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Fernando Rodríguez, vendedor ambulante de 73 años en Bogotá.
RCN Radio.

Fernando Augusto Rodríguez, de 73 años, vende dulces en una esquina cerca a la plaza del Restrepo, en el sur de Bogotá. Usa tapabocas y guantes porque dice que son su única protección para el virus y el hambre.

Don Fernando llama la atención por su situación, en medio de las calles medio vacías del barrio Restrepo. Con su pelo blanco, zapatos bien lustrados y ropa muy bien cuidada -que tiene puesta desde hace varios días- lanza su SOS.

"No me he podido cambiar porque el 'pagadiario' donde me sacaron, se quedó con mi ropa, hasta que no le pague la deuda", relató. Dijo que allí pagaba $7.000 diarios por una cama y afirmó que le cobraron servicios, y como no tuvo cómo pagarles, entonces lo sacaron y se quedaron con su ropa como garantía.

Cuando se le pregunta por su familia, señaló que ya no tiene a nadie. "Estoy solo desde hace unos 20 o 25 años. Ya no recuerdo bien", contó mientras sus ojos se llenan de lágrimas.

Lo que sí recuerda, y le hace cambiar el semblante, es cuando trabajó durante 18 años en la empresa Koala, vendiendo BonIce (helados).

[VIDEO] El drama de los vendedores ambulantes

"Yo estudié para las ventas cuando era joven. Sé de administración de empresas, de psicología. Trabajé en Koala pero hace unos años, me hicieron una cirugía a corazón abierto y me sacaron de la empresa. Estuve solo durante ese tiempo. Nadie fue a visitarme durante mi hospitalización", comentó.

Al referirse sobre su actual residencia, don Fernando dijo que vive -a su avanzada edad- en un vehículo. "Un conocido, que tiene un parqueadero, me está prestando un carro y una cobija", señaló.  

También indicó que algunas personas de buen corazón le han dado mercado y le dieron una plata. "Con eso pude comprar estos dulces y cigarrillos", explicó. Fernando aseguró que no ha recibido ayudas por parte del Distrito ni del Estado, ni está inscrito en programas sociales.

"El lunes me vendí $11.000. Llegó acá como a las 6:30 de la mañana, me doy una vuelta por el barrio. Pero eso sí, me toca estar muy pendiente de los policías porque me han amenazados varias veces con ponerme un comparendo de un millón de pesos, si sigo vendiendo en la calle", relató. 

A don Fernando le da un poco de risa irónica que no tiene para pagar donde vivir y aún así le quieren imponer un comparendo. "Si no tengo para pagar un pagadiario de $7.000, mucho menos un millón de pesos en una multa", concluyó. 

Fuente

Sistema Integrado de Información

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