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Jamaica hace honor a su cultura y despenaliza por fin la marihuana

Tras décadas de debate, el consumo y cultivo de pequeñas cantidades de marihuana es desde hoy legal en Jamaica, un país donde esta planta es venerada por rastafaris, cantada por músicos de reggae y promocionada casi como un producto nacional, ya que está muy arraigada culturalmente en la isla.

La despenalización del consumo de menos de dos onzas (56 gramos) se logró el martes por la noche en el Parlamento de la isla caribeña, que también estableció las bases para regular su comercialización con fines medicinales y acordó permitir el cultivo particular de hasta cinco plantas.

Siguiendo la corriente despenalizadora que se observa en parte del continente americano, Jamaica llevaba ya meses debatiendo seriamente sobre cómo tomar la delantera a otros países del Caribe en este asunto, que puede ser para la isla un importante foco de atracción turística y motor económico.

Entre otras interpretaciones, esta decisión también es vista en la isla como un reconocimiento a la libertad religiosa de los rastafaris, un movimiento nacido en Jamaica que da a la "ganja" -como llaman a la marihuana- un uso sacramental.

Será la primera vez que los seguidores de este movimiento, entre los que se encontraba Bob Marley -la imagen de la música reggae por excelencia- puedan fumar marihuana libremente. El Gobierno de Jamaica reconoció en 2003 al culto rastafari como religión, pero no le permitió el consumo de esta planta.

En las redes sociales la noticia fue recibida hoy con cierta guasa, ya que en Jamaica el consumo de marihuana y su venta a nivel local están tremendamente extendidos.

"Por fin se puede fumar en Jamaica. Qué hemos estado haciendo todo este tiempo! :-DDD" o "Es una noticia de última hora que el resto del mundo no se puede creer. ¿En Jamaica era ilegal fumar hierva? ¡Anda ya!", son algunos de los comentarios que se podían leer hoy en Twitter.

La isla caribeña creará una agencia que será la encargada de emitir licencias para cultivar y distribuir marihuana con fines medicinales, religiosos y científicos.

La Autoridad de Permisos de Cannabis canalizará así un reclamo histórico en Jamaica, donde el consumo de marihuana llevaba más de siete décadas prohibido y castigado.

Aún así, Jamaica ha sido históricamente uno de los principales proveedores de marihuana a nivel regional e incluso hacia EE.UU., ya que se cultiva ilegalmente en grandes cantidades en los campos de la isla.

A partir de ahora, fumar o ingerir marihuana estará asociado con una multa, pero no con un delito, y se podrán cultivar a nivel particular hasta cinco plantas.

Además, los turistas con licencias de consumo medicinal expedidas en otros lugares del mundo podrán pedir permisos en Jamaica para comprar "hierva" sin problemas en la isla cuando la visiten.

Ello supondrá todo un reclamo turístico, particularmente de EE.UU., donde más de veinte estados ya permiten algún tipo de consumo medicinal de marihuana, al tiempo que Colorado, Washington y Alaska lo autorizan incluso con fines recreativos.

En Uruguay es legal cultivarla y venderla, al tiempo que en Argentina, México y Colombia no es delito su consumo en pequeñas cantidades, y Guatemala, Chile y Costa Rica están avanzando en este sentido.

El paso dado en Jamaica supone también tomar la delantera a nivel regional, donde muchas otras islas caribeñas se están planteando adoptar medidas similares, pero temían hacerlo por separado y estaban esperando a observar qué hacían las autoridades jamaiquinas en este sentido.

Sin duda, durante la cumbre de la Comunidad del Caribe (Caricom) que comienza mañana en Nassau esta decisión estará sobre la mesa y será objeto de análisis por los líderes regionales que allí se darán cita.

Tras conocerse la noticia, el ministro de Seguridad Nacional, Peter Bunting, se apresuró a aclarar hoy que Jamaica no tiene intención alguna de relajar su lucha contra el narcotráfico o el cultivo ilegal de marihuana.

Al mismo tiempo, reconoció que la decisión elimina una "fuente innecesaria de fricciones entre la policía y la ciudadanía", al tiempo que ayuda a que la gente joven no sea criminalizada ni metida en prisión por un hábito que está muy arraigado y aceptado localmente.