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Los cinco males de la peatonalización en la Séptima

Uno de los males de la Séptima son los daños prematuros en las obras / Foto Carlos Brand - RCN La Radio




Retrasos de las obras, daños prematuros en los materiales y vandalismo son algunos de los cinco males de la peatonalización de la Carrera Séptima en Bogotá que advirtieron ciudadanos durante un recorrido por las obras.

Las quejas de los usuarios sobre los males de la Séptima inician en el extremo sur de la obra, en la Plaza de Bolívar, donde el trabajo es intensivo, para una obra que ha sido aplazada en su entrega dos veces.

"No sé qué es lo que le pasa a los ingenieros, ¿será que les da sueño? Porque por mucho tiempo no trabajaron, para ir a la tienda a beber sí hay plata, pero para trabajar no", dijo una transeúnte habitual del corredor.

El Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) reiteró que todos los gastos derivados del aplazamiento de la entrega corren por cuenta del contratista, aunque comerciantes advirtieron que los retrasos siguen perjudicando sus ventas.

El segundo mal de la Séptima se encuentra pocos metros al norte de la Plaza de Bolívar y se repite en varios sectores a lo largo de la zona intervenida; consiste en daños prematuros en piedras y adoquines de la obra sin entregar aún.

"Si usted se fija, acá en la calle 12 en la esquina, hay un adoquín que solo lo pusieron, no lo fijaron con nada", dijo un comerciante de la zona.

Un transeúnte añadió que "hay varios lugares donde usted puede ver que las placas quedaron pequeñas o se rompieron".

Coincidieron en asegurar que posiblemente la premura por la entrega parcial de algunos tramos haya generado la instalación inadecuada de materiales.

Sin embargo, Carolina Barbanti, vocera del IDU para las obras de esta avenida, aseguró que aún no se han recibido a satisfacción los trabajos y no se recibirán si la Séptima no se entrega en perfectas condiciones, “así mismo el contratista tiene un seguro y en los próximos cinco años queda disposición para garantizar la entrega de una obra en perfectas condiciones”.

El tercer mal de este corredor es la inseguridad, que según varios entrevistados, generan las restricciones para el tránsito que generan los trabajos.

"Se quedan en los costales (polisombra) y cuando uno ya no puede hacer nada pues se le van encima y lo roban", dijo el señor Pedro Castillo, asiduo transeúnte en el lugar.

Un comerciante informal dijo que "la inseguridad se ha puesto peor, sobre todo en las noches, yo trato de irme antes de las 8:00, porque se pone muy oscuro".

Para los usuarios de la Carrera Séptima el cuarto mal de las obras de peatonalización no está relacionado con los trabajos sino con hechos de vandalismo, que han tenido su mayor expresión en la ruptura de una vitrina conmemorativa de los viejos tranvías hallados durante las excavaciones.

"Lo rompieron, parece que con una botella, con dos días de instalado qué se puede esperar más adelante, que vuelvan todo pedazos", dijo un voceador de periódico que tiene su puesto justo en frente del lugar donde vandalizaron los trabajos.

Dichos costos, serán pagados con el dinero de todos los contribuyentes capitalinos, enfatizó el IDU, sobre esos daños.

El quinto mal radica en la falta de apropiación de las obras, ya que se pueden identificar problemas como el uso de las papeleras de basura, como canecas de residuos ordinarios, cuya principal consecuencia es el líquido lixiviado que se escurre de estos elementos hacia el suelo, generando malos olores.

También se pueden ver todo tipo de basuras, como retazos de tela y tablas, las bancas de los nuevos espacios están empezando a ser usadas como dormitorios por algunos habitantes de calle y se ven grafitis sobre el suelo del corredor.

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