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El padre que ha confesado a más de cien niños guerrilleros

Foto RCN La Radio // Carlos García

Entre sus historias relata la del joven que a sus 17 años había asesinado a más de 50 personas.

El padre Fabio Estupiñán es nacido en Boyacá, tiene cerca de 50 años de edad y una cantidad incalculable de historias por contar debido a los encuentros que en cierto momento de su vida tuvo con menores que pertenecían a grupos armados ilegales.

Su énfasis religioso, ha sido atender situaciones de dolor de los jóvenes víctimas o victimarios del reclutamiento forzado por parte de guerrillas o paramilitares del país.

Parte de su trabajo se situó en Tunja, Boyacá, en dónde en medio de su labor pedagógica y profesional, varios de los muchachos se acercaban a él en búsqueda de un apoyo espiritual.

"Una historia que siempre cuento es la del joven de 17 años que a su corta edad había cometido 56 asesinatos y una de las cosas que le habían hecho hacer era el famoso pacto con el diablo, este pacto hacia que él no sintiera remordimiento por nada sin importar que tuviera que matar o descuartizar", relató el religioso.

Y continúa contando que " un día me pidió una cita a las ocho de la noche, quería sacar de sí cada uno de sus delitos, entonces era víctima a víctima contando como era que había hecho".

"Recuerdo algunas de las víctimas que a él mismo le habían impactado y no lo dejaban dormir en paz. Una de esas es la historia de una niña del grupo contrario que tenía más o menos 14 años y a quién le obligaron a que la descuartizara pedacito a pedacito; ese episodio no le dejaba dormir porque él sentía todavía el llanto de desesperación de la niña y la mirada en donde su víctima que le suplicaba que la matara sin tanto sufrimiento", es parte de lo que cuenta.

En parte del relato, Estupiñán asegura que "ese mismo joven un día tuvo que ir asesinar a uno de sus tíos porque era un desgraciado y era la orden que le daban".

En otra de las tantas historias, el cura cuenta que "una de las niñas, por ejemplo, odiaba ser mujer, porque simplemente se acordaban de  ella cuando necesitaban una prestación sexual y por lo demás era un soldado más que tenía que combatir, luchar, cargar maleta al igual que cualquiera de sus compañeros".

"En época de su periodo menstrual no había compasión de nada, no tenía posibilidad a queja ni a la sensibilidad. Tenía que marchar, por ese motivo odiaba su posición de mujer dentro de las tropas", dijo.

Fabio Estupiñán contó que esta joven a sus 17 años ya había tenido muchas relaciones sexuales y "tres abortos".

El padre califica esta situación como "macabra porque la guerra no conoce ninguna ética".

En medio de sus declaraciones, el religioso reflexiona que esta "es una guerra absurda porque sin duda hay historias que la misma palabra no alcanza a definir el dolor que impregna en medio del alma y los corazones y son marcas que muy difícilmente podrán superar".

"La realidad aveces es más dura que lo que la misma fantasía aveces inventa", dice Estupiñán al pedirle a los colombianos que pensemos sobre nuestros gestos de paz.

El padre dice que por su trabajo tuvo que salir varios años del país porque lo amenazaron. Hoy trabaja en la localidad de Ciudad Bolívar con niños de ese sector de Bogotá.