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Se fue Gabo, pero nació a la inmortalidad

"<i>Lo único que me duele de morir es que no sea de amor</i>". Eso escribió Gabriel García Márquez en una de sus novelas más recordadas, el Amor en los Tiempos del Cólera. Y, como si fuera un juego del destino, Gabo falleció en una tarde tranquila de este Jueves Santo rodeado del amor de su familia y de su mujer, Mercedes, en su casa de México, el país que lo adoptó hace muchos años.

El único premio Nobel que ha tenido el país había salido hacía poco más de una semana de un hospital en Ciudad de México donde estuvo internado por ocho días -por una complicación respiratoria-, a morir en su casa, junto a los suyos.

"La familia agradece estos gestos solidarios y pide que se respete su intimidad", habían manifestado la esposa y los hijos de Gabo tan pronto se regó la noticia de su "muy frágil" estado de salud, que hacía temer lo peor.

Lo que ocurrió a sus 87 años este 17 de abril, un Jueves Santo. Como marcado por el realismo mágico, fue el mismo día en que murió Úrsula Iguarán, uno de sus personajes que trazó la historia en Cien Años de Soledad.

"Es un hombre que ha entrado a la eternidad y a la universalidad. Estoy convencido de que es una de las grandes figuras de las que nos tocó ser contemporáneos", dijo el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta, la máxima autoridad cultural de México), Rafael Tova, al confirmar el fallecimiento del escritor colombiano.

La noticia golpeó de inmediato el mundo cultural y se regó como pólvora en los principales medios de comunicación del planeta.

A su familia en Colombia, la noticia los sorprendió almorzando la comida especial de pescado que habían preparado para el Jueves Santo, en un país que por tradición católica no come carne roja durante la Semana Mayor.

"Estamos todos en shock en este momento (…) A todos los impresionó mucho la noticia, nos sorprendió cuando estábamos tomando el almuerzo. Desde entonces no han parado de sonar los teléfonos", dijo en RCN La Radio Luis Carlos García, sobrino del Nobel de Literatura.

Cuando se le pregunta cómo recibió la noticia sobre su muerte, interrumpe y corrige: "Hoy realmente comienza la inmortalidad de Gabo. Paz en su tumba".

El presidente Santos reaccionó a los pocos minutos de conocerse la noticia: "Los gigantes nunca mueren", dijo, al lamentar el fallecimiento de uno de los más grandes de los escritores del último siglo.

"Mil años de soledad y tristeza por la muerte del más grande colombiano de todos los tiempos", escribió Santos en un mensaje divulgado por la red social Twitter.

Más tarde, en una breve alocución radiotelevisada, el presidente Santos aseguró que "en el 'Olimpo de los genios'" Gabo se dará cuenta que "el mundo entero, sin excepción, lo despide con honores".

"(Gabriel García Márquez) ha sido quien más alto ha llevado el nombre de la patria (…) No estamos condenados a otros cien años de soledad", dijo Santos.

Restos serán incinerados

En medio de estrictas medidas de seguridad se encuentran en la funeraria López García de la zona de San Jerónimo (sur de México), resguardados desde ayer jueves los restos del escritor Gabriel García Márquez.

Según un comunicado leído por la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes (Inba), María Cristina García, los despojos mortales del Nobel de literatura serán incinerados en privado a petición de la familia.

Aunque la directora del Inba no precisó la fecha de la cremación ni el destino final de los restos, avanzó que en la funeraria donde se encuentra el cuerpo "no se llevarán a cabo honras fúnebres".

También recordó que el próximo lunes a partir de las 4 de la tarde hora local se celebrará un homenaje nacional a García Márquez en el emblemático Palacio de Bellas Artes de la capital mexicana "donde el público podrá celebrar su legado".

Dolor

Tras conocerse la muerte de García Márquez, los expresidentes Belisario Betancur y Andrés Pastrana lamentaron su partida y señalaron que es una pérdida para Colombia y la literatura universal.

"Las dimensiones de García Márquez sobrepasan las dimensiones del tiempo (...) Es una pérdida para las letras a nivel mundial", indicó Betancur.



"El recuerdo que tengo de él es su dimensión, fueron muchas historias que compartimos, discrepamos muchas veces", manifestó.

El expresidente Pastrana, por su parte, dijo que Gabo "era parte esencial del alma colombiana".



