Cuatro mujeres fueron asesinadas en menos de una semana en Medellín
En el caso más reciente murió una madre de familia junto a su esposo, en medio de un ataque sicarial.
Marisol Molina Estrada, madre de dos menores, murió con su esposo en un ataque sicarial en el barrio Castilla. Pocas horas después se conoció el homicidio de otra mujer, en el sector de La Macarena, suroccidente de Medellín.
Este crimen ocurrió a pocos metros de un CAI de la Policía, donde las autoridades hallaron a la víctima de unos 35 años con golpes en su rostro y en el cuerpo.
Según trascendió, la mujer era de tez blanca, contextura gruesa, cabello color castaño largo, vestía blusa roja, pantalón negro y tenis blancos.
El subcomandante de la Policía Metropolitana, coronel Pablo Ruiz, manifestó que debido a los arbustos y la poca visibilidad, los uniformados de la zona no pudieron percatarse a tiempo de cómo ocurrieron los hechos.
“Los hechos suceden a menos de 200 metros del CAI y el tema de visibilidad a esa hora, por unos árboles de altura considerable, no era muy clara. Por eso, estamos en la búsqueda de información y con los videos registrados en las cámaras de seguridad se trata de verificar este hecho".
Estos casos se suman a los homicidios de Yeraldín Rodríguez Bedoya, una joven de 17 años, madre de un bebé de seis meses, asesinada en la Comuna 13, y de María Ofir Camargo Zapata, víctima de ataque con arma blanca en el centro de la capital antioqueña.
En total, este año se reportan en Medellín, 38 homicidios de mujeres, 13 de ellos catalogados por las autoridades como feminicidios.
Feminicidios en ascenso
El Instituto de Medicina Legal reportó que en los primeros seis meses de 2018 se presentaron 10.328 casos de violencia contra la mujer, un promedio de 57 casos diarios. Estos son los casos que se conocen porque se presentó una denuncia o porque las autoridades recibieron una alerta por parte de la comunidad.
Existen muchos, indica el director de Medicina Legal, Carlos Eduardo Valdés, que no se conocen porque la víctima siente temor a denunciar o por miedo a una retaliación y una revictimización.
Reconociendo que existe una falla en la administración de la justicia que no siempre es efectiva y clara para sancionar este tipo de hechos, prefieren callar y continuar soportando los maltratos.
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