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Los políticos tras el ICBF

Fernando Posada


Por: Fernando Posada

Para nadie resulta ajeno el hecho de que el ICBF atraviesa por un periodo de crisis, por cuenta de los millonarios desfalcos de los recursos que deberían ser destinados para la alimentación de los menores más vulnerables del país. Sin embargo, el giro que ha pretendido darle a la entidad el Presidente Santos, con el Partido de La U hablándole al oído, solamente profundiza más la politización del instituto y por ende de la forma en que ejecuta sus contratos.

Por medio de un intenso proceso de lobby y de campaña sucia contra la actual directora del ICBF, un grupo de congresistas de La U tiene como objetivo recuperar el billonario aparato contratista del ICBF. La cuestión es sencilla: Cristina Plazas, aunque hace parte del Partido de La U, desde su cargo les ha quitado, con toda la razón, los contratos a algunos de los más polémicos operadores, que están estrechamente vinculados con políticos regionales, quienes a su vez dictan las directrices de contratación en las regiones que controlan electoralmente.

Dicho así, quienes en el Partido de La U antes eran dueños de la contratación regional del ICBF y utilizaban esos recursos para beneficiar a sus allegados políticos y devolver favores, ahora tienen una pelea cazada contra Plazas. Además fue ella quien institucionalizó en la entidad la elección de operadores directa desde Bogotá para los casos de departamentos en donde más casos de corrupción se han presentado.

La politización de las direcciones regionales del ICBF y sus esquemas de contratación ha sido conocida por todos los colombianos a lo largo de los años. Abiertamente y sin el más mínimo tapujo, el grupo político del senador ‘Ñoño’ Elías y del representante Eduardo Tous llegó al punto de expulsar de su colectividad al entonces director del ICBF en Córdoba, José Luis Verbel, por su “indisciplina” frente a las exigencias del denominado grupo de la ‘Ñoñomanía’. Elías y su ‘combo’ eran dueños de la dirección regional del ICBF y la convirtieron en su plataforma contratista para devolver favores a sus allegados electorales. (Lea aquí la investigación sobre el aparato contratista de la ‘Ñoñomanía’ y la dirección regional del ICBF Córdoba)

El anterior es solo un ejemplo de los muchos casos documentados que evidencian la manera como algunos políticos han absorbido al ICBF dentro de sus estructuras, convirtiéndolo en su caja menor. Ese aparato contratista no solamente funciona dentro de la lógica clientelista de la devolución de favores, sino también resulta estratégico para el fortalecimiento del capital político que los caciques buscan abarcar especialmente en época de elecciones.

Las falencias que rodean al ICBF han llevado a que se cuestione la labor de Cristina Plazas como directora, lo cual resulta completamente válido si se tienen en cuenta los problemas que enfrenta la institución: algunos son recientes y otros han sido heredados de administraciones pasadas. Pero de la gestión de Plazas debe destacarse que nunca ha obedecido a las demandas clientelistas que buscan imponerle algunos congresistas y que por medio de varios revolcones ha golpeado fuertemente esas estructuras que por años habían corroído al ICBF.

Que los jefes políticos del Partido de La U, que antes veían el ICBF como una plataforma contratista a su servicio, ahora pidan la cabeza de Plazas, significa que algo ha hecho bien. Si el presidente Santos quiere salvar al ICBF, en vez de devolvérselo a los culpables de la crisis, debe eliminar todas las posibilidades de que los políticos vuelvan a controlarlo.