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Tráfico ilegal de fauna, cuarto negocio con más ingresos después de narcotráfico

El estudio e investigación elaborado por la Unidad de Rescate y Rehabilitación de Animales Silvestres, Urras, asegura que este mercado ilegal figura en el cuarto lugar de ingresos por debajo del narcotráfico, tráfico ilegal de armas y trata de personas o prostitución.

Cada año y según cifras de la Interpol, el comercio ilícito de fauna y especialmente de especies en riesgo de extinción, genera cerca de 17 mil millones de dólares. En Colombia el panorama es preocupante: unos 160 animales son incautados y decomisados por autoridades ambientales.

Claudia Brieva, directora de Urras, asegura que el problema del tráfico ilícito de animales en Colombia, se expandió considerablemente de áreas como los Llanos Orientales, Chocó, Amazonas y el Caribe, a departamentos como Bolívar, Cauca, Córdoba, Santander, Valle del Cauca, Sucre, Antioquia o el centro de Colombia.

"El principal problema del tráfico de fauna en el país es que hay demanda, y en muchas ocasiones quienes compran un animal de estos creen que lo están salvando o están haciendo algo por preservarlo. Mientras un traficante gane dinero, el negocio seguirá, así como la destrucción y la amenaza para muchas especies", afirmó Brieva.

Otro gran conflicto generado por el comercio ilegal de fauna en Colombia, es que los animales silvestres se domestican, se acostumbran a vivir sin riesgos ni amenazas naturales, y luego, cuando se reintegran a sus hábitats naturales, no son capaces de sobrevivir a las condiciones propias de su especie.

Las especies más vulnerables al tráfico ilícito en Colombia son los jaguares, tigrillos, babillas y caimanes por sus pieles, las tortugas e iguanas por sus huevos, o para ser mascotas como algunas serpientes boas, loros y guacamayas, micos, osos perezosos, turpiales y sonsonetes y además incrementa el negocio de la venta de saínos, venados, dantas y lapas para comercializar su carne.