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Belisario Betancur, expresidente de Colombia
Belisario Betancur, expresidente de Colombia
Colprensa

El expresidente Belisario Betancur Cuartas hace varias décadas editó su primer libro de versos titulado ‘Poemas del caminante’. Sí, al margen del tema político, el exmandatario pasará a ser recordado en el país y entre el mundo de los hispanos parlantes como uno de los literatos más reconocidos.

Fue el poeta Mario Rivero el primero en pasar a publicar los poemas de Betancur en 1993 en su revista Golpe de Dados.

En contexto: Expresidente Belisario Betancur falleció

Pero la incursión y posterior influencia de Betancur en el mundo de la literatura no quedó ahí. Algunos llegaron a asegurar que el poeta acabó por ‘matar’ al político pues una faceta superó a la otra frente a aquel antioqueño que gobernó Colombia entre 1982 y 1986.

De hecho, no faltó también aquel que consideró que para un poeta como Belisario Betancur no resultó fácil asumir el desafío de ser presidente de Colombia entre 1982 y 1986.


Los versos fueron el gran amor de Belisario Betancur, quien –de acuerdo a varios cronistas– aprovechaba la noche de sus viajes por el mundo para hacer sus poesías.

En imágenes: La vida de Belisario Betancur Cuartas, en imágenes

Expresidente Belisario Betancur fallece a sus 95 años

Esa vena poética de Betancur quedó en evidencia en Poemas del Caminante:

CATARATA DE PIEDRA 

Para Teddy Kollek, 
alcalde de Jerusalén. 

Todo era piedra 
(Chagall miraba desde el sol, 
desde la luz miraba, aire inflamado). 
Aquel día fue creada además el alma de la piedra, 
antes del muro, antes del salmo, 
antes del templo y de la tarde. 

Piedras brotaban como si fueran 
manantiales de dura luz sonora: 
subían y descendían las escaleras 
hacia el mar, el incienso y la plegaria. 

Todo era piedra y luz. 
(Sangraba el corazón, el de la piedra 
sangraba y el del árbol sollozaba). 
Volaba el aire hacia la arena en sueño 
sin el consentimiento de la brisa 
sometido a los cielos bizantinos, 
piedra a gota el Cedrón retrocediendo 
hacia la ciudadela y la muralla 
como una catarata disecada. 

Le mordía la luz el labio al aire 
como de amor se muerde una manzana, 
mientras Chagall pintaba a borbotones 
de color los caminos calcinados. 

Te hablo desde el lugar más amoroso
del corazón, 
Jerusalén donde la roca canta, 
árbol sembrado entre dureza y frutas 
allí esperando 
que la guerra y la paz, que las canciones 
estremezcan la luz entre las ramas. 

Fuente

Sistema Integrado Digital

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