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El Bronx un año después: los habitantes de calle

Un año después de la intervención del sector conocido como El Bronx, los habitantes de calle aún siguen presentes en los alrededores del lugar.

Foto RCN Radio




Por Javier Jules


Un año después de la intervención del sector conocido como El Bronx, los habitantes de calle aún siguen presentes en los alrededores del lugar.


Caños, alcantarillas y puentes especialmente sobre la calle 6 entre las carreras 50 y 10 se han convertido en los escenarios en donde improvisados 'cambuches' albergan a estas personas.


Cuando tenía 20 años, Jordi Rodríguez partió de su natal Santa Marta buscando un mejor futuro en Bogotá. Lo primero en lo que se ocupó fue en bajar carga de las tractomulas que llegaban a Corabastos.




[imagewp:349995] Foto RCN Radio

Desde esa época han pasado dos años y aun recuerda que al consumo de drogas llegó por alguien que creía era su amigo. A Jordi es fácil encontrarlo hoy cerca de la calle 6 con carrera 9 en el centro de Bogotá. En esta ocasión al abordarlo se muestra intranquilo pero no violento. Con dificultades para hablar pero se hace entender.


“Yo he querido cambiar, yo si quiero cambiar la verdad, pero ahorita tengo unos problemas profe, problemas de la droga, como siempre ha existido", asegura.


Jordi mide alrededor de un metro setenta, es de contextura delgada, su ropa está totalmente rota y sucia al igual que su piel y su pelo. A pesar de tener 22 años se nota mayor, en su mano sostiene una pequeña pipa con la que consume bazuco, el mismo que le causó la pérdida de algunos dientes.


Asegura que quienes manejan el comercio de drogas siguen teniendo injerencia en la zona. A ellos les debe 57 mil pesos y sabe que tiene pagarles porque está amenazado. Dice que no es peligroso, solo enfrenta problemas.




[imagewp:349998] Foto RCN Radio

“Obviamente nosotros somos personas normales y yo no tengo problemas con nadie, solamente ese es el único problema que tengo ahora“, advierte.


Jorge González es un sociólogo que desde hace 15 años se acercó a sectores como la L, Cinco Huecos y el barrio San Bernardo. En medio de un ejercicio académico ha recogido experiencias sobre lo vivido en esos sectores.


Sostiene que la intervención al Bronx no atendió el problema social para quienes estaban en ese lugar.


“En ese espacio tenían resuelto el consumo, la producción del recurso para garantizar ese consumo, tenían resuelto algo de vivienda en las condiciones que se daban ahí y la realidad en la que vivían era incluyente, porque al fin y al cabo todas las personas que estaban en ese entorno eran consumidores como ellos“, señala el profesional.


El ingreso por la fuerza el pasado 28 de mayo solo despejó el espacio intervenido pero no resolvió los problemas de los consumidores. Ahora, según González, ocupan los que llama 'No Lugares', cerca de donde pueden seguir consiguiendo las drogas.


“Son sitios a los que no va nadie, en esos lugares es en donde ellos no digamos que están cómodos sino que nadie va a preocuparse porque ellos estén ahí ni nadie los va a sacar, entonces debajo de los puentes, en algunos separadores de vías, sobre la 30“, agrega González.


Es ahí en donde a diario intenta sobrevivir Jordi junto a los demás, los que ha conocido en medio del consumo.




[imagewp:349996] Foto RCN Radio

“A veces nos encontramos entre siete y ocho personas, uno las conoce y comparte, pero es muy dura la vida en la calle“, expresa el habitante de calle.


El sociológo González asegura que está bien no permitir lugares como el Bronx en donde varios delitos se consumaban permanentemente, pero no se puede desconocer la presencia de quienes ahí estaban.


“Antes de pensar en resolver por disolución ese tipo de situaciones o ese tipo de ambientes o ese tipo de espacios habría que pensar en cuál es la respuesta, cuál es la oferta, cuál es la alternativa que se les da, porque siempre pasa que hay una dispersión y aparecen focos múltiples y la situación se hace más compleja de atender“, destaca el sociólogo.


Jordi se toma un vaso de jugo de naranja y con sus manos temblando sigue intentando buscar algo que reciclar. Se aleja reiterando que tiene que pagar la deuda con sus proveedores de drogas, dice que puede desaparecer si no lo hace.


“Pagar esa plata, ya pagué la mitad, me toca pagar el resto para poder caminar libre por las calles o sino me pueden matar“, puntualiza Jordi.


Durante el recorrido en las horas de la mañana por el caño de la sexta al menos 12 personas habitantes de calle salieron del lugar. La Policía hace rondas permanentes, pero se limita a correrlos de la zona. Cuando los uniformados se van, allí regresan.