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El Charco (Nariño), el municipio colombiano que no conoce los carros

Mientras que en las grandes urbes colombianas y en ciudades como Bogotá, Medellín o Cali se busca limitar la circulación de vehículos, cuyo alto número desemboca en graves problemas de movilidad, en El Charco (Nariño) ocurre todo lo contrario: sus habitantes piden a gritos que a su municipio lleguen los carros para poder movilizarse.

Aquí los carros son verdaderos fantasmas”, dice con desparpajo uno de sus habitante, cuando se le pregunta sobre el tema.

A esta población nariñense, atrapada entre la Costa Pacífica y la selva, solo se llega desde Guapi (Cauca). Desde allí se parte hora y media en lancha (entre bordeando la costa y capoteando el caudaloso y turbio Río Tapaje) hasta que se divisan las primeras casas y calles.

"Acá no hay carros, estamos mal ubicados en El Charco. Yo no sé por qué, no nos tienen esos vehículos si son necesarios para nosotros", agrega una mujer, mientras hace la fila para que la atiendan los médicos de la Patrulla Aérea Civil Colombiana, que llegó hace algunos días para una maratónica jornada de salud y atención médica.



En El Charco la temperatura es mínimo de 29 grados centígrados sus calles son de un solo carril, y sus habitantes ya están acostumbrados a recorrer los 19 barrios caminando.

"Nosotros ya estamos acostumbrados a caminar. Por ejemplo yo vivo bien arriba, por eso sería bueno poder tener un medio de transporte aunque fuera un mototaxi", dice un habitante.

Ubicado al norte de Nariño y en medio de manglares, a El Charco solo se puede llegar en lancha o embarcados como dice la comunidad, en el momento ni siquiera hay aeropuerto. Ni una ambulancia o un carro de bomberos.

"Lo que pasa es que vivimos en un mundo pequeño", relató uno de los niños que vive en El Charco.

Así, conscientes del modo de vida que tienen, los habitantes del municipio hablan sobre la importancia de tener otros medios de transporte.

"Sería muy bueno, así en caso de cualquier emergencia nosotros podemos movernos, por ejemplo al hospital o para llevar los niños al colegio"; otro de los niños también dijo "a mí me gustaría tener carro para poder salir de compras, ir a jugar y todo eso".

Se espera que en 4 meses abran el aeropuerto, mientras tanto en medio de las dificultades, sus pobladores, muchos de ellos víctimas del conflicto armado dicen que sus vidas son tranquilas, porque por lo menos desde hace más de un año tiene luz las 24 ahoras. Ahora, esperan que pronto cambien el agua del río por agua potable.