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Bugarach, el pueblo francés para sobrevivir al fin del mundo

Las autoridades francesas vigilan atentamente el acceso a Bugarach, pero los esotéricos que procuran sobrevivir tras el supuesto fin del mundo no acuden a este pueblo francés, aunque sí lo hacen los periodistas que irritan a sus habitantes y al alcalde.

Bugarach forma parte de los lugares del mundo que tienen la reputación -sin que se sepa a qué se debe esa creencia- de ser un refugio cuando tenga lugar el presunto apocalipsis, anunciado para el viernes.

En este contexto, los habitantes del pueblo esperan con impaciencia el fin del "fin del mundo" para que se vuelva a hablar de la región debido a la belleza de su naturaleza y a su historia.

El monte Bugarach, situado en el suroeste de Francia, cerca del pueblo, es ya víctima de su reputación de refugio antiapocalipsis, a tal punto que ciertos hoteles han pedido hasta 1.500 euros para pasar allí la noche fatídica. Suma que había que pagar por adelantado, llegue o no el fin del mundo.

Las autoridades locales, inquietas por la seguridad, exhortaron a la gente a no venir a la localidad.

Demasiados periodistas

Tras todo esto, los habitantes del pueblo se quedan encerrados en sus casas, mientras equipos de reporteros vagan de un lado a otro buscando a alguien que afirme creer en el presunto apocalipsis del viernes.

Así, en cuanto aparece un individuo de pelo crespo y jersey rayado rojo y amarillo, los periodistas se abalanzan sobre él.

Dada la escasez de entrevistados potenciales, nadie se muestra muy exigente para confirmar las credenciales de esoterismo del único candidato a contestar las preguntas de los reporteros.

Sylvain Urif, alias "Oriana" (su "nombre cósmico"), quien dice venir de un valle vecino, afirma que brindará a la prensa "el verdadero sentido del apocalipsis".

"No se trata de un cataclismo, sino de la revelación", una especie de "alquimia interna" que brindará a cada uno de nosotros "amor y compasión". Él, que ya conoció este proceso, lo define como "una luz dorada que causa el efecto de 10.000 orgasmos a la vez".

Un disparate

Dada la escasez de esotéricos, las cámaras se conforman con los baños públicos portátiles del pueblo o filman delante del cartel con el nombre del pueblo. Un equipo de televisión insiste en filmar a un señor de edad que termina amenazándolo con su bastón.

"¡Es un verdadero disparate!", acepta finalmente comentar una habitante del pueblo.

Otro opina que "siempre es el fin del mundo para alguien", mientras que el alcalde expresa su irritación contra los medios masivos de comunicación que "exageraron todo" esto.

Según los gendarmes, la presunta ausencia de fin del mundo en Bugarach atrajo a tantos periodistas como un importante partido de fútbol: se acreditaron 244 reporteros, ya que, desde el miércoles, las autoridades prohíben acceder a la montaña de Bugarach y controlan las carreteras que llevan al pueblo.