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La Opinión se escucha de RCN La Radio: Por Orlando Mejía

Reflexiones sobre la marihuana, como medicina

El proyecto de ley sobre la legalización de la "utilización medicinal y terapéutica de la marihuana" promovido por el senador Juan Manuel Galán es importante para la sociedad colombiana, pero amerita una reflexión seria, basada en argumentos científicos y médicos, y no se debe confundir a la opinión pública. En efecto, los estudios con el tetrahidrocanabinol y la experiencia de los tanatólogos muestran que la marihuana mejora el apetito en los enfermos con cáncer y Sida en estado terminal, disminuye la presión del glaucoma, alivia el dolor crónico en cáncer, enfermedades reumáticas avanzadas y en la neuropatía de la esclerosis múltiple.

También mejora las náuseas y el vómito por la quimioterapia en cancerosos y controla formas rebeldes de epilepsia. La mayoría de estas indicaciones son para pacientes en estado terminal y por tanto son parte del cuidado paliativo. Por eso es pertinente advertir que aunque el "cuidado paliativo" está dentro del "post" de la ley 100, en la práctica las EPS no están ofreciendo el manejo del cuidado paliativo de los enfermos colombianos. Entonces, fuera de poder ofrecer la marihuana cuando esté indicada, es fundamental que se cumplan las medidas clínicas y terapéuticas que incluyen otras drogas que no se aprueban de manera expedita.

De otro lado, la validez del uso medico de la marihuana no puede ir acompañada de la falacia de que es una sustancia milagrosa que no causa ningún daño. El estudio reciente de la Dra. Volkow, del 5 de junio de 2014, titulado Adverse Health Effects of Marijuana Use y publicado en la más prestigiosa revista médica del mundo, el New England Journal, deja claro que la marihuana genera adicción en el 9% de los consumidores adolescentes, y su uso crónico se asocia a perdida de la memoria y disminución de las capacidades cognitivas, incoordinación motora, aumento de la posibilidad de bronquitis crónica e incremento del riesgo de aparición de trastornos psicóticos (incluyendo la esquizofrenia) en personas con la predisposición.

Entonces, seamos serios en la discusión y no confundamos las justificaciones sociales, jurídicas o políticas de su legalización plena futura, con los argumentos científicos que no deben ser manipulados por las distintas posiciones ideológicas.