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Adultos mayores afectados por terremoto del Eje cafetero claman por una vivienda digna

Los adultos mayores albergados en los Talleres Departamentales de Armenia elevaron de nuevo su petición al gobierno local y nacional de no ser olvidados y lograr una vivienda digna para pasar el resto de sus años.

Son cerca de 20 adultos mayores que desde hace 15 años y 8 meses, que ocurrió el terremoto del Eje Cafetero, viven en ranchos improvisados con latas, cartón, madera y bajo condiciones de extrema pobreza. Allí tienen un fogón de leña comunitario, lo mismo que los baños.

A estos adultos mayores desde el 25 de enero del año 1999 les ha tocado rodar por diferentes albergues comunitarios y el último lugar donde pudieron llegar fue a los talleres departamentales ubicados en la salida de Armenia hacia el Valle del Cauca.

Carlota Londoño, de 82 años dice que lo único que piden es que les puedan dar una "viviendita" para pasar el resto de sus años, deseos que han tenido otros adultos mayores en este lugar y que murieron en esa búsqueda.

Norberto Espinosa tocaba las maracas con un trío musical, luego del terremoto se destinó un albergue para los artistas y logró vivir allí unos meses, luego fue desplazado hasta estos cambuches de donde dice no saldrá para un ancianato, sólo quiere una vivienda adecuada para los años de vida que le queden.

El terremoto de más de 6 grados en la escala de Richter, que afectó a 26 localidades de esta región y dejó cerca de 1.230 muertos, no acabó con la vida de Rosa García, a quien le ha tocado rodar por varios albergues temporales y hace mes y medio su rancho quedó en cenizas luego de un incendio ocurrido a las 3 de la mañana y en el cual perdió la vida su vecino, calcinado y olvidado.

Juan Carlos Hernández Penagos quedó marcado por el terremoto, su familia lo desheredó, él insiste en la necesidad de una vivienda digna, pero además dice que algunos políticos les han prometido hogares pero al final sólo desean sacarlos de este lugar para llevarlos a hogares de paso o ancianatos, situación que ellos no quieren para su vida.

Estos adultos conviven en un espacio reducido, sus hogares hoy miden unos cinco metros cuadrados donde cabe su cama y un pequeño armario donde ponen sus pocos enceres.