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Un Chile que reclama cambios conmemora 40 años de golpe de Pinochet

Un Chile que reclama cambios, conmemoraba los 40 años del golpe de Estado que instaló la dictadura de Augusto Pinochet, una fecha que llevó a la sociedad a hacer una profunda y dura revisión de su historia, buscando superar sus traumas.

La jornada estuvo precedida de disturbios en barrios periféricos de Santiago, antiguos bastiones de oposición a la dictadura, donde manifestantes levantaron barricadas y se enfrentaron con la policía, dejando al menos 68 detenidos y cinco vehículos quemados.

Las protestas son tradicionales en esta fecha, cuando en barrios pobres de Santiago, pobladores se dan licencia para expresar su descontento pero también saquear comercios, en una mezcla de protesta política y delincuencia.

Los disturbios, en todo caso, han sido hasta ahora de menor intensidad a los esperados por el gobierno, que puso en práctica un plan especial de vigilancia que comprende el despliegue de 8.000 agentes policiales.

"El balance ha sido muy positivo en relación a lo que se esperaba", dijo el ministro del Interior y Seguridad, Andrés Chadwick, al realizar un primer reporte.

Los chilenos "están desarrollando sus actividades en forma total y completamente normal", agregó.

Una conmemoración en medio de reclamos de cambios

La conmemoración encuentra a Chile en medio de reclamos de cambios al sistema político y económico que se mantiene de una dictadura que se saldó con más de 3.200 víctimas y 38.000 torturados, tras derrocar al gobierno del socialista Salvador Allende.

El modelo neoliberal instaurado por Pinochet ha logrado que Chile tenga una reconocida estabilidad económica pero con una enorme desigualdad social tras la privatización de la educación, la salud y las pensiones.

En términos políticos, legó una democracia muy poco representativa, producto de la Constitución que impuso Pinochet.

"No son solamente los movimientos sociales los que han dicho basta en 2011, en 2012 o en los años que vienen, sino que ésta es una lucha por la libertad de los pueblos que se viene desarrollando desde hace mucho tiempo", dijo el estudiante Gabriel González.

Los estudiantes chilenos iniciaron sus movilizaciones hace dos años para acabar con el sistema educativo instaurado por Pinochet, exigiendo educación pública, gratuita y de calidad como la que había bajo el gobierno de Allende, motivando también los reclamos de otros sectores sociales.

"Allende se habría sentido orgulloso de ver los estudiantes en la calle, exigiendo esa educación de calidad y gratuita", dijo este miércoles su hija Isabel, senadora del Partido Socialista, durante un acto de homenaje realizado ante una estatua en honor de su padre.

La fecha ha estado precedida de una profunda y lapidaria revisión del contexto político y de la represión a los opositores durante la dictadura, en programas de televisión, teatro, prensa y otras artes, amplificada en las redes sociales, sobre todo por jóvenes.

"Si comparamos este 40 aniversario con el aniversario número 30, no vimos esta eclosión de debates, de reflexión, de documentales y con alto nivel de interés", dice el politólogo de la Universidad del Pacífico, Patricio Guajardo.

"Hay una generación de los nietos de los protagonistas del 73 que se están atreviendo a preguntarle a sus abuelos qué pasó y por qué pasó lo que pasó, y reclaman su derecho a saber y a juzgar de acuerdo a su parámetros morales", dijo por su parte el politólogo Cristóbal Bellolio.

Duro análisis de Piñera y llamado a superar los traumas

El presidente Sebastián Piñera, el primer mandatario de derecha en llegar al gobierno tras el fin del régimen militar en 1990, se desmarcó de la posición del sector político que representa, dejando claro su rechazo a la dictadura.

Tras una ceremonia religiosa en el palacio de La Moneda, bombardeado por aire y tierra el día de la asonada golpista, Piñera reiteró su condena a los responsables directos de la violación de los derechos humanos pero "también de los que pudiendo haber hecho más, porque tenían cargos de responsabilidad, influencia o investidura y simplemente no lo hicieron".

Los días previos, calificó de "cómplices pasivos" a los políticos de la dictadura y criticó el papel de la prensa oficial de la época y el Poder Judicial.

Este miércoles, tras reiterar sus críticas dijo, no obstante, que "llegó el tiempo, después de 40 años, no de olvidar, pero sí de superar los traumas del pasado".

"Hay un cierto simbolismo con que sea el primer presidente de derecha desde el retorno a la democracia el que también esté condenando las violaciones a los derechos humanos y el golpe de Estado", dice Bellolio.

La conmemoración tiene lugar también en un año electoral.

Con elecciones encima, la oposición de centro-izquierda ha sacado ventajas del pasado que la confrontó a la cruenta dictadura de Pinochet frente a una derecha, hoy en el poder, que apoyó al régimen.

La exmandataria Michelle Bachelet, hija de un general asesinado por la dictadura y víctima ella misma de torturas junto a su madre, es la amplia favorita para adjudicarse la elección del 17 de noviembre.

Bachelet ha sido parte central de las conmemoraciones, a diferencia de su contrincante de derecha, Evelyn Matthei, hija de un exmiembro de la junta militar de Pinochet, que ha permanecido casi ausente.