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En busca de indemnización…construyen en zona minera del Cesar que será derribada

Cuatro años atrás en Boquerón habitaban 170 familias. Actualmente hay más de 700. Este corregimiento del municipio de La Jagua de Ibirico en el departamento del Cesar se encuentra en un proceso de reasentamiento. Las familias además de ser trasladadas deberán recibir una millonaria indemnización por parte de las empresas mineras.

El reasentamiento se hace necesario debido a su cercanía con las minas explotadoras de carbón las cuales han afectado la calidad de vida de los pobladores.

Doña Zenaida Rangel tiene 62 años y hace 40 vive en ese lugar, ella hace una radiografía de la situación: “vivimos mal con toda esa contaminación. No tenemos derecho a la pesca, no tenemos derecho a la cacería, no tenemos derecho a nada. Estamos esperando el reasentamiento”.

Ana Cecilia Calle tiene 63 años, los últimos 32 los ha vivido en Boquerón, Cesar. “Antes, uno vivía sabroso. Se cazaba, se vivía de la pesca, se vivía del trabajo que se hacía en las fincas, pero desde que las empresas llegaron nos acabaron todo. Aquí ahora lo que tenemos es escases de trabajo, hambre, porque hambre si hemos pasado acá”.

En Boquerón, Cesar, mientras unos quieren salir, otros quieren entrar. Luego que el Ministerio de Ambiente a través de las resoluciones 0970 y 1525 de 2010, ordenara el reasentamiento por parte de las empresas mineras, personas atraídas de otras zonas del departamento atraídas por lo que sería la indemnización se han trasladado a esa población.

Ingrid, es una de las personas que se ven en el pueblo solo cuando hay reuniones relacionadas con el proceso de reasentamiento. Esto comentó: “Yo me vengo pa´ acá. Lo que pasa es que todavía no he compuesto el lote para venirme. -¿Y usted donde vive?- En La Jagua. –¿Y por qué van a vivir acá si la gente lo que quiere es salir de este lugar- ah, porque aquí es donde tengo mi lote. -¿Quiere usted beneficiarse del proceso de reasentamiento?- Pues esa es la idea porque uno no tiene casa ni nada”.

Los nuevos pobladores han empezado a construir. Don Hernando Fontalvo en los últimos cuatro meses ha construido tres casas en el corregimiento donde todo será derribado. “Estamos construyendo este apartamento. -¿Dónde viven los patrones?- En La Loma”.

Otro obrero de una de las tantas construcciones que hay en Boquerón es don Humberto Carrillo. “Mis patrones viven en La Jagua. -¿Qué tarea le encomendaron?- la tarea fue trabajar aquí y hacer todo lo que se hace en un trabajo de construcción. -¿Inició hace cuánto?- hace dos semanas”.

Oscar Nieto dijo “la labor que estamos haciendo es la construcción de una vivienda. Estamos haciendo la sala, cocina, comedor. -¿Hace cuánto iniciaron las obras?- hace 15 días. -¿Cuándo deben estar terminadas?- el 20 de diciembre ¿Dónde viven los patrones? Ellos están arrendados en Pailitas. –¿Hay más construcciones por acá cerca?- Claro, sí hay. Por todos lados hay”.

En palabras de Pedro Díaz, secretario de Minas del departamento “muchas personas intentan pescar en río revuelto estableciéndose en el lugar”.

En Boquerón no hay calles pavimentadas, no hay agua potable y la mayoría de las casas son de barro. Como se está en proceso de reasentamiento los gobiernos de turno no invierten una moneda. Ahora, además de la contaminación lo que abunda allí son las nuevas construcciones.

De acuerdo a auditoría realizada por la Contraloría General de la República el mes de diciembre del año 2013, el Ministerio de Ambiente “obró equivocadamente al conceder la licencia ambiental…sin antes exigir que se efectuara el reasentamiento de estas comunidades como condición previa para el inicio o continuación de la actividad de explotación minera en esta área del departamento del Cesar. Es evidente que la calidad del aire podría verse afectada por la operación de esos proyectos mineros, por lo que condicionó el reasentamiento a la efectividad que tuvieran las medidas previstas para la reducción de los niveles de contaminación”.

Sandra Alzate, representante en el proceso de reasentamiento de las empresas Drummond, Prodeco y CNR, reconoció que el proceso de reasentamiento se encuentra atrasado. “Al parecer ha habido temas metodológicos, de reglas de juego, de cómo es la participación, de cómo se gestan las decisiones, de cuál es el nivel de participación directa de las comunidades en el proceso y todo eso está en construcción”.

Sobre los nuevos pobladores que están llegando para beneficiarse del reasentamiento, manifestó: “Realmente no es una situación desconocida para nadie, es más que evidente que algo extraño está pasando particularmente este año. No tenemos información exacta sobre cuántas personas estaban acá pero sí sobre cuántas podrían ser y este año ha habido una explosión demográfica muy relevante que nos preocupa sobre todo por el impacto que trae a la comunidad”.

El reasentamiento en Boquerón debió realizarse en el 2012. Allí los pobladores continúan con sus afectaciones en salud pero ahora en compañía de nuevos vecinos.