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Bomberos de Bogotá
Rcn Radio

Hablar aquellos hombres que hacen parte del cuerpo oficial de Bomberos es adentrarse a un mundo de historias humanas y profesionales que ellos tienen por contar. Muchas de ellas dolorosas, otras anecdóticas pero todas con espíritu indiscutible de servicio.

Este viernes el micrófono de RCN Radio visitó a las 3:00 de la madrugada  la sede de los bomberos en la localidad de Chapinero en Bogotá, en donde un sargento, un maquinista y un bombero “raso”, hablaron de tragedias, anécdotas y de los fantasmas que los atormentan tanto en las instalaciones como en un viejo hospital vecino que permanece abandonado.

El sargento Javier Romero, quien lleva 14 años en la institución, contó lo difícil que fue para él atender la emergencia del atentado al Centro Comercial Andino el 17 de junio del 2017.

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“Inicialmente nos pidieron un servicio por una explosión y creímos que había sido por el gas del centro comercial, a medida que avanzábamos hacia el lugar nos daban más detalles hasta que nos confirmaron que había sido un atentado. Llegar fue aterrador”

“Parecía de esas películas de acción donde hay muchos disparos. Se veía mucho humo, tierra, la verdad había poca visibilidad”

Para el maquinista Juan Manuel la escena fue realmente terrorífica. “La gente estaba en mucho pánico. Casi nadie hacía caso para evacuarlos. Recuerdo que se confundía la sangre, el humo con el agua del baño. No olvido a la señora herida que estaba al lado de una columna y quien finalmente perdió una pierna”.

Para Cristian, a quien de cariño le dicen el “Goliat de los bomberos” por sus casi dos metros de estatura, llegar a una escena como la de este atentado es muy difícil manejarlo en materia emocional.

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“Uno lo que hace es desechar esas escenas y tratar de sacarlas de la mente para que no le afecte cuando llega a casa, aunque la verdad es difícil dejar de relacionar una escena con la familia. Si el involucrado es un niño, uno piensa en sus hijos, si el involucrado es un anciano es casi imposible no pensar en el papá”, dijo.

Las lágrimas de los bomberos

“Nunca olvidaré el día que me tocó atender la escena de los 21 niños del colegio Agustiniano Norte que murieron de una manera terrible”, dijo el sargento Romero tras aceptar que vivió ese episodio cuando manejaba una ambulancia y no pertenecía a los bomberos.

“Un compañero contó que uno de los niños que trasladó era el hijo del jefe de urgencias del hospital a donde lo llevó, así fue como el señor se enteró que su hijo había sido víctima del accidente”, contó.

Por su parte Cristian narró cómo fue que el 28 de diciembre del 2018, sobre la calle 45, un incendio de grandes proporciones acabó con la vida de una anciana.

“Cuando llegamos las llamas ya la habían calcinado, fue imposible salvarle la vida. Los vecinos cuentan que ella se alcanzó asomar por la ventana del tercer piso pero ya estaba prendida en llamas”, narró.

El maquinista Juan Manuel relata, con dolor, los seis días que debió estar en el río Bogotá buscando a un niño de seis años que perdió la vida luego de estar jugando con su hermano.

Los fantasmas

“En todas las estaciones de bomberos asustan” esa es la expresión general en la que los tres coincidieron.

“Esta estación queda al frente de un hospital en el que todas las noches vemos sombras y escuchamos cómo tiran las puertas” narró uno de ellos.

Pero al interior de la estación también asustan. “A un compañero que estaba haciendo ejercicio se le apareció una niña y lo saludó. A mi me abrieron la puerta de la nevera y después la cerraron”, relató otro.

Fuente

Sistema Integrado de Información

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