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Curacao Barranquillero
Foto Rcn Radio

La vida le cambió al barranquillero Daniel Florez Hurtado cuando le diagnosticaron COVID -19, tras su llegada a la isla de Curazao, luego de realizar un viaje de vacaciones a los Estados Unidos.

La noticia le impactó de tal manera, que una vez que conoció el dictamen médico comenzó a hiper-ventilar y llenarse de incertidumbre por todas las implicaciones que significaba contraer el coronavirus. 

En su relato, Daniel manifestó que los primeros síntomas de la enfermedad fueron un extraño dolor de muelas, que luego evolucionó a fiebre mayor de 38 grados, tos y dolor en todo el cuerpo. Muy a pesar de su edad y previendo que a las personas mayores de 30 años no les daba tan fuerte la enfermedad del COVID-19, su diagnóstico comenzó a salirse de control. 

Los médicos le manifestaron que tras los síntomas que tenía era indispensable el procedimiento de sustitución temporal de la función ventilatoria normal por la patológía que comenzaba agravarse, sobre todo por no poder cumplir su ciclo fisiológico de respiración autónoma. 

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Daniel, en medio de su condición, solo era testigo de como sus pulmones comenzaban a fallarle lentamente. El aire que siempre tuvo la facilidad de respirar en sus jornadas de deporte con sus amigos,  comenzó a hacerle esquivo colocándolo tras las cuerdas y sin aliento. 

El barranquillero en diálogo con RCN Radio contó que: "La vida se me iba, yo me veía más en el cielo que en otro lugar, mi cuerpo no me respondía y caminar para ir a realizar mis necesidades básicas era todo un calvario. Todo el tiempo tenía que tener el respirador porque mis pulmones prácticamente estaban al mínimo de su funcionamiento".  

"Esto es duro", le decía a sus amigos del municipio de Soledad en los videos que pudo mandar en medio de su viacrucis. "Mi semblante cambió, mi cabello y mi rostro representaban la angustia de no tener aire. No era fácil levantar mis brazos y piernas, tenía la ansiedad a mil, el aleteo nasal no me dejaba dormir la siesta, tenía que tener la boca abierta, mis labios se me cuartearon y el agotamiento en general no me dejaba tener horas de sueño reparador", señaló el Barranquillero.  

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Al pasar los días y  gracias a los cuidados médicos y a la forma en como evolucionó la enfermedad en su cuerpo, Daniel Florez, comenzó a recuperar el semblante y el aire ya podía circular a media máquina con sus propias fuerzas. Aunque mantenía la ventilación asistida, algo tan sencillo como caminar para pasearse por la habitación, ya era una tarea más fácil de hacer. 

En el último video que envió por sus redes sociales a sus familiares en Barranquilla manifestó que el COVID-19 es una dura enfermedad que no hay que tomarla como un juego. En el mensaje expresó que: "Hay que permanecer en casa, cuídense mucho, eviten de salir, traten de tomar eucalipto, el té verde, coman ajo, lo que puedan hacer para cuidarse, este virus no es fácil, nos friega completamente, pero a pesar de todo le doy gracias a Dios por todo lo que he vivido"

Daniel F. Hurtado, quien reside en la isla de Curazao, permanecerá en aislamiento preventivo con el fin de recuperarse en su totalidad. Pese a todo lo vivido su mayor temor son las secuelas que puedan quedarle de la enfermedad, pero a pesar de esto mira la vida con fe con el fin de ser testimonio para otras personas. 

Fuente

Sistema Integrado de Información.

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