Cargando contenido

Ahora en vivo

Seleccione la señal de su ciudad

El Cerro de Monserrate, lugar de tradición y miles de visitas

Por tradición, el lugar que más recibe visitantes y feligreses en la capital del país es el cerro de Monserrate, y aunque estuvo un tiempo cerrado mientras se adecuaba el terreno, ahora el número de visitantes se ha incrementado para esta Semana Mayor.

Familias enteras, desde los abuelos hasta los nietos, se dieron tarea para subir este cerro que tiene una altitud de 3.152 metros, y a pesar del cansancio o la fatiga, muchos no renunciaron a este 'sacrificio', como lo llaman algunos, pues eran varios los que prefirieron "subir descalzos para pedirle a Dios el milagrito".

Según datos oficiales, unas 22.531 personas subieron a pie y 4.509 prefirieron hacer el gasto y utilizar uno de los sistemas de transporte como el teleférico o el funicular.

Margarita Córdoba, subdirectora de emergencias del Fondo de prevención y atención de emergencias (Fopae) indicó a RCN la Radio que durante este Jueves Santo se registró un favorable balance.

"No tuvimos mayores contratiempos a lo largo del día desde que se abrió el sendero desde las 4:30 am hasta la 1:00 pm. Nuestros organismos de emergencia atendieron 101 pacientes, y tan solo seis fueron trasladados a centros asistenciales por torceduras o afectaciones musculares", dijo.

Junto a Monserrate también se encuentra otro de los lugares más visitados para esta fecha, el Cerro de Guadalupe, donde hay una estatua de 15 metros de altura.

En este lugar unas 2.000 personas acudieron a elevar sus plegarias a la nombrada Virgen de Guadalupe. Por fortuna o bendición, ninguna persona resultó herida tras la larga caminata.

También, a la Iglesia del Divino Niño, ubicada en el enraizado barrio 20 de Julio, 3.000 feligreses se aproximaron durante este Jueves Santo, en medio de una multitudinaria procesión.

Para este viernes las autoridades de Bogotá tienen estimado que se registre un incremento en el número de visitantes a los diferentes centros religiosos, como Monserrate, el cual se abrirá a las 4:00 de la mañana y hasta la 1:00 de la tarde.

"Algunas recomendaciones básicas son: los niños menores de 3 años o de brazos no podrán ser llevados por el camino, mujeres embarazadas tampoco, personas mayores de 65 años no deben subir por el sendero. No traer mascotas, no consumir bebidas alcohólicas y tampoco arrojar basura por el camino", dijo Margarita Córdoba, subdirectora de emergencias de Fopae.

Aunque hay varios puestos de comercio ambulante, y son miles los visitantes, pareciera que las ventas no fueron nada parecidas a las de años anteriores, como lo reconoce Amparo Marín, una de las más antiguas vendedoras de las famosas roscas de maíz y los cotudos, pues lleva 47 años trabajando al lado de este legendario cerro capitalino.

"Llevo toda una vida acá y las ventas estuvieron muy regulares; pareciera que la gente no tuviera dinero y adicionalmente nos cerraron las vías. Calculamos con varios vendedores tradicionales de esta zona que las ventas han caído aproximadamente un 60 por ciento. Y como le han puesto muchas restricciones a los visitantes, pues la gente no viene o se devuelve. No como antes que todo mundo era libre y subía y bajaba", dijo Marín, quien se encontraba acongojada por las ventas, aunque como dijo ella "nunca perdiendo la fe con mi Dios".

Muchas personas de la tercera edad no aceptaron la recomendación de las autoridades de no subir el cerro por su avanzada edad, para ellas esto no era ningún pretexto para no ir ante el Señor Caído de Monserrate y elevar sus plegarias. Como el señor Pablo Pérez, quien a sus 80 años, y acompañado de su esposa de 72 años, prefirió dejar a un lado el cansancio e inculcar a su pequeña nieta esta tradicional tarea de subir año tras año este cerro ubicado al oriente de Bogotá.

"A mis 80 años sigo subiendo a pie y tan solo nos demoramos tres horas de subida. No lo pudimos hacer más rápido porque estaba muy lleno el cerro, pero todo lo hicimos para subir y rogarle al Señor por la salud de nuestra familia, feliz como siempre", expresó el señor Pérez, un hombre octogenario y lleno de vitalidad, quien también prefirió dejar a un lado la ropa deportiva y como la situación lo ameritaba, utilizó un buen vestido de paño para subir y bajar el Cerro de Monserrate.