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Carnaval de Barranquilla, una ventana de libertad

Cárcel Modelo de Barranquilla, durante la Batalla de Flores.

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El Carnaval de Barranquilla se vuelve incluyente aún con aquellos que están privados de la libertad, siendo la Cárcel Modelo, el último tramo del cumbiódromo de la vía 40, centro de reclusión desde donde se asoman en sus celdas algunos internos para disfrutar de los desfiles, convirtiéndose en la máxima expresión de libertad en la arenosa que le da color a su pena entre rejas.

Desde hace 25 años pasa el Carnaval de Barranquilla por la vía 40, justo frente a la Cárcel Modelo construida en 1947 durante el periodo de Eduardo Santos, tío abuelo del actual presidente de la república Juan Manuel Santos.



Este centro carcelario también queda a pocos metros del río Magdalena, siendo un contraste, una paradoja y para algunos una contradicción que justo en medio de estos grandes símbolos de la ciudad se encuentra ésta población privados de su libertad, pero a su vez disfrutando de los mismos.



En la Cárcel Modelo de Barranquilla permanecen 1.232 reclusos, 712 de ellos en el patio B quienes se turnan el puesto de seis ventanas de 2 metros de largo, por 1.5 metros de ancho, que se convierten en verdaderos palcos por donde los internos sacan sus piernas y brazos entre los barrotes oxidados que los separan de la libertad de vivir el Carnaval, viendo desde allí las coloridas carrozas de la Batalla de Flores, la música y disfraces de las comparsas durante la Gran Parada y la emblemática Gran Parada de Fantasía.



Pero ellos gozan la fiesta, y se sienten uno más dentro de la celebración cuando  la mayoría de comparsas los saludan, les envían besos y gestos de solidaridad, los honran girando hacia sus ventanas con un mensaje de apoyo para salir de allí cuanto antes.

“Pasar por la cárcel es el momento más significativo, uno se eriza al pasar por ese tramo pues uno quisiera estar allí con ellos, llevarles esta alegría, es muy bonito lo que se siente y en ese momento no los juzgamos sino al contrario los invitamos a reflexionar” dice Marcela García Reina del Carnaval de Barranquilla 2016.





“Yo desde siempre que he salido por la vía 40 los saludo, con las Marimondas, con los Congos, en esta oportunidad estaba vestida de pavo y giré para saludarlos, me gritaron y fue muy emocionante, aplaudieron desde allá arriba” agregó Marcela.



 

Pese a ser la Cárcel Modelo el último tramo del desfile de Carnaval en la diagonal de la vía 40 con la calle Murillo, los danzantes dicen que pese a estar cansados del largo trayecto en una maratón de 8 kilómetros de recorrido, este es el sector donde más energía deben sacar a relucir “Por ellos aguantamos el recorrido, apenas los vemos queremos bailar más, queremos saludarlos y enviarles besos a distancia, son como una motivación para nosotros y nosotros para ellos” dijo Mary Gutierrez vestida de cumbiambera.



Pero ellos no solo logran ver los desfiles, en años anteriores las reinas populares en compañía de un grupo de gestores sociales y hacedores del Carnaval, liderado por Nancy Esther Naar Jaramillo, mejor conocida como Mamá Nancy, ingresaban a la Cárcel Modelo para bailar con los reclusos, llevando música para salir por un instante de la monotonía del encierro, aunque este año no fue posible por lo corto del Carnaval y el cambio de administración en los gobiernos regionales que apoyan este tipo de iniciativas.



“Este año he estado un poco enferma y todo fue muy rápido, pero no olvido a mis hijos, siempre les llevamos música y color a sus vidas en estos días de Carnaval, entramos a esos muros y los contagiamos de vida, ellos son muy respetuosos con la reinas, se saben comportar y quieren cambiar” dijo Nancy Esther Naar Jaramillo, líder social.



Mientras tanto del otro lado de la vía 40 están los palcos, gente en sillas y bordillos quienes también esperan que aquellos que están entre rejas puedan salir pronto “Pues a uno le da nostalgia, aunque por lo menos lo pueden ver, algunos no tienen la posibilidad, pero los que se logran asomar se la gozan, sacan sus manos, mueven los hombros, se ríen, se ven alegres” dice Laura Oñate una de las asistentes a la Batalla de Flores”.



Los familiares de los reclusos quienes ese fin de semana no lograron ver a sus seres queridos esperan que el Carnaval les sirva para reflexionar y salir transformados “Mi hijo está allí porque lo descubrieron robando, a él le encanta el Carnaval, es parrandero pero por sus errores se lo perdió el año pasado y este también, yo le digo hijo sal del mal camino para que el otro año pueda recorrer libre la vía 40” dijo María Yuliet Clavijo.



Durante tres días de Carnaval la alegría se apodera de los internos de la cárcel Modelo de Barranquilla, ellos nunca han enterrado la fiesta como ocurre con Joselito Carnaval quien toma otro recorrido distinto a la vía 40, ellos son el final de un recorrido de comparsas que nadie olvida, que los invita a pensar que la resocialización es posible y que el único momento en el que se decreta el desorden es en el Carnaval en medio de una Batalla de Flores, pero sin afectar a ninguno de los hermanos que están afuera esperándolos para compartir su libertad.