Cargando contenido

Ahora en vivo

Seleccione la señal de su ciudad

De un ‘Beatlemaniaco’: los primeros 50 años de Sargeant Pepper

Fernando Posada


Por: Fernando Posada

Contrario a las palabras con las que inicia el álbum, ya no se cumplen veinte años, que por cierto son nada, como diría Gardel con razón absoluta. Las notas del Sargento Pimienta de los Beatles, un álbum icónico como pocos, cumplen cincuenta años desde que conocieron la luz, cambiando el rumbo de la música popular para siempre. La madurez llega lentamente y el vinilo que durante tanto tiempo ha dado vueltas sobre la mesa deja ver que algunos años le han pasado ya.

A mí los Beatles me cambiaron la vida, de una manera muy similar a la forma en que revolcaron el mundo de mis padres y de mis abuelos, algo capaz de unirnos y de hacernos recordar con una nostalgia casi idéntica momentos de la vida separados por décadas enteras. Descubrí la música de los Beatles en una de las épocas más vulnerables de mi vida, cuando crecía y cuando el mundo se abría ante mis ojos.

La historia de los Beatles llegó en ese momento perfecto, en el que fui capaz de entender que a través de la línea de tiempo entre cada uno de sus discos, cualquiera que los escuche con cierto detenimiento será testigo del proceso de crecimiento de sus miembros. Los jóvenes que cantaban ‘She Loves You’, rematando con una ola de gritos con forma de ‘yeah-yeah’ también cambiaban y me conmovió desde el principio notar que a través de los años fueron madurando notablemente. En pocos minutos, cualquier oyente es capaz de entender que la música de los Beatles retrata a la perfección un ciclo que comienza con entusiasmo y termina en medio del desgaste y del esfuerzo por preservar la ilusión de los primeros días. A las pocas semanas pedí una guitarra de cumpleaños y nada volvió a ser igual.

El punto de quiebre para esa amistad inolvidable fue Sargeant Pepper’s Lonely Hearts Club Band, quizás el primer álbum conceptual en la historia de la música popular, que significó un nuevo comienzo para la banda, exhausta por las presentaciones en vivo y por la monotonía de las sesiones de grabación. Los Beatles dieron su último concierto en San Francisco en agosto del 66 y se retiraron de la vida pública por varios meses. Durante esos días concibieron un álbum en el que las canciones estaban sorprendentemente conectadas entre sí, hablaban de personajes de su propia creación e involucraban complejos arreglos instrumentales.

La experimentación fue la clave para que los Beatles dieran el brinco del rock and roll adolescente, que ya de por sí les había garantizado un destacado lugar en la historia, para aterrizar en el estilo de la psicodelia y de un rock más maduro. Si los Beatles se hubieran quedado gritando sus icónicos ‘yeah-yeah’, ignorando el llamado a crecer y a explorar nuevos horizontes, jamás habrían alcanzado una inmortalidad similar a la que hoy gozan con tanto merecimiento.

Fue a través de la mezcla de los vientos y los uniformes de la corta era Eduardiana en Inglaterra, con las distantes cítaras de la India y los relatos del repetorio de los circos del siglo XIX que se sentaron las bases de lo que sería el fenómeno de la psicodelia, en el que la extravagancia y las combinaciones más anacrónicas concebían mundos fascinantes en los que todo era posible.

También fue revolucionaria y escandalosa la exploración de la carátula como un concepto más allá de la tradicional imagen de los artistas en la portada, que desde los primeros días de la música grabada había predominado. La tapa del Sargento Pimienta muestra a los cuatro miembros del grupo en medio de lo que pretende ser un entierro, rodeados por enigmáticos y polémicos personajes históricos, como Marx, Oscar Wilde y el mago Aleister Crowley. Un encuentro tan psicodélico como la naturaleza de cada una de las canciones que componen el disco.

Sargeant Pepper plasmó esos nuevos comienzos, retratando el clímax de la participación de los Beatles en el fenómeno de la psicodelia. De principio a fin están presentes experiencias tan diversas como el drama y la melancolía propias del amor no correspondido en She’s Leaving Home, la multicolor extravagancia de Being For The Benefit Of Mr. Kite y la madurez lírica de Ringo Starr, el faro en medio de la batalla de egos que fueron los Beatles, en With A Little Help From My Friends. La última canción, A Day In The Life, es una de las creaciones de los Beatles de mayor complejidad, entregándole giros de desesperación y locura a lo que inicialmente parecería una sencilla balada; el mejor final posible para un álbum que cambió de semejante manera la historia de la música.

Hace poco más de dos años, en medio de uno de los golpes de suerte más inesperados de mi vida, logré intercambiar un par de palabras con el Beatle Ringo Starr durante su visita a Bogotá. La noche anterior había tenido la fortuna de hacer parte del público ante el cual él cantó With A Little Help From My Friends, segunda en el orden del álbum Sargeant Pepper y, sin duda, una de las canciones más cargadas de melancolía entre todo el catálogo de los Beatles. Corto de palabras y de tiempo, alcancé a decirle con la garganta quebrada por la emoción propia de quien cumple un sueño de toda la vida: “gracias, señor Starr”.