Afirmó que las "las obsesiones (del Nobel) eran la educación y la paz en Colombia".

Entre tanto, el embajador de Colombia en México, José Gabriel Ortiz, recordó que tenían veladas con Gabo en su casa y recordó la última vez que lo recibió.



"Estuvo en mi casa a finales del año pasado en una cena con amigos de él, periodistas, políticos, publicistas, músicos. Fue una velada hermosísima", narró Ortiz.

Dijo que fue él quien se comunicó con el presidente Juan Manuel Santos y le contó la noticia sobre la muerte de García Márquez.

Vida y obra

El destacado escritor fue criado por sus abuelos en el pueblo de Aracataca, ubicado en el departamento del Magdalena, y a los 12 años fue enviado interno a Barranquilla, donde permaneció durante tres años, antes de partir para terminar sus estudios secundarios en la localidad de Zipaquirá (Cundinamarca), a las afueras de Bogotá.

Tras su graduación, se matriculó en la carrera de derecho de la Universidad Nacional en 1947, pero poco a poco se fue alejando de los estudios para dedicarse a sus colaboraciones como periodista en diarios como El Universal de Cartagena o El Heraldo de Barranquilla.

En 1955 tuvo que dejar a Colombia, tras la publicación de una crónica sobre un naufragio, que más tarde se convertiría en la novela corta 'Relato de un náufrago', que molestó al régimen del general Gustavo Rojas Pinilla.

Un año más tarde García Márquez publicó su primera novela, "La Hojarasca", seguida en 1958 del libro "El Coronel no tiene quién le escriba".

A los 40 años, en 1967 publicó su novela total, 'Cien años de soledad', una historia que había comenzado a marinar en 1950 tras un viaje a Aracataca y que escribió en 18 meses de actividad febril.

La novela, que cuenta la historia de la estirpe de los Buendía, plasma los recuerdos que "heredó" de su familia y la tradición oral y las costumbres del Caribe Colombiano.

Tras ganar el premio Rómulo Gallegos en 1972, la Academia Sueca le concedió el Nobel de Literatura, 10 años después.

Diagnosticado de un linfoma en 1999, García Márquez se recluyó en su hogar y redujo sus actividades públicas, y este 17 de abril de 2014 murió a los 87 años.

El adiós al patriarca, al 'papá grande'

En 1961, Gabriel García Márquez se estableció en Ciudad de México, que se convirtió en su residencia habitual, que alternó con temporadas en Cartagena, donde aún conservaba una casa.

Es por eso que estas dos ciudades se disputan ahora los honores de dónde se llevarán a cabo los funerales del 'papá grande' -parafraseando el título de una de sus obras-, y donde reposarán sus restos para siempre.

El embajador en México, José Gabriel Ortiz, dijo que aunque están respetando este momento de duelo y privacidad de la Gaba (como le decían a doña Mercedes), el país está muy atento sobre la decisión que tome su familia.

Y justamente desde Cartagena uno de sus amigos y quien lo conoció de cerca, el periodista Juan Gossaín, dijo sin titubear, al conocer sobre su muerte: "Es uno de los pocos en la vida que ha conocido la inmortalidad".

"Gabo es uno de los mejores seres humanos que he conocido en la vida. Pero lo que a mí más me conmueve es el amigo…", agregó Gossaín.

Y La Heroica, a la que Gabo tanto quiso, se prepara para recibir a los miembros de la familia, que desde este jueves comenzaron a preparar maletas y encontrarse allí, para recordarlo.

"Realmente descansó", dijo su hermana Ayda García Márquez, con voz resignada y mirada apagada, en medio de un enjambre de periodistas que la rodeaba mientras estaba sentada en un mecedor de la sala de su casa, en la calurosa Baranquilla.

"Lo recuerdo como una persona humilde", enfatizó doña Ayda, para advertir que nunca se le subió la fama a la cabeza, pese a que -dice- "desde que era niño sabíamos que iba a ser una persona importante".

Esa es la imagen que quiere conservar de él, la que le dejó la última vez que lo vio hace más de un año, cuando la visitó en su casa como siempre lo hacía cuando llegaba a Barranquilla.

Pero, sobre todo, que fue un hombre al que lo perseguían a donde llegaba el buen humor, el amor de los suyos y la buena fortuna, como las mariposas amarillas a Mauricio Babilonia.