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Nos tomaste por sorpresa, Miguel...

Héctor Huerta uno de los más reconocidos periodistas de investigación de México, escribió para ESPNdeportes.com. un blog en la que le rinde un sentido homenaje a Miguel Calero. Entre sus conmovedoras palabras se destacá esta frase:"los elegidos de los Dioses mueren jóvenes". Y tu acta de nacimiento te colocaba en zona de riesgo (Ginebra, Valle del Cauca, 14 de abril de 1971) a tus 41 años 7 meses y 19 días.

Llegué Tuzo, crecí Tuzo y moriré Tuzo".
Miguel en su despedida.


Nos tomaste por sorpresa, Miguel...

Te creíamos tan fuerte, tan entero, que nadie de quienes te admiramos lo podemos creer. ¿Por qué, Miguel? ¿Por qué ahora? ¿Por qué este profundo dolor para tu familia directa y para la familia del futbol, que te conoció y reconoció dentro y fuera de la cancha? ¿Por qué provocar esta lágrima traicionera que esparce su tristeza sobre las teclas de la computadora? Nos tomaste por sorpresa, Miguel.

Claro, teníamos el antecedente de la trombosis que sufriste hace algunos años. Nos llevaste al hospital, después a Pachuca para saber cómo iba tu recuperación, nos sentamos a platicar el momento, tus temores, la sensación de que no podías perder esa lucha porque estaban contigo tu familia y el futbol.

Nos alegramos con tu vuelta a las canchas, para cumplir tu meta de ir al Mundial de Clubes de 2008.

Volver al campo era como renacer, decías. Pero ahora, de repente, otra sacudida con la terrible noticia de una segunda trombosis. Nuevamente la ciencia médica a prueba. Y tu fortaleza también. Nadie pensaba en la posibilidad de que perdieras la batalla. Aún ante los peores escenarios médicos estaba la certeza de que eres un gigante de 1.90 metros de estatura, que cuando levantabas los brazos alcanzaban a acariciar el travesaño con el amor de un portero por vocación.

Nos tomaste por sorpresa, Miguel. Y más este lunes, después de una semana de luchar día a día, hora a hora, minuto a minuto. Querías ver de nuevo la luz, a tus hijos, a tu esposa, a tu madre, a tus seres queridos, a tus incontables amigos. La palabra "muerte" simplemente no la considerábamos. "Miguel es fuerte, muy fuerte", nos confortábamos al platicar tu caso, mientras recibíamos informes parciales de coma inducido, de craneotomía descomprensiva, del edema que no cedía, pero luego surgían noticias alentadoras de que estabas "grave pero estable" o que serías despertado para saber las reacciones de tu cuerpo. Pero no considerábamos la posibilidad de "muerte cerebral". Creíamos en el milagro de tu fortaleza, aunque en el fondo nos atemorizaba la sentencia atribuida a la mitología griega de que "los elegidos de los Dioses mueren jóvenes". Y tu acta de nacimiento te colocaba en zona de riesgo (Ginebra, Valle del Cauca, 14 de abril de 1971) a tus 41 años 7 meses y 19 días.

Por eso nos tomaste por sorpresa, Miguel, este lunes, cuando el doctor de tu equipo, José Antonio Torres informó en el Hospital Médica Sur: "Comunicamos que el Sr. Calero tiene muerte cerebral. A partir de este momento Miguel Calero está en soporte vital. No tenemos más que agregar". Enseguida, el neurocirujano Edgar Nathal lo dijo más claro: "Lamentablemente, es cuestión de tiempo para que Miguel Calero muera". Como un golpe contra el poste la noticia. Estado de shock general. Luego la tristeza que no encuentra explicaciones. Hoy sólo nos resta lo inevitable. Irás a una dimensión en la que no habrá dolores. Emprenderás el viaje de tus ancestros, aunque el pesar agobie a quienes más te quieren.

Nos tomaste por sorpresa, Miguel. Y comprobamos que muchas veces la noticia también duele. Tu partida llega en un momento inesperado, aunque tu maestro y amigo Enrique Meza dice bien que "sólo los tiempos de Dios son exactos". Créeme que te vamos a extrañar. Vivimos tus conquistas en la cancha, tu personalidad en la disputa de un partido, tu sentido de responsabilidad para asumir tu rol de líder. Eres leyenda del Pachuca al que tanto le diste. Te llevas el reconocimiento general, de los Tuzos y de toda la comunidad del futbol mundial. Tus logros son el legado del futbolista en la cancha. Pero nos hará falta el hombre que supo ganarse al mismo tiempo, respeto, admiración y cariño. Adiós, Miguel. Te llevas el cariño de miles de personas que no pueden evitar derramar sus lágrimas ante este desenlace inesperado. Te vamos a extrañar. Pero ve tranquilo porque tu familia se queda con el cariño que te ganaste en todas partes, gracias a tu legado futbolístico, pero principalmente gracias a tu calidad como ser humano.

Hemos de confesar: nos tomaste por sorpresa, Miguel. Pero dejas tu obra humana más viva que nunca. Como las pancartas de los días de gloria en el estadio: Grande, Calero.

Buen viaje, amigo.

Y que Dios te reciba con amor...

Atentamente:
"Hetor"