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¿Cómo se le gana a Brasil?

Hace unos años, el fútbol de Brasil era esplendoroso, lleno de picardía, jugadores fuera del cajón normal. Fortalecidos de una inteligencia desbordante porque tenían en su mente, ganar, golear y divertir .Amen de una concentración relativa para defender o acosar al rival.

Pero los tiempos fueron cambiando. Algunos técnicos después de Tele Santana, el último romántico, dijeron que había que adaptarse a las formulas de Europa, para competir en mejores condiciones. Entre ellos Carlos Alberto Parreira, hoy asistente de otro promotor, Luis Felipe Scolari ultimo campeón y dueño del Penta. Ellos conforman la formula que quiere sellar el ansiado Hexa, diferido desde hace doce años, cuando vencieron en Japón-Corea, con los enormes goles del gigante Ronaldo Nazario. Lo que sucedió después fue deplorable.

Eliminados en Alemania 2006 por Francia, en 2010, por Holanda en Sudáfrica, y ahora, viviendo una etapa de incertidumbre y zozobra que ninguno puede negar.

Scolari, es un pragmático, recio, duro en sus conceptos, vive divorciado de la prensa, aunque tiene algunos amigos defensores de oficio. Tras su paso de seleccionador en Portugal, donde perdió una Eurocopa en casa frente a una modestísima Grecia, los llevo al Mundial alemán y los puso entre los 4 mejores. Vivió una pasantía dolorosa en Chelsea, y retorno a casa, para asumir este reto que ya tuvo un buen aperitivo, con la victoria en la Copa de las Confederaciones, un ensayo ambiguo un año antes del actual Mundial.

Felipao, como le dicen los gauchos, mantuvo la fe en los campeones de hace doce meses, pero se olvido que los demás ya habían descubierto las armas que le dieron luces y felicitaciones. Hoy el Brasil de Luis Felipe, es plano, chato, con un hombre fuera del molde, ese sí, Neymar. Pero un colectivo que no atrae, que no despierta aplausos y si genera dudas y hasta terror.
Lo acontecido ante Chile fue patético, y si Neymar no está a tope ante Colombia, se teme lo peor. La prensa de la oposición predice pesadillas. Muchos plegados al nacionalismo consideran que "finalmente despertaran". Pero lo único real y cierto es que nunca en 100 años, con cinco copas del Mundo en su vitrina, Brasil había vivido horas previas tan inciertas antes de unos cuartos de final. Y lo peor en casa y contra una selección de la que se burlaban hace 20 años.

Colombia tendrá que probar varias armaduras. Olvidarse del árbitro y sus decisiones. No caer en las provocaciones que seguramente habrá en los medios y en el campo. Tener la simpleza y orden de los primeros 4 juegos, y lo más importante, una humildad a prueba de fuego. Que no se crean todo lo que dicen los medios, sobre todo de Europa y la misma Colombia. A James, ya lo llevaron al Olimpo, y lo situaron en Real Madrid, Manchester United y Chelsea, y resulta que es jugador del Mónaco de Francia. A su cuñado, David Ospina, ya lo tienen como candidato del pórtico del Paris Saint Germain, y no en Niza, donde le pagan.
Inclusive algunos mas oportunistas, dicen que José Pekerman, a quien ya le ofrecieron la nacionalidad colombiana, lo podrían proponer, para firmar un contrato sin termino, en la Federación de Fútbol. Nada es verdad, hasta que no se oficialice.
Colombia debe jugar con la presión de estar a las puertas de un momento que podrá cambiar toda la historia del Fútbol Mundial. Porque ni Brasil aceptaría otro Maracanazo, pero ahora en Fortaleza, ni al tricolor, se le podrá exigir algo mas, así salga goleado ante Brasil.