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Carta abierta al expresidente Uribe

Fernando Posada


Por: Fernando Posada

Respetado expresidente,

En varias ocasiones había deseado escribirle a usted, pero en aras de evitar contribuir a la polarización desmedida me abstuve de hacerlo. Sin embargo esta semana, luego de la irreversible firma de la paz con las Farc y habiendo escuchado sus argumentos en contra del apoyo internacional frente al acuerdo, entendí que me había llegado el momento de compartir con usted esta reflexión.

Usted, como muy pocas personas, conoce los anhelos y los sueños de nuestros compatriotas, senador Uribe. Durante sus años de gobierno su carisma y su innegable don de gentes le dieron la oportunidad de tener contacto con los colombianos con una cercanía nunca antes vista en un mandatario durante nuestra historia reciente. Y fue así que logró también entender las frustraciones, las tristezas y las preocupaciones de quienes han sufrido durante tantas décadas. Si alguien ha conocido de primera mano y visto con sus propios ojos el sufrimiento del pueblo colombiano, es usted.

Por eso no deja de sorprender que la campaña por el ‘No’ que usted lidera para el plebiscito de este domingo, le apueste precisamente a los miedos y los temores de los colombianos, a partir de imprecisiones y exageraciones. A usted, que tantas veces intentó alcanzar algo similar con las Farc y el ELN, lo hemos visto repetir desde todas las tribunas que esta paz traerá consigo la imposición del comunismo, que las Farc instaurarán la ‘ideología de género’, que la única manera de salvarnos de caer en el abismo es por medio del rechazo al acuerdo y una eventual renegociación en la que solo usted nos podrá guiar. Argumentos que además de ser falsos, apuntan directamente a las más profundas preocupaciones de los ciudadanos del común. Maquiavélica y deplorable estrategia, debo decir.

Puedo asegurarle, señor expresidente, luego de haber estudiado el texto de los acuerdos con particular atención, que en ningún punto de lo negociado se hace la más remota mención a la ‘ideología de género’, cuya inminente imposición usted ha llegado a asegurar. También es necesario recordar que ningún proceso de paz en el mundo para terminar un conflicto con una guerrilla de corte marxista ha llevado a la implementación de su modelo económico y político. Ni uno solo. El acuerdo de paz le entregará a la guerrilla una participación mínima en la política, lejos del escenario apocalíptico del ‘castrochavismo’ que ustedes tanto han predicado.

Debo traer a colación que usted también firmó un acuerdo de paz con el paramilitarismo, que aunque no consiguió los mismos elogios internacionales que ha recibido el proceso con las Farc, contribuyó de manera significativa en la reducción de la violencia y el desarme de la ilegalidad. No fue perfecto, como tampoco es el actual documento firmado con las Farc, pero aportó a la paz de Colombia. Es claro que la transición de la guerra a la paz necesariamente requiere de una figura de justicia especial, dispuesta a dar algunas concesiones a cambio del esclarecimiento de la verdad, la reparación de las víctimas y el compromiso con la no repetición. Y es frustrante para una nación con el anhelo de pasar la página, que usted decida criticar aspectos del acuerdo, sabiendo que durante su gobierno le ofreció beneficios similares a los actores armados.

La paz será una realidad en Colombia, doctor Uribe, con su ayuda o sin ella. Pero es mucho lo que su experiencia y su conocimiento del país podrían aportar a la estabilidad del fin del conflicto. ¿Desde cuándo es preferible pronosticar catástrofes improbables antes que acompañar un logro tan trascendental que requiere del esfuerzo de todos nosotros? ¿Es posible que toda la comunidad internacional, la academia y la sociedad civil estén equivocados en su apoyo al acuerdo de paz, y que sea usted el portador de la razón en medio de una nación confundida?

Terminar con este terrible conflicto debe ser prioridad de todos, antes de ser un motivo para dividir y polarizar. Con toda la fe que tengo en Colombia, espero que el triunfo del ‘Sí’ en el plebiscito lo lleve a replantear su papel dentro de este proceso. Tiempos extraordinarios requieren medidas extraordinarias de parte de la ciudadanía y, particularmente, de todos sus líderes.

La paz podría ser más completa con usted, expresidente Uribe.