarse quienes han sido víctimas de campos minados o de artefactos explosivos en medio del conflicto armado. Muchos han perdido hasta sus matrimonios. Otros han logrado superar las dificultades gracias al amor.

La recuperación del sargento viceprimero Francisco Pedraza avanzó de manera sorprendente. Después de todo, tras haber caído en un campo minado durante una acción contra la guerrilla en el departamento del Putumayo, el 12 de septiembre de 2004, sabía que su vida había cambiado para siempre y no solo por haber perdido sus dos piernas.

“Muchas veces no solo se afecta la parte de piernas, sino también la parte genital, también la parte mental, de pronto que uno no quiere estar al lado de la señora porque le da temor de pronto de tocarla”, indicó el uniformado.

En la medida en que se adaptaba a una silla de ruedas, convertida en una nueva herramienta para movilizarse y valerse por sí mismo, el sargento Pedraza se enfrentaba a otra consecuencia de ser víctima de una mina antipersonal. La duda de saber si recuperaría plenamente su vida sexual.

“A causa de la droga que nos dan para curar el dolor, eso también nos lleva de pronto a que no tengamos una erección y nos preocupamos porque decimos, no vamos a volver a tener una erección y eso uno lo asume como un hecho cierto y uno no vuelve a tener una intimidad con la esposa o con la novia”, agrega el suboficial.

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La magister en Neurosicología Diana Fajardo, hoy al frente de un programa de recuperación en el Centro de Rehabilitación Inclusiva del Ejército, señala que otro de los efectos de un trauma ocasionado por una mina antipersonal, es aprender a aceptar una nueva realidad.

“Su parte física cambia, su autoestima baja, el reconocimiento de si mismo también cambia, ya no se sienten tan atractivos, ya no se siente tan deseados, hay mucho temor a que te pregunten, a que te vean”, indica la profesional.

Efectos sicológicos que han causado la disolución de hogares y familias.

“Duran un año o seis meses y ya después la pareja por todo ese proceso de rehabilitación, o en la casa o en la interacción, sí se ve deteriorada la relación y terminan por separaciones”, agrega la sicóloga.

Pero a pesar de ser menos frecuentes, también hay casos exitosos en los que el afecto es capaz de ayudar a superar los temores y los traumas. Aceptar, continuar y hacerlo en familia, asegura el sargento Pedraza, es la forma de lograrlo.

“Es un tema muy difícil, muy complicado y en donde también tiene que intervenir directamente la familia, porque no solo somos nosotros los que adquirimos la discapacidad, sino que es el entorno que tiene que aprender a adaptarse a nuestra condición, ellos no tienen que cambiar su forma de vida, pero tiene que haber ciertas adaptaciones en pro de mejorar nuestras vidas”, puntualiza.

La mayoría de las explosiones por campos minados terminan no solo por afectar las piernas o los brazos de las víctimas. Alrededor del 70 por ciento de casos también representan lesiones en los órganos genitales. Aunque la recuperación física es total, volver a una vida normal y lograr conseguir una pareja, puede tardar varios años.