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Robo de cobre en Colombia afecta a más de 5 millones de personas al año

La gran oferta y demanda de cobre en el mundo con destino a la fabricación de aparatos eléctricos o electrónicos, especialmente en China, ha llevado a la delincuencia colombiana a crear un verdadero cartel que ocasiona pérdidas al año a las empresas públicas y privadas del orden de los 45 mil millones de pesos, en promedio, y perjuicios a cerca de un millón de usuarios. Esto significa que al año, según el tamaño de una familia tradicional, habría cerca de 5 millones de afectados.

El cobre se encuentra en tuberías para gas, registros de agua, en el cable de la telefonía fija y banda ancha, entre otros, por lo que su robo afecta a muchas empresas y por supuesto a los ciudadanos.

Mauricio López González, vicepresidente Técnico de la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Públicos y Comunicaciones (ANDESCO), dijo que el fenómeno no es nuevo, que lleva por lo menos una década y tiene un impacto contundente en los usuarios y en las empresas.

Por su parte, Andrés García, jefe de Seguridad de Telefónica en Colombia, explica qué hacen con ese cobre una vez que se lo roban: "Ese cobre va con destino final a la China, país en donde se fabrica toda clase de artículos o materiales con este mineral no ferroso".

Además, García dice que existe toda una cadena de valor que arranca con habitantes de la calle, que lo venden a un grupo intermediario, y éste lo distribuye a chatarrerías que, a su vez, lo entregan a bandas organizadas o a una ferretería más grande. Es ese gran distribuidor el que se encarga de recopilarlo y entregarlo al exportador.

Por su parte, el director de la Policía Fiscal y Aduanera, general Gustavo Moreno, explicó que este problema no solo lo vive Colombia, sino también Venezuela y dice que esa institución ya tiene detectado cómo atacar a cada una de las partes de esta cadena de valor.

El asunto es tan dramático que en la última década las empresas municipales de Cali (EMCALI) han enfrentado pérdidas por casi 83 mil millones, como lo explicaron directivos de esa entidad.

En Medellín el fenómeno viene del siglo pasado. Allí las autoridades saben cuáles son los sitios más frecuentes para la comisión de este delito y dicen que están haciendo todo lo posible para atacarlo.